Las milicias armadas arrebatan al Gobierno libio el control de los ministerios

Por Mohamed Sahli

Foto: Edificios afectados por los últimos enfrentamientos entre milicias rivales en la ciudad de Bengasi.

El Gobierno libio  perdió  el control de la mayoría de los ministerios e instituciones estatales con sede en su capital, Trípoli, debido al avance de los grupos armados islamistas de Misrata, según se supo el lunes de esta semana. “La mayoría de los ministerios, instituciones y organismos estatales de la capital, Trípoli, no están bajo nuestro control”,  informó el Ejecutivo. El mes pasado, las principales autoridades  y el propio Parlamento  tuvieron que trasladarse a la ciudad de Tobruk, en el este del país, ante el avance de los grupos extremistas. Los milicianos armados que controlan Trípoli impiden ahora el acceso del personal a los edificios públicos. En la capital libia tienen su sede todos los ministerios, así como la compañía petrolera estatal (NOC) y el Banco Central libio, donde se gestionan los estratégicos ingresos de la exportación de hidrocarburos. Las fuerzas de Misrata no reconocen el Parlamento elegido en las elecciones del pasado mes de junio, dominado por sectores más o menos liberales y federalistas. El Parlamento encargó este lunes a Abdulah al Thinni, exministro de Defensa y militar de carrera, la formación de un gobierno de crisis que deberá estar listo en un plazo de dos semanas. Al Thinni fue nombrado formalmente primer ministro en marzo, pero el antiguo Parlamento se negó a disolverse tras las elecciones de junio y rechaza reconocerle como jefe del Gobierno. Los islamistas eran la fuerza dominante de la antigua Cámara, que se reunió la semana pasada  e incluso nombró a un nuevo primer ministro, mientras que en el nuevo Parlamento son las fuerzas liberales y federalistas las que tienen un mayor peso. Libia vive una situación política y social caótica que podría degenerar en guerra civil, si no acaban los enfrentamientos armados entre facciones rivales. Trípoli y Bengasi, la gran ciudad del este del país, son los dos grandes focos de violencia armada en estos momentos. El país norteafricano se ha quedado prácticamente sin personal diplomático extranjero y hasta la ONU ha retirado a gran parte de sus empleados por motivos de seguridad. Decenas de miles de libios y ciudadanos de otras nacionalidades también han abandonado Libia en las últimas semanas.

Vuelve Statoil a Argelia
Por otra parte, la petrolera noruega Statoil confirmó que vuelve al complejo gasístico de Tinguenturine, en In Amenas, en el sureste de Argelia, que en enero de 2013 sufrió un brutal atentado terrorista de un grupo yihadista que se saldó con 38 civiles y 29 extremistas muertos. Cinco trabajadores de la compañía noruega murieron en este atentado. El personal de la multinacional británica British Petroleum (BP) y de la empresas argelina de hidrocarburos Sonatrach también regresará a este complejo industrial. “La decisión de reiniciar las operaciones ordinarias también en In Amenas es el resultado de un proceso riguroso y por etapas en el que hemos identificado las medidas de seguridad necesarias”, explicó el vicepresidente ejecutivo para el Desarrollo y la Producción Internacional (DPI) de la compañía,  Lars Christian Bacher. 19 meses después de este sanguinario ataque terrorista, Statoil cree que ya llegó la hora de volver a la normalidad. BP y Sonatrach piensan lo mismo. En diciembre de 2013, una parte del personal de la multinacional noruega regresó al complejo de Tinguenturine.
 

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