Los países euromediterráneos descartan una intervención militar en Libia

Redacción Atalayar
Foto: Asistentes a la conferencia de Madrid sobre Libia.
 
La Conferencia sobre Libia celebrada el miércoles de esta semana en Madrid descartó una intervención militar en el país norteafricano para acabar con la caos político, institucional y social y la violencia de las milicias armadas rivales y el terrorismo yihadista, pero expresó su apoyo inequívoco al Gobierno legítimo surgido de las urnas. Representantes de 21 países e instituciones  debatieron en la capital de España la iniciativa del Ejecutivo de Mariano Rajoy sobre la forma en que la comunidad internacional puede colaborar para lograr la paz en Libia. La reunión de Madrid se celebró a nivel de ministros, poniendo en consecuencia sobre la mesa todos los retos surgidos a raíz de la crisis libia. Fueron convocados los  Estados europeos mediterráneos Med 7, el Foro 5 + 5 y el Grupo de Países Vecinos de Libia, cuya última reunión se celebró en El Cairo el pasado 25 de agosto. La gravedad de la situación instó a los organizadores  a implicar también  a la Unión Europea (UE) y organismos como la Unión Africana (UA), la Unión por el Mediterráneo, la Liga Árabe y la ONU, que nombró recientemente al diplomático español Bernardino León representante especial para Libia. Tras la conferencia, se celebró una rueda de prensa en la que el ministro español de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, y su homólogo libio, Mohamed Abdelaziz, valoraron positivamente la cita madrileña al considerar que sirvió para organizar la solidaridad política con Libia. “Ha sido un paso bastante atrevido en este proceso”, señaló García-Margallo. El jefe de la diplomacia española agregó: “Todos nos hemos juramentado a ayudar al pueblo libio para su futuro más próximo”. El ministro español de Exteriores enumeró las conclusiones de la conferencia y puso de manifiesto que, con independencia de toda la ayuda que necesita Libia, la solución tiene que venir de la mano de los propios ciudadanos y dirigentes del país norteafricano. Libia, tras derrocar a la dictadura de Muamar Gadafi y ejecutar al déspota, en 2011, se vio atrapada en un torbellino de violencia, inestabilidad y conflictos políticos, sociales, tribales y territoriales.  
 
Contra la injerencia
García-Margallo descartó una intervención militar en Libia, porque “no sería útil” y Mohamed Abdelaziz puntualizó que “las intervenciones militares son una injerencia siempre desastrosa”. El titular libio de Exteriores destacó que “entre injerencia y compromiso con Libia hay diferencias”. Abdelaziz explicó que hay otras formas de ayudar a su país como adiestrar a sus militares o policías y facilitar tecnologías de última generación para enfrentarse al terrorismo. Entre las conclusiones de la reunión cabe recalcar que la unidad, soberanía y democracia de Libia deben ser preservadas, y  que la solución ha de ser propiciada por los libios. La conferencia adoptó la postura de que “toda forma de interferencia internacional debe ser firmemente rechazada”. Además, reconoció el “derecho y la obligación” de la comunidad internacional de asistir a los libios en la búsqueda de una solución. El documento aprobado  defiende que la solución al conflicto libio no puede ser militar, sino política, y el  “diálogo nacional” y “la reconciliación” tienen que ser incluyentes, contando con la participación de los actores políticos, líderes tribales y otras personalidades destacadas. La línea roja en ese diálogo es con aquellos grupos  que practiquen la violencia y no renuncien al terrorismo. Las conclusiones abogan por que el acuerdo de todas las partes se plasme en la nueva Constitución libia, y subrayan que la crisis en este país debe ser una prioridad de la agenda internacional y que es necesaria una coordinación reforzada entre las diversas iniciativas internacionales y actores involucrados, como la ONU, la UE, la Liga Árabe, la UA y la Unión por el Mediterráneo, entre otros. La conferencia llamó la atención sobre el drama humanitario que sufre Libia y consideró que debe ser abordado de forma urgente. Abdelaziz  agradeció al Gobierno español la iniciativa de celebrar una conferencia como la de Madrid, porque, a su juicio, un  evento de esta naturaleza significa un claro apoyo político a las autoridades legítimas del país y un rechazo al terrorismo yihadista y la violencia. Además, el ministro libio de Exteriores reclamó para su Gobierno “el monopolio absoluto del uso de la fuerza y de las armas”, pero reconoció que las actuales autoridades no tienen el control del espacio aéreo ni de las fronteras terrestres del país, porque no disponen de medios para ello.
 
