Los islamistas libios pierden fuerza en el nuevo Parlamento

Por Mohamed Sahli
Foto: Los islamistas han perdido las elecciones legislativas en Libia y han ganado los liberales.
 
Las autoridades libias comunicaron  el lunes de esta semana los resultados de las elecciones legislativas del pasado 25 de junio, en un clima de tensión y deterioro que sufre el país tras los últimos choques armados entre milicias rivales en el aeropuerto internacional de Trípoli, que han causado unos 50 muertos y 120 heridos, y los enfrentamientos entre grupos yihadistas y militares rebeldes en Bengasi. Según la Alta  Comisión  Electoral (HNEC),  los islamistas serán minoritarios en el nuevo Parlamento, pero los observadores políticos no descartan que puedan llegar a alianzas poselectorales. En algunos colegios electorales los comicios fueron anulados por culpa de la violencia, lo que significa que 12 de los 200 escaños de la nueva Cámara están sin ocupar. Los otros escaños estarán ocupados por diputados supuestamente independientes, porque las listas no fueron autorizadas. Los libios conocerán la composición política del Parlamento una vez que se hayan constituido los diversos bloques afines a los partidos. En principio, el bloque laico tiene mayoría y, según diversos analistas, diputados y diplomáticos libios, “los islamistas han perdido las elecciones”. Es lo que afirma Yunes  Fannuch, diputado electo por Bengasi, que se presentó como independiente y miembro de “la corriente civil democrática”. Fannuch aseguró que el Partido de la Justicia y la Construcción (PJC), brazo político de los Hermanos Musulmanes en Libia, “sólo ha obtenido unos 30 escaños” mientras la Alianza de Fuerzas Nacionales (AFN, de tendencia liberal) ha logrado 50. En el este de Libia, los partidarios de una solución federal que dé poder a las regiones, conocidos por su radical oposición a los islamistas,  han conseguido entre 25 y 28 diputados. Ali Tekbali, otro diputado electo, explicó que “la mayoría de los parlamentarios no tienen pertenencia ideológica”. Y “muchos se oponen al islam político”, remató Fannuch. 
 
Cámara en Bengasi
El nuevo Parlamento, que tendrá que sustituir al Congreso General Nacional (CGN), estará en Bengasi, segunda ciudad del país y cuna del federalismo libio, según una ley aprobada por el poder legislativo. El general Khalifa Hafter y sus tropas rebeldes y anti-islamistas están atrincherados en Bengasi. Un sector de los diputados electos se opone a esta decisión, porque considera que Bengasi no reúne condiciones de seguridad adecuadas para ser la sede de la soberanía nacional. Asi las cosas, la corriente parlamentaria liberal celebró la derrota de los islamistas. Por otra parte, según informa Ahmed Brahim desde Argel, las tensiones entre las autoridades argelinas y marroquíes por el conflicto del Sáhara occidental no disminuyen. Todo lo contrario. El nombramiento por la Unión Africana (UA) del expresidente de Mozambique, Joaquim Chissano, como  enviado especial para el Sáhara occidental, fue criticado por Marruecos, porque este político es favorable a las tesis independentistas del Frente Polisario, y saludado por Argelia. 
 
Guerra contra Argelia
El ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Salahedine Mezuar, calificó de  “maniobras miserables” la actitud de Argelia en la cumbre de la UA que nombró a Chissano. Argelia reaccionó de inmediato y el portavoz de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Benali Cherif, calificó de “insultantes”  e “irresponsables” las declaraciones de Mezuar. Pasaron unos días y esta semana el ministro de Estado y exjefe de la diplomacia argelina, Abdelaziz Belkhadem, tomó el relevo de Abdelaziz Benali Cherif para acusar a Marruecos de llevar a cabo “una guerra no convencional” contra Argelia. En una entrevista con el periódico argelino ‘El Bilad’, Belkhadem, que fue primer ministro y secretario general del FLN, descalificó al titular de Exteriores marroquí, porque no tiene “credibilidad”, y aseguró que Rabat utiliza el tráfico de drogas, “que procede de Marruecos y mata a las almas” y a “las fuerzas vivas de la nación”, para dañar los intereses de Argel. Grave acusación que Belkhadem no pudo demostrar. Abundando en la misma línea, el que fue ministro de Asuntos Exteriores argelino dijo que una de las “condiciones” que Marruecos tiene que cumplir de cara a la reapertura de la frontera terrestre con Argelia, cerrada desde 1994, es la lucha contra la producción y distribución de cannabis. Belkhadem aseguró que “Argelia no es un enemigo de Marruecos”. 
 

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