Médicos Sin Fronteras aseguran que en Liberia el sistema sanitario “se ha hundido”

Por Lorenzo Medina 
Foto: Unos voluntarios transportan cubos llenos de desinfectante hacia un centro sanitario que trata el virus del Ébola, en Monrovia. 
 
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas declaró el pasado 16 de octubre que “el ébola es una amenaza para la paz”. El Consejo reclamó un incremento espectacular de los medios para frenar la epidemia. Estado Unidos y la Unión Europea (UE) también se han puesto a trabajar para combatir esta plaga que ha matado a más de 4.000 personas en África Occidental, mayoritariamente en Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona, y ha infectado a cerca de 10.000 seres humanos. A Occidente le costó reaccionar. Hasta que no se infectaron tres personas, una  en España y dos en Estados Unidos, los dirigentes occidentales pensaron que el ébola era una enfermedad africana. Ni lo era, ni lo es en un mundo globalizado como el nuestro. La Unión Africana (UA) pidió a los dirigentes políticos y responsables sanitarios del continente que pongan en común su esfuerzo porque es la única manera de combatir una epidemia que avanza sin parar. En Liberia el sistema sanitario “se ha hundido”, asegura Thomas Curbillon, jefe de la misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en este país africano. En la capital del país, Monrovia, 50% de las clínicas han cerrado sus puertas y ocurre lo mismo con el 60% de los centros sanitarios. No hay medios y hay miedo, porque han muerto muchos médicos y miembros del personal sanitario. Sólo queda abierto un hospital público en Monrovia, los otros cinco están cerrados. Muchos sanitarios no tienen la formación suficiente para enfrentarse al ébola, tampoco los medios. Hacen lo que pueden y de la mejor manera posible. 12% de los médicos, enfermeros y auxiliares de enfermería han muerto por culpa del ébola en Liberia. La población, asustada y desesperada, ve en los hospitales y centros sanitarios lugares donde se propaga el virus y muere la gente. Por eso mismo muchos enfermos o pacientes con síntomas no acuden a los hospitales que siguen abiertos. “El miedo se ha generalizado”, señala Curbillon. 
 
Un hospital fantasma
El hospital JFK de Monrovia es el más grande de Liberia, tiene 400 camas y puede atender unos 800 pacientes diarios. Por culpa del ébola, se ha convertido en un hospital fantasma, casi sin actividad. Los médicos atienden a unas pocas decenas de personas cada día. Antes de ser atendidos por un facultativo, los pacientes tienen que someterse a una especie de selección; unas enfermeras les hacen preguntas y les toman la temperatura. Estas trabajadoras pobres de una sanidad pobre en un país pobre carecen de casi todo, no tienen mascarillas, ni guantes, ni trajes especiales. Pero tienen miedo y no lo ocultan. MSF dirige  varios centros para tratar a los enfermos del ébola. Muchos moribundos acaban en la clínica Island o  en el hospital Redemtion. Las autoridades abrirán nuevos hospitales a mediados del mes que viene, pero antes tendrán que convencer a la población de que acuda a esos centros. Senegal tiene más suerte que Liberia. Este viernes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que Senegal es un país libre del ébola. Mientras, Liberia seguirá llorando a sus muertos y temiendo por el futuro más inmediato. El futuro, para muchos habitantes de ese país africano castigado durante décadas por la miseria y las guerras,  suele tener  menos de 24 horas.
 

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato