Las luchas internas en el PJD marroquí colocan a El Othmani en situación de debilidad

Paco Soto

Pie de foto: Abdelilah Benkirane y Saad-Eddine El Othmani en un mitin del PJD.

El islamista y número dos del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), Saad-Eddine El Othmani, lleva pocos meses de primer ministro de un Gobierno de coalición formado por seis partidos conservadores, liberales y de izquierda y empieza a tener serios problemas. Los problemas no son con el Gabinete que dirige sino en el seno de su propio partido, donde las luchas por el poder y la sucesión a la secretaría general lo han colocado en una situación de delicada debilidad. El Othmani fue nombrado primer ministro por el Rey Mohamed VI en sustitución de Abdelilah Benkirane, secretario general y número uno del partido. Benkirane, populista, demagogo y astuto, tiene el apoyo entusiasta de las bases del partido, y aspira a un tercer mandato como secretario general. El Othmani, psiquiatra de profesión, cuenta con la confianza del jefe del Estado y es bien visto por las cancillerías occidentales. Es un político pragmático y dialogante. Pero tiene muchos enemigos dentro del PJD. Benkirane y sus seguidores no se lo ponen fácil. El Movimiento Unicidad y Reforma (MUR), matriz ideológica y principal corriente organizada en el seno del PJD, detesta a El Othmani.

Abandonar el Gobierno

El número dos del partido islamista lo tiene crudo con sus contrincantes internos. Tanto es así que se ha visto en la obligación de declarar su disposición a dimitir del cargo de primer ministro si su partido decide abandonar la coalición gubernamental, que no gusta a muchos votantes del PJD. “El día que el partido nos pida retirarnos de la coalición gubernamental, nos iremos”, dijo El Othmani. Es la primera vez que el jefe del Gobierno contempla públicamente esta posibilidad, lo que demuestra que la crisis interna en la formación islamista ha empeorado. Sus palabras han desatado cierta inquietud en el seno del Gobierno y del PJD y diversas interpretaciones entre los comentaristas políticos. ¿El Othmani va en serio?, se preguntan algunos. “Sí”, contestan los partidarios del número dos del partido y primer ministro del país. El Othmani, que es presidente del Consejo Nacional del PJD, hizo este anuncio en la apertura del VII Congreso Nacional de la organización Attajdid Attolabi, rama estudiantil del partido islamista y del MUR.

El periódico ‘Akhbar Al Yaoum’, medio cercano al entorno de Benkirane, afirma que el PJD atraviesa “una zona de turbulencias” desde que se formó el último Gobierno presidido por El Othmani. El citado rotativo confirma que algunos sectores del PJD “jamás quisieron que esta coalición gubernamental viera el día”. Esto es así porque los críticos con El Othmani señalan que el PJD ganó las últimas elecciones generales, pero el pacto de gobierno que firmó con otras cinco fuerzas lo ata de pies y manos y le impide aplicar su programa. Esto daña la imagen del PJD, le resta votos y le quita fuerza respecto a otros movimientos islamistas más radicales como Justicia y Espiritualidad.

Pie de foto: Una seguidora del PJD se hace un selfie con Abdelilah Benkirane.

Maniobra de seducción

Resulta llamativo que el anuncio de El Othmani se haya hecho pocos días después de que el monarca pronunciara un discurso institucional muy crítico con los partidos y la Administración pública con motivo de la Fiesta del Trono, porque, a su juicio, son un freno al desarrollo económico, no resuelven los problemas sociales y las demandas de la población y ponen palos en la rueda de la transición a la democracia.  Algunos analistas creen que El Othmani expresó su disponibilidad a abandonar el Gobierno si se lo pide el partido como una mera maniobra de distracción para ganar tiempo y seducir y tranquilizar a la corriente más conservadora del partido. Faltan cuatro meses para que se celebre el congreso ordinario del PJD -los días 9 y 10 de diciembre- y El Othmani y los suyos necesitan reorganizarse para hacer frente a su gran rival, Benkirane, y los tiburones del MUR. La maniobra es inteligente y podría desestabilizar al sector que no ve con buenos ojos el papel de El Othmani en el Ejecutivo y lo acusa de “entreguismo” al poder y seguidismo ciego al Rey. Pero quizá todo quede en una mera operación de comunicación del número dos del partido. Es demasiado pronto para saberlo. El Othmani sabe que tiene que jugar con mucha prudencia en el terreno de Benkirane.

Políticos del sistema

Los dos principales jefes del PJD son políticos completamente integrados en el sistema, no son un peligro para la monarquía, acatan y defienden el statu quo. Pero mientras Benkirane sabe encandilar a las masas de votantes y militantes del PJD y utiliza una jerga radical que gusta a la plebe, El Othmani es un hombre tranquilo, un político sosegado, que se mueve mejor en ambientes elitistas que entre el pueblo llano. Benkirane califica de “demonios” y “cocodrilos” a sus adversarios internos. Este no es el estilo de El Othmani. Utiliza a veces versículas de El Corán para defender sus posiciones, pero su estilo se parece más al de un tecnócrata o un refinado conferenciante que al de un islamista exaltado. De momento, Benkirane ha conseguido colocar a la cabeza de la comisión preparatoria del congreso de diciembre a un hombre de su entera confianza, Mohamed Yatim. Es la mejor manera de preparar el terreno de cara a la reelección a la secretaría general del partido de la lámpara. Yatim es un influyente dirigente del MUR y hará todo lo posible para que Benkirane se salga con la suya. En 2008, Benkirane consiguió la secretaría general del PJD gracias al apoyo del MUR frente a El Othmani. En la cúpula del PJD y en el Parlamento, Benkirane cuenta con el apoyo de otros políticos influyentes: Mustafá El Khalfi, Slimane El Amrani, Abdelhaq El Arabi, Nabil Chikhi, Nouzha El Ouafi, Amina Maâ El Ainin… El Othmani no lo tendrá fácil.

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