Las relaciones entre Rusia y Colombia, tensadas por Venezuela

Henar Hernández

Pie de foto: El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, a la derecha, saluda al ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, después de su conferencia de prensa conjunta tras las conversaciones en Moscú, Rusia, el lunes 3 de junio de 2019. REUTERS/ALEXANDER ZEMLIANICHENKO 

Este martes ha comenzado en Moscú la VII Comisión Intergubernamental Colombia-Rusia. A modo de previa, tuvo lugar una reunión bilateral entre el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov y su homólogo colombiano, Carlos Holmes Trujillo.

Durante el encuentro, ambos ministros han acordado desarrollar proyectos comerciales, en materia de energía – sobre todo en extracción de petróleo – industria, alta tecnología y educación, entre otras cuestiones, con la firma próximamente de un acuerdo para el reconocimiento mutuo de títulos académicos.

Asimismo, Lavrov comunicaba que el Gobierno ruso contemplaba “perspectivas de nuevos suministros de equipamiento bélico de Rusia a Colombia”, así como estrategias enfocadas a mantener los contratos firmados entre los dos países sobre equipamiento aéreo. No obstante, Trujillo, en un vídeo publicado después de la reunión, ha asegurado que “no es cierto que se haya anunciado la adquisición de material bélico a Rusia por parte de Colombia” y que ese tipo de negocio entre los dos países “nunca ocurrió”.

Pie de foto: El Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov (R), y su homólogo colombiano, Carlos Holmes Trujillo, entran en una sala durante una reunión en Moscú, Rusia, el 3 de junio de 2019. REUTERS/MAXIM SHEMETOV

Otro de los puntos candentes de la reunión ha sido el tema de Venezuela, en la que los dos políticos han mostrado su rechazo unánime a una solución militar al conflicto y han abogado por una vía política y diplomática fundamentada en un “diálogo inclusivo”. En esta línea, el Ministerio colombiano le agradecía a Rusia su apoyo a la “política de paz con legalidad” impulsada en la región por el presidente de Colombia, Iván Duque. No obstante, mientras Trujillo insistía en dotar de legitimidad a la autoproclamación del líder opositor Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, Lavrov mantenía la postura oficial rusa en la crisis basada en el apoyo a Nicolás Maduro, siempre bajo el auspicio del derecho internacional.

Cabe recordar que Colombia forma parte del denominado Grupo de Lima – alineado con la Organización de Estados Americanos (OEA) – que aglutina a una docena de países americanos que abogan por el reconocimiento pleno a la Asamblea Nacional, encabezada por Guaidó y por el desalojo de Maduro del poder. Para tratar estas cuestiones, los cancilleres de Canadá, Chile y Perú, todos ellos pertenecientes al Grupo, se han reunido este lunes en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York con sus homólogos de Perú y Uruguay, en representación del Grupo Internacional de Contacto para Venezuela y con la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini. 

La próxima reunión del Grupo tendrá lugar el 6 de junio, tras darse por finalizadas las negociaciones entre el Gobierno y la oposición venezolana que se han celebrado durante estas últimas semanas en Oslo, Noruega.

Pie de foto: El Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Roberto Ampuero, el Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Néstor Popolizio, y la Ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, ofrecen una conferencia de prensa después de asistir a una reunión sobre la crisis de Venezuela con representantes del Grupo de Lima y el Grupo de Contacto Internacional en las Naciones Unidas el 3 de junio de 2019. AFP/TIMOTHY A.CLARY

Venezuela como foco de tensión entre Colombia y Rusia

Las dos naciones persiguen intereses contrapuestos en la cuestión venezolana, a pesar de sus esfuerzos por mantener entre ambas una apariencia de consenso. El pasado 23 de marzo, dos aviones militares rusos aterrizaban en el aeropuerto de Maiquetía, en la periferia de Caracas, con un centenar de militares a bordo. Si bien el Ministerio de Exteriores de Rusia aclaró que el despliegue de tropas en el país latinoamericano se había producido en el marco del cumplimiento de cooperación técnico-militar entre los dos Estados, el canciller colombiano expresó su “más profunda preocupación y rechazo” por la presencia de soldados procedentes de las Fuerzas Armadas rusas, lo que además calificó como una “indebida incursión militar rusa en la región”.

