Los insurgentes yihadistas atacan la principal refinería de Irak y se acercan a Bagdad

Redacción Atalayar
Foto: Irak da un nuevo paso hacia el abismo tras el ataque lanzado por un grupo yihadista contra la refinería de petróleo más importante del país.
Irak dio este miércoles un nuevo paso hacia el abismo. Los insurgentes yihadistas de inspiración suní lanzaron un ataque con proyectiles contra la refinería de petróleo de Biyi, en la provincia de Saladino, que es la principal planta del país. Los combates con las fuerzas de seguridad apostadas en la planta fueron muy duros, según fuentes gubernamentales, que temen que los terroristas se hagan con el control de uno de los principales motores económicos de Irak. La refinería de petróleo, que está situada a unos 10 kilómetros de la ciudad de Biyi, estaba amenazada por los combatientes yihadistas  desde hace días, por lo que los empleados extranjeros que trabajaban en  la planta  habían sido evacuados. Los yidadistas pertenecen al grupo Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL), que se ha propuesta conquistar Bagdad y todo el país e implantar un régimen político basado en sus delirios ideológicos extremistas y sectarios. Los atacantes lanzaron varios proyectiles contra la planta industrial y uno de ellos alcanzó los depósitos de combustible. El ataque causó varios muertos en las filas de los yihadistas, pero la Policía iraquí no quiso precisar el número de bajas. Todo empezó el pasado 10 de junio, cuando el EIIL se hizo con el control de la segunda ciudad de Irak, Mosul, ubicada en e el norte del país, y después extendió su ofensiva hacia las provincias de Saladino, Kirkuk y Diyala, en su camino mortífero hacia Bagdad. Los yihadistas también ocuparon, o lo intentaron, otras poblaciones en la zona de Biyi, pero en algunos puntos fueron expulsados por las fuerzas de élite gubernamentales. En medio del caos y la violencia, bastantes militares abandonaron armas y material de guerra y desertaron por miedo a ser capturados y asesinados por los terroristas. Pero muchos no tuvieron esa oportunidad y murieron acribillados a balazos después de ser detenidos por los insurgentes. El presidente  Nuri al-Maliki, que pertenece a la mayoría chií del país y tiene el apoyo de Estados Unidos, sus aliados occidentales e Irán, destituyó a cuatro altos mandos militares por  deber incumplido y para detener la desbandada del Ejército.
 
Estado de máxima alerta
Bagdad está en estado de máxima alerta y estallaron  combates entre el Ejército y diversos  grupos yihadistas a 60 kilómetros de la capital iraquí, en Baquba,  capital de la provincia de Diyala, una zona donde viven árabes chiíes y suníes y kurdos. Las fuerzas gubernamentales aseguraron que habían recuperado la ciudad, pero no hubo tanta suerte en otras zonas, sobre todo más al norte de Baquba, donde los insurgentes se han hecho fuertes y hacen y deshacen a su antojo. La mayor parte de la provincia de Nínive está en manos yihadistas. La versión oficial del Gobierno de Bagdad intenta tranquilizar a los iraquíes y a la comunidad internacional diciendo que el Ejército y la Policía han recuperado parte del terreno perdido, pero muchos, dentro y fuera de Irak, lo ponen en duda. Los yihadistas han demostrado un nivel de salvajismo muy alto y la población de origen chií está aterrada. Pero los chiíes  más radicales no descartan aplicar la ley del talión contra los suníes. Según algunas organizaciones de derechos humanos, en algunos barrios de Bagdad controlados por milicias chiíes habrían sido asesinados ciudadanos de origen suní. Y lo mismo habría ocurrido en algunas comisarías y centros militares. Mientras, muchas embajadas y empresas extranjeras decidieron evacuar a buena parte de sus empleados. La ONU hizo lo mismo y desde lejos, Arabía Saudí, según denuncian algunos observadores políticos, mueve los hilos de los grupos terroristas suníes y mira de reojo el acercamiento entre Estados Unidos e Irán. A Arabía Saudí, “la consideramos responsable de la ayuda financiera y moral que reciben los grupos terroristas”, aseguró un comunicado difundido por la oficina del primer ministro iraquí. Al-Maliki está al frente del Gobierno desde  el año 2006, y hace todo lo posible por obtener un tercer mandato tras haber conseguido que su partido fuera el más votado en las elecciones generales del pasado abril. Tras la ofensiva yihadista, Al-Maliki ya no lo tendrá tan fácil. 
 

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