Macron visita Marruecos para mejorar las deterioradas relaciones diplomáticas con Francia

Paco Soto

Pie de foto: El presidente de Francia, Emmanuel Macron.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, visitará Marruecos los días 14 y 15 de junio con un objetivo concreto: mejorar las deterioradas relaciones diplomáticas bilaterales y lograr que la alianza entre los dos países vuelva a ser estratégica como en el pasado. Marruecos es el primer país magrebí y africano que el jefe del Estado galo visita desde su elección el pasado mes de mayo. Después del viaje a Marruecos, según fuentes de la Presidencia de la República, Macron visitará en las próximas semanas Argelia, un país con el que Francia, antigua potencia colonial, mantiene relaciones tormentosas. Macron viajó a Túnez en noviembre del año pasado, ante de anunciar su candidatura a la Presidencia de la República francesa, y a Argelia en febrero de este año, durante la campaña presidencial. Durante su estancia en Marruecos, el presidente francés se reunirá con el Rey Mohamed VI. “Es un viaje esencialmente político. Los dos países examinarán los diferentes aspectos de su cooperación”, explicó un alto responsable marroquí al semanario ‘Jeune Afrique’.

En una entrevista con ‘Jeune Afrique’ antes de su elección, Macron anunció que si era elegido presidente de Francia, Marruecos sería el primer país que visitase. “Viajaré muy rápidamente, si los franceses me acuerdan su confianza”, declaró Macron. Francia es el principal actor económico y político en el Magreb, especialmente en los tres países clave: Marruecos, Argelia y Túnez. En el caso de Marruecos, Francia rivaliza con España en materia de inversiones y relaciones comerciales. La presencia política y cultural francesa en el Reino de Marruecos es hegemónica. En el orden económico, el próximo 15 de junio, será inaugurada la primera parte de los trabajos de construcción de la factoría del constructor automovilístico francés Peugeot-Citroën (PSA) en Kenitra. Con Renault-Nissan, la presencia de PSA es una de las mayores inversiones francesas en Marruecos.

Pie de foto: El tranvía de Casablanca: una gran inversión francesa en la capital económica marroquí.

Grandes aliados

Las relaciones diplomáticas franco-marroquíes se deterioraron notablemente en 2014 durante el mandato de François Hollande. Antes, París y Rabat habían sido sólidos aliados políticos, económicos, militares y culturales. De hecho lo siguen siendo, pero lo que ocurre es que los dos países todavía no han superado los altibajos de la era Hollande. Pero Francia no puede admitir por más tiempo el empeoramiento de las relaciones con un aliado estratégico como Marruecos. Tampoco el país magrebí, porque necesita a su socio francés para su desarrollo económico y la lucha contra el terrorismo yihadista. París es consciente de que sus intereses en Marruecos son considerables, y sabe que tiene que competir con potencias de tipo medio como España y los ricos países del Golfo. Sin olvidar a Estados Unidos. El objetivo de Macron será arreglar lo que se deterioró durante la presidencia del socialista Hollande y dar un impulso a las relaciones bilaterales.

Causas del deterioro

Durante la presidencia de Hollande, los conflictos entre Rabat y París fueron de orden esencialmente político. El Rey Mohamed VI no vio con buenos ojos que un juez francés decidiera perseguir al jefe de la Dirección General de la Vigilancia del Territorio (DGST, servicio secreto interior) de Marruecos, Abdelatif Hammouchi, por su presunta “complicidad” en varios casos de tortura. En señal de protesta, en febrero de 2014, el Gobierno marroquí rompió la colaboración judicial con Francia. La huelga de hambre que protagonizaron  una veintena de franceses presos en cárceles marroquíes para pedir el traslado a su país de origen, o el humillante cacheo al que fue sometido el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Salaheddine Mezouar, en el aeropuerto parisino de Roissy-Charles de Gaulle, empeoraron aún más las relaciones bilaterales.

Y las declaraciones atribuidas a un diplomático francés, que calificaba  a Marruecos de  “amante” a la que Francia tiene que aguantar aunque no le guste, agravaron la crisis. Otro incidente notable fue el que protagonizó un excapitán del Ejército del Aire marroquí en el Hospital Val-de-Grâce de París. El antiguo militar entró en la habitación donde se encontraba ingresado el general Abdelaziz Bennani, hombre clave del estamento militar de Marruecos durante años, y le insultó, sin que la seguridad del hospital lo pudiera impedir.  En contra de lo que ocurrió con los anteriores presidentes galos, Hollande nunca expresó un gran cariño hacia Marruecos, y no ocultó su mayor interés y preocupación por las relaciones con Argelia, gran productor de hidrocarburos y país clave en la configuración política, social, cultural y sentimental de Francia desde antes que los argelinos expulsaran al colonialismo francés, en 1962. 

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