Libia renace económicamente de sus cenizas

Por Mohamd Sahli
Foto: Un acuerdo político entre Trípoli y los rebeldes de la Cirenaica permite  el pleno funcionamiento de las plantas petrolíferas.
 
Libia vive una difícil situación política y económica. Las elecciones legislativas del pasado mes de junio no contribuyeron demasiado a estabilizar el país, donde la violencia yihadista, las divisiones tribales y regionales, el descontento militar y el desprestigio de las instituciones son una triste realidad. Pero a pesar de tantos problemas, poco a poco, el país se está recuperando económicamente. El petróleo pronto podría volver a ser la principal actividad económica de Libia. Los gobernantes de Trípoli y los grupos armados que se hicieron con los principales puertos petrolíferos de la costa libia sellaron hace poco un pacto secreto. El acuerdo entre antiguos enemigos afecta a la región de la Cirenaica (costa noreste del país) y podría permitir a Libia, cuando las plantas petrolíferas funcionen a pleno rendimiento, producir y exportar unos 500.000 barriles más de petróleo. De esa forma, si los acuerdos entre Trípoli y los rebeldes armados de la Cirenaica llegan a buen puerto, Libia pasaría de los 300.000 barriles de crudo exportados a unos 800.000. Pero el país norteafricano, que hace dos décadas era el más rico del Magreb en términos de PIB por habitante, aún estaría lejos del millón y medio de barriles exportados en 2011. En fin, que Libia tenía muy preocupado al mercado mundial del petróleo, por sus convulsiones internas, la violencia descontrolada y la falta de autoridad política y de seguridad, pero el  acuerdo alcanzado entre el Gobierno interino y los rebeldes del noreste podría cambiar la situación sustancialmente. Trípoli no ha querido decir si tuvo que hacer concesiones políticas a los grupos armados para poder firmar el acuerdo, pero parece bastante probable que el poder central prometió cambios de corte federal a los rebeldes del este. Según el diario ‘El País’, las conversaciones  empezaron hace meses, y de hecho en abril se anunció un contacto con los rebeldes que permitió reabrir dos pozos petrolíferos menores en Zueitina y Hariga.
 
Buenas noticias
Después llegaron tres meses de caos, incremento de la violencia y descontrol gubernamental.  Tres primeros ministros se sucedieron y se disputaron por el control del ejecutivo. Aún así, las negociaciones siguieron su curso, aunque el jefe de los milicianos del Golfo de Sirte, Ibrahim Jadhran, pusiera en duda la buena voluntad federalizante de Trípoli. Muy rápidamente se verá si el acuerdo es real o simple papel mojado. Si se ponen en marcha las plantas petrolíferas de Ras Lanuf (unos 200.000 barriles de crudo) y Sidra (350.000 barriles), Trípoli y los rebeldes de la Cirenaica podrían celebrarlo por todo lo grande. De momento, el mercado mundial de petróleo ha acogido la noticia del acuerdo con cautela, pero  también con esperanza después de que el portavoz de las fuerzas rebeldes de la Cirenaica, Ali Al-Hasi, anunciara que los puertos petrolíferos volverían a funcionar a pleno rendimiento. “Es un gesto de buena voluntad” de cara a la comunidad internacional, djo Al-Hasi. Pero a cambio de la apertura, el portavoz de los rebeldes pidió que Trípoli acepte una amplia autonomía para la Cirenaica. Así las cosas, el polvorín libio no se ha convertido de la noche a la mañana en una balsa de aceite. 
 
 
 
 

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