Madrid acoge el 17 de septiembre una cumbre de países del Mediterráneo para abordar la crisis de Libia

Por Mohamed Sahli
Foto: El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.
 
Madrid será la sede el próxima 17 de septiembre de una conferencia internacional para discutir y afrontar lo que se considera la amenaza más inminente a la estabilidad de toda la cuenca mediterránea, la explosiva situación en Libia. El país que acabó con la dictadura de Muamar Gadafi en 2011, es un Estado fallido que no consigue detener la violencia de las milicias armadas y el terrorismo ni tampoco garantiza la seguridad de los ciudadanos y el control de la producción petrolera. Los conflictos políticos y sociales y los enfrentamientos tribales y territoriales han hundido a Libia en el caos y decenas de miles de ciudadanos libios y de otras nacionalidades  han abandonado el país. Libia, que se encuentra al borde de la guerra civil, posee las mayores reservas de petróleo de todo el norte de África, pero no ha logrado empezar a extraerlas en condiciones medianamente normales, y cunde la impresión de que algunos de sus inmensos y ricos yacimientos puedan caer en manos de grupos terroristas yihadistas. El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, se reunió el miércoles de esta semana con su homólogo libio, Mohamed Abdelaziz, para perfilar los detalles de la cita madrileña. Ambos ministros de Exteriores analizaron la grave situación política interna del país, que amenaza con desestabilizar toda la región mediterránea, tanto la parte sureña como la norteña. En la zona norte, España e Italia  son los países más expuestos a la crisis libia. García-Margallo ya pudo constatar la gran preocupación existente en la región durante su reciente visita a Túnez y Egipto el pasado mes de julio, previa a los bombardeos efectuados por aviones egipcios y emiratíes sobre posiciones de los grupos yihadistas libios. Esta opción fue puesta en marcha por los dos países “ante la pasividad mostrada por Estados Unidos”, según  la versión oficial, pero cuesta creer que El Cairo y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) decidieran un acción de esta envergadura sin el previo consentimiento de Estados Unidos y las principales potencias europeas. 
 
Una amenaza para España
Según informaciones periodísticas, diversos estudios en poder de los Ministerios españoles de Asuntos Exteriores y Defensa señalan a Libia como la zona desde la que puede proyectarse la amenaza más inmediata para España, más próxima en el tiempo incluso que la que representan los yihadistas del Estado Islámico (EI). Algunos expertos consideran que la veracidad de dichos  informes estaría condicionado el silencio de España ante la iniciativa del presidente estadounidense, Barack Obama, de formar una coalición para actuar contra el EI. Una coalición en la que ya se han integrado todos los grandes Estados de la OTAN y la Unión Europea (UE), es decir, Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia, pero también  otros países de menor potencia demográfica y económica que España. La situación de España, que ya participa en cinco misiones internacionales, es compleja, porque el país se podría ver en la obligación de intervenir en Libia y en el Sahel, lo que en tiempos de crisis y contención del gasto público no sería aceptado por una parte importante de la ciudadanía. Es seguramente por este motivo que el Gobierno de Mariano Rajoy hace todo lo posible por economizar el esfuerzo y retrasar su postura respecto a la iniciativa de Obama. Las cosas se le complicarían a España, pero también a otros países europeos y occidentales, si el EI tuviera capacidad suficiente para extender su mortífero califato a Libia y controlar los pozos de petróleo.
 
Diversos Estados e instituciones
La reunión de Madrid se celebrará a nivel de ministros, poniendo en consecuencia sobre la mesa todos los retos surgidos a raíz de la crisis libia. Han sido convocados los países más próximos a Libia, usando como marcos el grupo de Estados europeos mediterráneos Med 7, el Foro 5 + 5 y el Grupo de Países Vecinos de Libia, cuya última reunión se celebró en El Cairo el pasado 25 de agosto. La gravedad de la situación ha instado a implicar asimismo a la UE, y a instituciones como la Unión por el Mediterráneo, la Liga Árabe y la ONU, que nombró recientemente al diplomático español Bernardino León representante especial para Libia. Según García-Margallo, “España considera que ha llegado el momento de poner en común posiciones a favor de la estabilidad de Libia y apoyar el liderazgo de Naciones Unidas en los esfuerzos internacionales de mediación para encontrar una solución negociada a la crisis”. En el marco de la crisis de Libia, el ministro de Asuntos Exteriores de Argelia, Ramtane Lamamra, aseguró esta semana que no habrá ninguna intervención militar  por parte de la comunidad internacional en el país norteafricano. El jefe de la diplomacia argelina defendió “un diálogo nacional” entre las partes enfrentadas en Libia para salir de la grave crisis en que se encuentra el país y conseguir la “reconciliación” y la consolidación de “las instituciones elegidas” que “garantizarán estabilidad”.

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