Los conflictos sociales se incrementan en el centro de Túnez

Paco Soto

Pie de foto: Violentos enfrentamientos entre trabajadores y policías en Mdhilla, en un valle minero del centro del país.

La situación social de Túnez es cada vez más explosiva. El descontento popular por la crisis económica que con el paso del tiempo no mejora va en aumento, el desempleo es alto y afecta sobre todo a los jóvenes. En las zonas más pobres del país, aquellas regiones que no vivieron el boom turístico y han sido tradicionalmente abandonadas por el Estado, las perspectivas de fututo para la juventud son nulas.

La crisis pone en peligro la existencia de la joven democracia que los tunecinos están construyendo paso a paso y es un balón de oxígeno para los criminales yihadistas que llevan años acosando el pequeño país magrebí. Las viejas prácticas del pasado como el caciquismo y la corrupción no han desaparecido. El dictador Zine El Abidine Ben Ali fue derrocado en 2011 por la denominada ‘Revolución de los Jazmines’, la transición democrática es una realidad, pero esto no significa que millones de tunecinos vivan hoy mejor que hace siete años.

La calle se ha convertido en el lugar predilecto del descontento tunecino. Hace unos días, la fuerza pública tuvo que hacer uso de material antidisturbios para dispersar a numerosos manifestantes que reclamaban empleo y desarrollo económico en Mdhilla, en un valle minero del centro del país, según informó AFP. “Trabajo, libertad, dignidad nacional”, fueron algunas de las consignas lanzadas por los trabajadores.

Pie de foto: Una protesta social contra el desempleo, la pobreza y las injusticias en las calles de la capital tunecina.

La población de Mdhilla reclama que una parte de los ingresos de los fosfatos que se extraen en el valle sea utilizada para el desarrollo socioeconómico de la ciudad y la zona. Las tensiones sociales duran ya mucho tiempo pero se incrementaron el pasado viernes tras la celebración del Consejo de Ministros en la región. El órgano gubernamental hizo muchas promesas que los habitantes del valle consideraron insuficientes. “Vienen aquí y se hacen la foto. Hacen promesas que no cumplen y nos toman el pelo. Y pretenden que nos quedemos quietos. Ya no vivimos una dictadura policial como durante Ben Ali, pero sufrimos una dictadura económica y social. Mandan los de siempre, y a nivel regional los caciques son los mismos”, pone de manifiesto un sindicalista local.

Una zona muy pobre

El descontento es tan grande que los manifestantes, hombres, mujeres y jóvenes, han llegado a cortar la vía del tren. Las cargas policiales y los gases lacrimógenos ya no asustan a la población del valle. Resulta llamativo que esta zona de Túnez, a pesar de producir fosfato, sea una de las más atrasadas del país. Por esto mismo se han incrementado los movimientos sociales y las protestas de todo tipo,

Acusan al Gobierno del tecnócrata Youssef Chahed de haber abandonado el valle. El Ejecutivo lo niega tajantemente, aunque reconoce la existencia de graves problemas socioeconómicos. Es más el Gobierno anunció una serie de medidas que deberían paliar los problemas, como la construcción de una central eléctrica. La Compañía de Fosfatos de Gafsa (CPG) es una de las principales empresas productoras de este producto minero en el mundo. Cuenta con varios yacimientos en Túnez: Metlaoui, Redeyef, Om Laârayes y Mdhilla. 

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