Malí pone a punto su sistema financiero para conseguir apoyo de los inversores extranjeros

 

Malí, uno de los países más pobres de África, se vio en la obligación de poner a punto su sistema financiero para evitar el colapso económico y conseguir  apoyo de los inversores extranjeros. La miseria, la desnutrición, la sequía y el aumento de la población  complican la situación de un país de  15,3 millones de habitantes  con una extensión que agruparía a España, Francia y Gran Bretaña. Malí  se encuentra en la lista de los países más pobres del mundo. El PIB per cápita de Malí en 2013 superó ligeramente los 715 dólares y la esperanza de vida está por debajo de los 55 años. Malí se enfrenta también a graves problemas de terrorismo yihadista y a grupos de rebeldes tuaregs que no reconocen el poder de Bamako y reivindican la independencia del norte del territorio, el Azawad. Este segundo problema está en vías de solución desde que diversos grupos armados iniciaron negociaciones con Bamako en Argel para encontrar una solución política al conflicto, pero el terrorismo no ha desaparecido y la pobreza y el atraso económico tampoco. En los últimos años Malí ha vivido un  crecimiento económico notable y hay más turismo debido a que hay mayor estabilidad en este país rico en recursos naturales que el pasado 22 de septiembre celebró el 54 aniversario de la independencia. Es en este contexto que el Fondo Monetario Internacional (FMI) planteó a Bamako la necesidad de reformar profundamente su sistema financiero para sentar las bases que faciliten  la apertura económica y el incremento de las inversiones extranjeras. Las exigencias del FMI no cayeron en saco roto. El pasado 17 de septiembre, el director de Finanzas del Ministerio de Defensa fue destituido y la ministra de Finanzas, Bouaré Fily Sissoko, está en la cuerda floja. Malí no tiene muchas alternativas desde que el Banco Mundial (BM) y la Unión Europea (UE) suspendieron una parte de su ayuda, al descubrir, el pasado mes de julio, una serie de irregularidades en algunos contratos de compras de armamento que fueron firmados al margen de los presupuestos del Estado. “Malí no tuvo más remedio que hacer una limpieza”, opina el semanario africano en lengua francesa ‘Jeune Afrique’.  

 

En una reciente visita a Malí, unos altos cargos del FMI se interesaron por la compra de seis helicópteros fuera del presupuesto nacional a la empresa china Qatic por valor de 200 millones de dólares. Cabe destacar también  las crecientes exportaciones españolas de armas y municiones a Malí en los últimos años. En el período 2007-2011 los ingresos obtenidos por la venta de este tipo de armamento ligero español superaron los cuatro millones de euros. La Cooperación Española se comprometió este año a aportar cinco millones de euros al Fondo de Estabilización Económica y Social administrado por el PNUD en Malí para mejorar la salud de la población. Los responsables del FMI estuvieron en Malí entre el 12 y el 15 de septiembre y analizaron a fondo la situación financiera del país africano. “Nuestra misión en Malí fue un gran éxito”, declaró a un medio de comunicación Christian Josz, jefe de la delegación del FMI. Según Josz, los expertos del FMI detectaron irregularidades en facturas de compras de material militar y del propio avión presidencial. El Gobierno de Bamako se vio en la obligación de investigar los hechos y de  tomar medidas para acabar con las irregularidades. Por otra parte, según informa Dunia Gattiui desde Rabat, el Banco Africano de Desarrollo (BAD) acordó el miércoles de esta semana un préstamo de 100 millones de euros a Marruecos. Este último préstamo es  el tercer tramo de un programa de ayuda financiera a Marruecos que  entre 2009 y 2011 concedió al país norteafricano 400 millones de euros. El Banco Mundial (BM) financió 330 millones de euros de la primer parte del crédito. El balance del BAD es satisfactorio, porque Marruecos es un buen alumno del sistema financiero internacional y los bancos marroquíes suelen cumplir  sus  compromisos en el exterior.