Manos Unidas lanza su nueva campaña 'Comparte lo que importa'

Ana Ferrandis Sole

“Un tercio de nuestros alimentos acaba en la basura. Mientras, 800 millones de personas siguen pasando hambre en el mundo”. Con esta premisa, Manos Unidas renueva campaña y manifiesta su voluntad de entrar en un nuevo ciclo con el que finalizará el Trienio de Lucha contra el Hambre (2016-2018).

Después de tres años dando respuesta a las causas y los problemas que provocan el hambre en el mundo, Manos Unidas reclama un mayor acceso a los alimentos, una producción más sostenible y nuevas propuestas para paliar la pérdida y el desperdicio de alimentos.  Marta Machain, directora de Proyectos de la Fundación Celestina Pérez de Almada de Paraguay, y Juan Pablo López Mendía, misionero en Benín, presentaron la Campaña Comparte lo que importa el pasado miércoles 7 de febrero.

Según datos de la organización, se estima que el hambre mata a más personas cada año que el sida, la malaria y la tuberculosis juntos, y supone el mayor riesgo global en el ámbito de la salud pública.

A pesar de que se produce lo suficiente para alimentar a casi el doble de la población mundial, siguen existiendo 800 millones de personas a las que se les niega el derecho a alimentarse. Además, los países con activos económicos buscan ampliar su potencial productor de alimentos mediante la compra de tierras cultivables en otros países en los que, pese a poseer tierras fértiles, hay cierta escasez de alimentos. Es el caso de China que ha comprado recientemente tierras en África o Ucrania, lo que está provocando la expropiación a los agricultores locales y la especulación de los precios de los alimentos.

La guía de trabajo de Manos Unidas se centra en tres pilares fundamentales: favorecer iniciativas que permitan el acceso a los alimentos para consumo humano, y no únicamente encaminadas a obtener beneficio económico; impulsar sistemas de producción medioambientalmente sostenibles, y plantear propuestas que eviten la pérdida y el desperdicio de alimentos.

Según la organización, “en el último año, se ha incrementado de 777 millones a 815 millones el número de personas que pasan hambre en el mundo”; no obstante, es importante tomar conciencia de que la solución no pasa por producir más sino por consumir mejor.

La superproducción de alimentos requiere grandes cantidades de tierra y un abundante uso de agua y de fertilizantes y pesticidas químicos. El empleo de estas prácticas está provocando claros signos de deforestación, contaminación atmosférica y del suelo, agotamiento y contaminación de ríos y acuíferos, y expulsión de gran parte del campesinado de sus tierras.

Para combatir todo esto, Manos Unidas propone denunciar las causas estructurales que defienden esta forma de producción; sensibilizar a las poblaciones locales sobre su derecho a la obtención de los recursos que ellos mismos producen; tutelar las técnicas de mejora de la productividad agrícola compatibles con ese desarrollo sostenible (rotación y asociación de cultivos, uso adecuado del agua, empleo de fertilizantes naturales), y finalmente, racionalizar los recursos posteriores a la cosecha para evitar su desperdicio. 

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