Las protestas sociales se extienden por todo Túnez

Paco Soto

Pie de foto: Una protesta social en las calles de la capital tunecina/ Mohamed Messara-EFE.

Las protestas sociales se extienden como un reguero de pólvora en toda la geografía de Túnez. El pequeño país magrebí construye contra viento y marea un complejo sistema democrático donde el Parlamento es el núcleo de la vida política e institucional. La sociedad civil es mucho más activa y está mejor organizada que en el resto de los países del Magreb. Pero a pesar de los avances democráticos, la economía no tira para adelante, los problemas sociales se acumulan y el terrorismo yihadista no da tregua, y martiriza el país desde que fue derrocado, en 2011, el dictador Zine El Abidine Ben Ali. La prensa tunecina refleja a diario la tensa situación social que vive el país. Las protestas económicas, laborales y sociales son continuas, afectan a los médicos y personal sanitario de los hospitales públicos, los profesores de la enseñanza estatal, los trabajadores de empresas, los parados, los estudiantes… Según el Foro Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales (FTDES), durante el pasado mes de febrero, las protestas sociales alcanzaron la cifra de 830. El desempleo, la contaminación, los bajos salarios, la pobreza, las violaciones de los derechos humanos, cualquier motivo es bueno para que los ciudadanos bajen a la calle a protestar.

Dialogar para solucionar problemas

El problema no viene de ahora. Hace menos de un año, en agosto de 2016, se registraron 486 conflictos de diversa naturaleza. Según el diario madrileño ‘El País’, “las regiones más activas fueron, una vez más, las del centro marginado y pobre de la nación: Kairouan y Sidi Bouzid”, donde en 2011 estalló la revuelta popular que acabó con la dictadura. Citado por ‘El País’, el presidente del FTDES, Abderrahman Hedhili, manifestó: “El enfoque del Gobierno parece ser esperar a que los movimientos de protesta social se desinflen por sí solos. Pero lo que estamos viendo es todo lo contrario”. Hedhili lamentó que el Gobierno haya “cerrado la puerta” del diálogo y no descarte detenciones y procesamientos masivos de activistas.

Pie de foto: Una manifestación sindical en Túnez.

En opinión del periodista tunecino Mohamed Sahli, “los conflictos sociales reflejan la mala situación económica del país y la ausencia de una política eficaz contra los desequilibrios sociales y las injusticias. No se solucionan los problemas con más represión, sino dialogando y buscando soluciones”. En caso contrario, piensa Sahli, “la situación podría deteriorarse y nuestra frágil democracia saldría aún más debilitada”. No parece una exageración lo que dice este periodista a Atalayar, sobre todo teniendo en cuenta que en enero de 2016, el Gobierno se vio en la obligación de declarar el toque de queda para hacer frente a una explosión social. “Explosiones de esta naturaleza podrían repetirse en cualquier momento”, advirtió Mohamed Sahli.

Ayuda internacional

Como recuerda el diario ‘El País’: “El Gobierno tunecino organizó a finales de 2016 una conferencia económica que le permitió recabar más de 15.000 millones de euros, la mayoría préstamos de Ejecutivos aliados e instituciones internacionales. Sin embargo, de acuerdo con el diario ‘Nawaat’, casi un 75% de estos fondos se dedicarán a proyectos en la costa, por lo que las diferencias regionales, uno de los ingredientes del malestar, pueden todavía acentuarse durante los próximos año”. La Unión Europea (UE), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y otros organismos internacionales han ayudado a Túnez a solucionar el marasmo económico, y este país ha organizado conferencias de donantes en su territorio nacional para tratar de salir del atolladero. Pero de momento, los resultados han sido escasos.

Túnez se encuentra en una grave situación social y económica, y esta realidad, según diversos expertos, podría tener efectos negativos en la propia UE y en países limítrofes golpeados por el yihadismo, como Libia, porque el terrorismo necesita de la inestabilidad para crecer y multiplicarse. Sin embargo, como dijo en una entrevista con Atalayar el presidente ejecutivo del Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed) de Barcelona, Senén Florensa i Palau, “Marruecos y Túnez tienen tal alto grado de integración comercial y económica con la UE que podríamos llegar a decir que forman parte del espacio económico europeo”.

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