Las empresas españolas se abren paso en Mauritania

Por Lorenzo Medina 
Foto: Repsol busqua petróleo en Mauritania en una superficie neta de 10.115 km2. 
 
Mauritania es el país más pobre y también más desconocido del Magreb. Este país de 3,7 millones de habitantes que tiene influencias africanas, árabes, beréberes y francesas, no tiene el potencial económico de Argelia o Marruecos ni un sistema democrático comparable al de Túnez en estos momentos. Pero Mauritania no es una foto fija, sino una realidad cambiante situada entre el Magreb y África subsahariana y cerca de las Islas Canarias. Tiene recursos naturales sin explotar: hierro, oro, cobre, fosfato, yeso, azufre y petróleo. Su economía, aunque sigue estando muy atrasada, creció un 7% en 2013. Fue  el mayor crecimiento en África y Oriente Medio. La inversión aumentó un 42%. Como señala el experto económico y especialista en el Mediterráneo Anwar Zibaoui, “las ventajas económicas y los recursos naturales combinados con una ubicación estratégica, son una buena carta de presentación para atraer la atención de las empresas internacionales”.  Zibaoui recalca que “el país apuesta por la colaboración público-privada en sectores como el agua, la electricidad y el transporte, e incentivar a los inversores en sectores productivos que ayuden al desarrollo de la competitividad, ofreciendo compartir los beneficios de la explotación de su riqueza de recursos minerales, la pesca, la ganadería y el petróleo”. España es uno de los principales socios comerciales de Mauritania, con un 5,47% de comercio exterior. Mauritania es también un país prioritario para España en el ámbito de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Es receptor, en primer lugar, de fondos para frenar el acceso de migrantes subsaharianos a las costas españolas. Así lo contempla el Acuerdo Hispano-Mauritano de Inmigración de 2003, que prevé la posibilidad de readmisión por parte de Mauritania tanto de sus nacionales que se encuentren en situación irregular en España como de ciudadanos de terceros países que hayan llegado clandestinamente a España a través de Mauritania. Mauritania  es destino de fondos destinados a  la implantación de empresas españolas como Repsol, que busca petróleo en las costas de las zonas de Taudemi y Binter. Repsol está presente en Mauritania gracias a la participación en un bloque en exploración con una superficie neta que asciende a 10.115 km2. La compañía española tiene la propiedad del 70% de este bloque, y el 30% restante pertenece a la firma alemana RWE Dea. El apartado de la pesca es muy importante para ambos Estados. España firmó con Mauritania el acuerdo pesquero más importante de todos los suscritos por la Unión Europea (UE). Es lógico, porque España es la potencia pesquera de la UE y el caladero mauritano es muy rico. España rechazó en 2013 la renovación del acuerdo con Mauritania, porque no le pareció adecuado para los intereses de los pescadores españoles.  
 
Acuerdo pesquero 
La ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, expresó recientemente  la aspiración española de conseguir un Protocolo de Pesca con Mauritania beneficioso para ambas partes, tras entrevistarse, en Madrid, con el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación mauritano, Ahmed Uld Teguedi, García Tejerina consideró necesario mejorar las condiciones técnicas de algunas categorías de pesca para que el protocolo sea atractivo para las flotas afectadas. De lo contrario, dijo la ministra, el acuerdo mantendrá la actual baja tasa de utilización y tendría serias dificultades para su aprobación por el Parlamento Europeo. Además, aunque España respeta la decisión de las autoridades mauritanas de restringir la pesca de cefalópodos, busca la concesión de posibilidades de pesca a buques cefalopoderos españoles, que podrían operar en el marco de campañas experimentales para aplicar los nuevos modelos de explotación propuestos por los científicos. España también quiere impulsar el proyecto MACAPEL (Mauritania, Canarias y Pelágicas) para el desarrollo de las infraestructuras portuarias en Nuadibú, la segunda ciudad mauritana más importante. Este proyecto nace de la iniciativa de empresarios del Puerto de la Luz de Las Palmas de Gran Canaria y  facilitará la adaptación de los puertos canarios a la nueva situación y la promoción de los intercambios tecnológicos entre las dos partes. 
 
Comunidad canaria 
Canarias es la comunidad española que más lazos económicos y humanos mantiene con Mauritania. El país norteafricano, que se integrará en el programa de cooperación territorial con la UE, es un mercado atractivo para las empresas canarias. Y por eso Canarias y Mauritania acordaron el pasado mes de mayo poner en marcha diversos mecanismos que permitan dar un nuevo impulso a sus relaciones bilaterales, especialmente en áreas como la pesca, las infraestructuras, el tratamiento de aguas, las energías renovables, el turismo, los servicios y la agricultura y ganadería. Los presidentes canario y mauritano, Paulino Rivero y Mohamed Uld Abdel Aziz, llegaron a este compromiso en el marco de la misión institucional y empresarial canaria que visitó Mauritania. El pasado mes de abril, el consul de Mauritania en Canarias, Abderrahman Uld Ahmed Sidatim, animó a las empresas de la comunidad a invertir en su país,  porque la situación económica actual es “muy buena”, con un índice de crecimiento del 5,5% de media anual. En 2013, Canarias mantuvo una relación económica muy estrecha con el continente africano. Las ventas de las pymes canarias se incrementaron más de un 35%,  lo que significó cerca de 19.000 operaciones comerciales entre el archipiélago y los países africanos. Las Cámaras de Comercio de Canarias, Proexca (empresa pública del Gobierno canario para el fomento de las exportaciones) y el Cabildo de Tenerife organizaron  una misión comercial con destino a Nuakchot  y Nuadibú, los dos  principales centros económicos de Mauritania, entre el 4 y el 8 de mayo. La construcción y la obra pública, que están en crisis en España desde 2008, son otros dos sectores con futuro en Mauritania. Y es por eso que algunas empresas españolas, como la extremeña Carija, han podido salvar los muebles gracias a contratos en el país norteafricano. En bastantes casos son pequeñas y medianas empresas que emplean a trabajadores mauritanos y españoles a los que ya tenían contratados. En enero de 2012, la empresa Copisa Industrial se adjudicó la ampliación de una mina en Mauritania. Otras empresas españolas llegaron después a este país.  Hace unos dias, la Cámara de Comercio y el Cabildo de Tenerife pidieron a los empresarios de la construcción que entren en el reparto de los 300 millones de euros que Mauritania destinará a obras de infraestructuras. 

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