Los amigos políticos de Ben Ali vuelven a la vida pública en Túnez

Por Mohamed Sahli
Foto: El exdictador tunecino Zine El  Abidine Ben Ali.
 
Los amigos políticos del exdictador tunecino Zine El Abidine Ben Ali siguen vivos y coleando en Túnez. Tras la caída del déspota, en 2011, la democracia fue magnánima con la inmensa mayoría de los políticos, altos cargos del Estado, empresarios, periodistas, profesores, intelectuales y parásitos que durante años vivieron a cuerpo de rey gracias a Ben Ali. No fueron detenidos y salvajemente torturados y después condenados por jueces cobardes y corruptos a largos años de cárcel. Tampoco tuvieron que abandonar masivamente su país y exiliarse en Europa. El caso del dictador y su familia es una excepción. Durante un tiempo, los amigos de Ben Ali mantuvieron un perfil bajo para evitar problemas, y algunos quisieron borrar de su currículum que habían pertenecido a la Agrupación Constitucional Democrática (RCD), el partido del dictador del Palacio de Cartago.  Cuando falta poco tiempo para que se celebren las elecciones legislativas y presidenciales, algunos amiguetes de Ben Ali han vuelto a salir a la luz pública. “Echemos al RCD, porque ha vuelto y con más fuerza”, advierten algunos medios tunecinos. Efectivamente, los caciques del RCD actúan sin complejos y quieren hacer política como los demás. Mondher Zenaïdi, antiguo ministro  de Turismo y de Sanidad de Ben Ali, es uno de ellos. Se exilió en Francia durante tres años y  regresó a Túnez el pasado 14 de septiembre. Tiene ambiciones presidenciales, dicen los que lo conocen. Y ha conseguido crear un equipo electoral que le preparará la campaña para los comicios presidenciales de noviembre. Kamel Morjane también es un demócrata de nuevo cuño. Exministro de Defensa entre 2005 y 2010 y de Asuntos Exteriores de 2010 a 2011, lidera el partido Al-Moubadar (Iniciativa) y se prepara para la conquista del Palacio de Cartago. Cuenta con el apoyo de Mohamed Ghariani, último secretario del RCD, partido que fue disuelto en 2011. 
 
Un cambio oportunista
Hay otros dirigentes y cuadros del antiguo régimen menos conocidos que participan activamente en la vida política y social del país magrebí. Ocultan su pasado y hasta se presentan ante la opinión pública como luchadores por la libertad. La pregunta que se hacen algunos observadores en Túnez es si tres años y medio después de la caída del régimen dictatorial aún quedan ciudadanos dispuestos a dar su voto a políticos que pertenecieron a un sistema opresor. La élite intelectual de izquierda se opone al regreso de los amigo políticos de Ben Ali. La periodista y profesora de sociología política en la Universidad París-Sorbona Kalthoum Saafi Hamda cree que “mucha gente de la calle no lo ve mal que vuelvan los del RCD. La difícil situación económica y el miedo al terrorismo favorecen la nostalgia por el régimen anterior”. Este grupo oportunista ha puesto en marcha una estrategia que se olvida de Ben Ali y de su régimen despótico y ensalza la figura del fundador del Túnez independiente y laico, Habib Burguiba, y del movimiento patriótico contra el colonialismo francés. Es lo que hace Hamed Karoui, exprimer ministro de Ben Ali y jefe del partido Movimiento Desturiano. El nombre de esta formación, que reúne a antiguos responsables políticos y miembros del RCD,  recuerda al histórico partido Destur (Constitución, en árabe), que fue el principal instrumento militante a favor de la independencia de Túnez. Después siguió sus pasos el Neo-Destur. Pero es en el partido Nida Tounes (El llamamiento de Túnez) de Beji Caïd Essebsi, antiguo primer ministro de la transición de febrero a diciembre de 2011, donde se han refugiado muchos exdirigentes y cuadros del RCD y de los aparatos del Estado de la etapa de Ben Ali. Es la segunda fuerza política del país, después del movimiento islamista Ennahda. Esta formación ha sabido unir en sus filas a personas que proceden de mundos ideológicos y políticos distintos, incluso de izquierda. Una parte de sus militantes son personas honestas, laicas, sindicalistas y feministas, pero otro sector que se considera más nacionalista se ha convertido en “una máquina que recicla a los antiguos miembros del RCD”, asegura un observador político. Este sector cuenta con el apoyo del hijo del líder de Nida Tounes, Hafedh Caïd Essebsi. Según dice a un medio de comunicación un responsable histórico de Nida Tounes que prefiere guardar el anonimato, los seguidores del régimen de Ben Ali “han hecho una OPA hostil sobre el partido”.
 
Un gran riesgo 
Es lo que piensa el ala izquierda de Nida Tounes. “Asumimos un riesgo al integrar a los miembros del antiguo RCD en nuestro partido, porque, al principio, había que equilibrar el paisaje político, pero somos una fuerza democrática y republicana y queremos defender un programa plural y no un proyecto hegemónico que se base en un pensamiento único”, recalca un dirigente crítico. Reciclar democráticamente a decenas de miles de miembros del RCD no es una tarea fácil. Algunos oportunistas que proceden del régimen anterior militan incluso en las filas islamistas de Ennahda.  Fauzi Elloumi, antigua cuadro de Nida Tounes, afirma que unos 100.000 exRCD son miembros de Ennahda en la actualidad. “Cualquier poder tiene en sus filas a antiguos miembros del RCD”, cree Kalthoum Saafi Hamda. Los opositores más radicales están convencidos de que detrás de esos miles de antiguos dirigentes y cuadros del RCD está el propio Zine El Abidine Ben Ali, que mueve los hilos de esta operación desde su exilio dorado en Arabia Saudí. “Gracias a las nuevas tecnologías, puede fácilmente entrar en contacto con esta gente y colocar a sus antiguos lugartenientes en puestos clave de la vida política”, piensa Kalthoum Saafi Hamda. Poner un freno al trasvase de políticos y cargos del régimen anterior a las nuevas formaciones es prácticamente imposible, porque la  Constitución garantiza la  libertad de asociación y expresión a todos los tunecinos. En toda caso, lo que se puede hacer, según los críticos de Nida Tounes, es “obligar a los antiguos del RCD a adaptarse de verdad a la nueva situación”.

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