Pie de foto: Fotografía de archivo del 28 de marzo de 2019. Un avión de la Fuerza Aérea Rusa Ilyushin Il-62M, uno de los dos aviones militares rusos que llegaron con tropas y equipo a Venezuela durante el fin de semana, se sienta en el tamrac en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar el 28 de marzo de 2019 en Maiquetía, estado de Vargas, al norte de Venezuela. AFP/YURI CORTEZ

El 2 de abril, el embajador ruso en Bogotá, Sergei Koshkin, remitió una carta al presidente de la Cámara de Representantes colombiana, Alejandro Chacón, en la que avisaba textualmente de lo siguiente: “El uso ilegítimo de la fuerza militar contra Venezuela por parte de otros Estados que respaldan a la oposición será interpretado por el Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia solamente como un acto de agresión contra un Estado soberano y una amenaza a la paz y seguridad internacionales”. El documento, que fue publicado por el diario El Tiempo, fue considerado por el congresista como “una amenaza directa al Estado de Colombia”. En respuesta, Trujillo declaró que “Colombia reitera que cualquier despliegue o incursión militar en apoyo al régimen de Nicolás Maduro pone en riesgo la transición democrática y la normalización constitucional en Venezuela, y constituye una amenaza a la paz, la seguridad y la estabilidad en la región”, haciendo referencia implícita a Rusia por la cuestión de los aviones militares.

Este foco de tensión guarda relación con los vínculos amistosos que unen a los Gobiernos de Estados Unidos y Colombia, sobre todo en la crisis venezolana. A finales de abril, Reuters publicó que Erik Prince, fundador de la empresa privada de seguridad Blackwater y partidario del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estaba organizando un plan para configurar un ejército privado de entre 4.000 y 5.000 mercenarios, contratados a nombre de Guaidó para derrocar a Nicolas Maduro y a toda la estructura de poder venezolana. La base de dicho ejército estaría situada en territorio colombiano.

Este plan estratégico no se puede considerar como ‘nuevo’, pues el 29 de enero, en una comparecencia del asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, John Bolton, se tomó una fotografía de los documentos que llevaba consigo en la rueda de prensa en los que se podía leer “5.000 militares a Colombia”. El Gobierno colombiano reconoció, entonces, que se desconocía “el alcance y la razón de dicha anotación”. Esta revelación llegó en un momento en el que Trump había asegurado que “todas las opciones estaban sobre la mesa” para forzar la salida de Nicolás Maduro del poder e iniciar la transición hacia un sistema democrático. 

Pie de foto: Fotografía de archivo del 28 de febrero del 2019, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, sostiene un bloc con una nota escrita que dice "5.000 soldados a Colombia". REUTERS/JIM YOUNG

El 13 de febrero, Iván Duque viajó a Washington para reunirse con Donald Trump y tratar, entre otros asuntos, el conflicto abierto entre el Gobierno y la oposición en Venezuela. El mandatario estadounidense volvió a recordar que había “diversas opciones y posibles soluciones” y que la Casa Blanca contaba con un “plan A, B, C, D, E” para la salida a la crisis regional. En ese contexto, cuando Duque fue preguntado por si su Gobierno permitiría “recibir tropas estadounidenses” en territorio colombiano, respondió con ambigüedad que creía “fehacientemente en la importancia del cerco diplomático”, a pesar de que los periodistas le instaron a responder explícitamente con un “sí” o con un “no”.

Meses más tarde, este alineamiento visible entre las Administraciones de Duque y Trump quedó plasmada con la visita del secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, a Colombia a mediados de abril, donde se reunió con Iván Duque para reforzar la posición conjunta entre ambos Gobiernos sobre “la necesidad” imperante de la “llegada de la democracia a Venezuela”. Para ello, se utilizarían “todas las sanciones políticas, económicas y diplomáticas para aislar a la dictadura y permitir la transición”, como explicó el presidente colombiano durante la rueda de prensa conjunta en la ciudad de Cúcuta, situada en la frontera con Venezuela. La urbe fue el lugar escogido para el establecimiento de un centro de acopio de bienes de primera necesidad donados por Washington en concepto de ayuda humanitaria.

Pie de foto: El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, habla con el presidente colombiano Iván Duque en la casa de huéspedes en Cartagena, Colombia. CORTESÍA DE LA PRESIDENCIA COLOMBIANA via REUTERS

En este sentido, la semana pasada, la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres (UNGRD) de Colombia anunció que había comenzado a distribuir alimentos y medicamentos recogidos en el centro de Cúcuta entre los migrantes venezolanos y ciertas poblaciones de riesgo colombianas. Cabe recordar que la “caravana humanitaria” enviada desde Estados Unidos había estado bloqueada por el Gobierno de Nicolás Maduro desde el pasado 23 de febrero.

Todos estos eventos podrían dinamitarse tras el anuncio de este lunes de Donald Trump, quien escribía en su cuenta de Twitter que Rusia les había comunicado que había retirado “la mayoría de su gente” de Venezuela, tras unas informaciones publicadas en The Wall Street Journal en las que se afirmaba que Moscú había reducido la presencia de sus especialistas de Rostec de 1.000 personas a “unas pocas decenas”. No obstante, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ya ha desmentido que Rusia haya enviado alguna “notificación en este sentido”, aunque ha explicado que “hay expertos [en Venezuela] que se ocupan del mantenimiento de los equipos suministrados al país previamente”. 

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