Deterioro de la situación
En la sesión inaugural de la conferencia intervino el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El jefe del Ejecutivo apoyó totalmente los esfuerzos internacionales por la estabilidad en Libia y  defendió  la necesidad de respetar toda Constitución sin que ningún actor político pretenda imponer unilateralmente su visión y actuar al margen de la ley. “La seguridad de Libia es nuestra seguridad; la estabilidad de Libia es nuestra estabilidad”,  enfatizó Rajoy, quien pidió que las armas cedan el paso a la política.
Por su parte, el representante especial de la ONU para Libia,  Bernardino León, advirtió a la comunidad internacional de que si no reconoce que la estabilización de este país no es sólo una cuestión interna, habrá consecuencias muy graves para la paz y la seguridad mundiales. La situación se agravó en Libia este verano, después de las elecciones del pasado junio, cuando el Congreso General Nacional (CGN) se negó a cesar sus actividades a favor de un nuevo Parlamento. El resultado es que ahora mismo hay dos gobiernos, uno con sede en Trípoli, apoyado en el CGN; y otro, reconocido por el nuevo Parlamento, en  Tobruk, una ciudad situada a más de 1.000 kilómetros de la capital. Ambos ejecutivos y legislativos se disputan la legitimidad. Los choques armados entre distintas milicias por el control de Trípoli provocaron en julio el cierre del aeropuerto y la evacuación de varias misiones diplomáticas y ciudadanos extranjeros. El conflicto se internacionalizó con el bombardeo, el pasado agosto, contra milicias islamistas por parte de Egipto y Emiratos Árabes Unidos (EAU). Este hecho enmarca la crisis libia en un conflicto árabe entre los países que apoyan a los Hermanos Musulmanes como Catar y los Estados que actúan en contra de este grupo islamista, con Arabia Saudí,  Egipto y los EAU a la cabeza.
 
Batería antiaérea en Turquía
Por otra parte, el ministro español de Defensa, Pedro Morenés,  anunció que España desplegará una batería antiaérea de misiles Patriot en Turquía, dentro del dispositivo de la OTAN para proteger a la población civil turca de un posible ataque aéreo o con misiles balísticos ante amenazas en su frontera sur con Irak y Siria.
Las baterías antiaéreas que se desplegarán fueron adquiridas en diciembre de 2004 por el entonces ministro de Defensa, José Bono. Según detalló el Gobierno en su día, la compra se hizo a Alemania por unos 100 millones de euros. Se trata de un sistema de segunda mano de defensa contra misiles de largo alcance. Morenés, que compareció ante la Comisión de Defensa del Congreso para informar sobre la cumbre de la OTAN celebrada en Gales los días 4 y 5 de septiembre,  explicó que esta iniciativa se encuadra dentro de las operaciones programadas por la Alianza Atlántica en Turquía y conllevará el desplazamiento de una batería con seis lanzadores y unos 130 militares. La contribución española consiste en la sustitución con baterías antiaéreas Patriot de las desplegadas por Holanda, cuyo repliegue está previsto para finales de enero de 2015.Los militares españoles colaborarán con unidades similares de Alemania y Estados Unidos en este dispositivo de la OTAN, iniciado el pasado año como respuesta a la petición de Turquía en 2012. El ministro concluyó diciendo que “España participa desde el primer momento en la coalición internacional contra el terrorismo del Estado Islámico, como participa y ha participado siempre en el esfuerzo conjunto de la sociedad internacional contra esta lacra que amenaza directamente a nuestro país y nuestros ciudadanos”. Morenés afirmó que España no estará en bombardeos ni en fuerzas terrestres en Irak, y se  comprometió a informar al Congreso y solicitar las autorizaciones que sean necesarias una vez se cierren los detalles de la participación española en la coalición liderada por Washington.

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