Los islamistas miden sus fuerzas con la izquierda y los laicos en la crisis del Rif

Paco Soto

Pie de foto: Manifestación en Rabat en solidaridad con las movilizaciones en el Rif.

Al Adl wal Ihsane (Justicia y Caridad), movimiento islamista de inspiración sufí tolerado pero no legalizado en Marruecos, aprovechó la gran manifestación que se celebró el pasado domingo en Rabat en solidaridad con la rebelión popular en el Rif, el ‘hirak’, para medir sus fuerzas con los grupos políticos y colectivos cívicos situados a la izquierda y de carácter laico. Sus dirigentes habían anunciado que su movimiento participaría masivamente en la marcha de Rabat, y cumplieron con su palabra. Miles de militantes y simpatizantes de Al Adl Ihsane, fundado por el difunto jeque Abdesalam Yasín, participaron activamente en la manifestación, que el domingo a mediodía recorrió el centro de la capital marroquí. La protesta callejera reunió a más gente que en las movilizaciones que se celebraron en 2011 en el marco de la denominada ‘Primavera Árabe’.

En esta época, Justicia y Espiritualidad, que no reconoce ni la monarquía ni la autoridad del Rey en materia religiosa, fue un elemento primordial entre las fuerzas que animaron el contestatario Movimiento 20 de febrero. En esta ocasión, los islamistas tolerados por el Estado participaron en las protestas con partidos de izquierda radical y movimientos sociales laicos. Lo mismo ocurrió en la manifestación de Rabat. Los laicos y la izquierda radical, así como los activistas pro derechos humanos, los sindicalistas, los autonomistas rifeños y, en general, los militantes berberistas de diversas asociaciones, fueron minoritarios frente a los miembros de Justicia y Caridad, hombres y mujeres organizados en grupos compactos y disciplinados, pero que en ningún momento de la marcha se mezclaron. Los dirigentes y militantes de la izquierda clásica que acudieron a la manifestación lo hicieron a título individual. Los padres del detenido Nasser Zafzafi, líder de la rebelión rifeña en Alhucemas, encabezaron el acto de solidaridad.

Una fuerza clave

En nombre de la Asamblea Mundial Amazigh (AMZ), su presidente, Rachid Raha, destacó “la importante solidaridad de la sociedad marroquí con las movilizaciones rifeñas”, y se mostró convencido de que el Gobierno tendrá que negociar con los representantes de las protestas y dejar en libertad a todos los detenidos. Los dirigentes islamistas no hicieron muchas declaraciones a los medios, pero demostraron que son una fuerza política y social clave para el futuro de Marruecos, con enorme capacidad de movilización. El mensaje de Justicia y Espiritualidad estuvo dirigido al Gobierno de coalición (seis partidos de distintas tendencias) capitaneado por el islamista moderado PJD, pero también a la monarquía, que tiene enormes poderes en un país como Marruecos.  El movimiento popular rifeño, que lleva más de seis meses desafiando al poder central y planteando reivindicaciones sociales, económicas, culturales y políticas, ha demostrado fortaleza y no estar dispuesto a claudicar, a pesar de las numerosas detenciones –unas 40-  y de la ofensiva judicial. En este contexto, Justicia y Espiritualidad no quiere perder la oportunidad de llevarse el gato al agua. Tendrá que competir con fuerzas berberistas que en el Rif gozan de un sólido apoyo popular, pero esto no le da miedo, porque sabe que en muchos lugares la calle es suya.

Pie de foto: Mujeres islamistas en la marcha de Rabat.

Reformas insuficientes

En 1958, dos años después de la independencia de Marruecos, el Rif se sublevó y Hasan II, que entonces era príncipe heredero, reprimió la revuelta a sangre y fuego. Alhucemas fue declarada zona militarizada y Hasan II marginó y despreció al Rif durante su reinado. El Rey Mohamed VI, que llegó al trono en 1999, cambió de estrategia, viajó al Rif y prometió mejoras económicas, sociales, culturales y políticas. Durante el nuevo reinado, se han llevado a cabo reformas importantes y la lengua bereber es, según la actual Constitución, idioma oficial junto al árabe. Pero en el Rif, muchos ciudadanos consideran que los cambios son insuficientes, y denuncian la prepotencia y abuso de poder del majzén (el sector más conservador de la clase dirigente). El ‘hirak’ es consecuencia directa de esta situación. Justicia y Espiritualidad lo ha entendido y ha hecho suyo el lema que presidió la marcha de Rabat: “Contra la ‘hogra’ (desprecio de los poderosos al pueblo) y la marginación”. Consiguió movilizar a miles de seguidores. Quizá los únicos capaces de sacar tanta gente a la calle en Marruecos, en la actualidad, son los islamistas del PJD y los sufíes de la zaouia Boutchichi.

Acusado de terrorismo

En plena crisis del Rif, uno de los detenidos en Alhucemas, Al Mortada Iamrachen, podría ser procesado por terrorismo, según publicaron algunos medios locales. El coordinador de la defensa de los detenidos del ‘hirak’, Rachid Belali, lo negó tajantemente. En cambio, Aïcha Guellaf, abogada defensora de los detenidos y antigua diputada de la USFP (socialdemócrata), explicó una versión contrario, y aseguró que Al Mortada había sido trasladado a la prisión de Salé, cerca de Rabat, donde están encarcelados muchos terroristas. Al Mortada, que fue detenido el 10 de junio, reveló a la Policía su supuesta vinculación a Al Qaeda y su participación, en 2011, en la introducción de armas en el Rif, en coordinación con milicias terroristas libias. Según la Policía, el detenido rifeño obedecía las órdenes de Ayman Al Zawahiri, uno de los jefes de Al Qaeda. Otra cuestión polémica en la crisis del Rif es el número de manifestantes que acudieron a la marcha de Rabat. De 12.000 a un millón, según qué medios y colectivos. La agencia MAP dio la cifra de entre 12.000 y 15.000 manifestantes.

Pie de foto: Al Mortada Iamrachen, detenido en Alhucemas y acusado de terrorismo.

Una marcha en Tánger

Otros medios indicaron la cifra de 100.000. Según Hasan Benajah, miembro del Círculo Político (órgano dirigente) de Justicia y Espiritualidad, “un millón de personas” participaron en esta manifestación “histórica”. Para Mustafá Chennaoui, diputado de la Federación de la Izquierda Democrática (FGD), el número de manifestantes fue multitudinario y las cifras avanzadas por la agencia MAP “están muy lejos de la realidad”. Algunos periodistas plantearon la cifra de 150.000 manifestantes. Lejos de Rabat, en Tánger, en el norte de Marruecos, varios miles de personas participaron a favor de la unidad de Marruecos y la solidaridad entre todos los marroquíes y en contra del secesionismo. La manifestación fue organizadas a través de las redes sociales bajo el lema “Todos hermanos, y no enemigos”. Muchos manifestantes llevaban banderas marroquíes, y utilizaron coches y motos para recorrer varias calles y avenidas de Tánger. Chahin Banayard, uno de los organizadores de la marcha, hizo un llamamiento a la necesidad de un diálogo entre todos los marroquíes para frenar el avance de ideas independentistas en el Rif y otras regiones del país.

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