Marruecos inaugura el primer tren de alta velocidad en África

Agencia EFE Raba

Pie de foto: El rey de Marruecos, Mohamed VI, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, durante la inauguración del tren de alta velocidad entre Tánger y Casablanca.

El rey Mohamed VI de Marruecos y el presidente francés, Emmanuel Macron, inauguraron hoy el primer tren de alta velocidad (TGV, en francés) en el continente africano que unirá los dos polos económicos del país, Tánger y Casablanca.

En la ceremonia de inauguración, transmitida en directo por la televisión pública marroquí, ambos jefes de Estado recogieron sus respectivos billetes de viaje antes de dirigirse al tren y emprender el primer viaje de alta velocidad en el continente, que duró una hora y diez minutos desde Tánger hasta la capital, Rabat.

Durante su visita al país magrebí, Macron estuvo acompañado por el ministro de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, y el de Interior, Christophe Castaner, que tenían previstas sendas agendas paralelas con sus homólogos marroquíes para tratar, entre otros, el tema de la emigración.

La ceremonia inaugural motivó la suspensión del tráfico de trenes convencionales a lo largo de la jornada, desde las 10.00 de la mañana y durante más de seis horas.

El tren de alta velocidad, que tendrá una velocidad máxima de 320 kilómetros por hora, une Tánger y Casablanca (340 kilómetros) en dos horas y diez minutos, en lugar de cinco horas actualmente.

La explotación de este tren permitirá aumentar casi de inmediato el tráfico de pasajeros hasta los dos millones, que se prevé suban hasta los ocho millones en unos pocos años. Además, este proyecto permitirá la creación de 2.500 empleos directos e indirectos.

La velocidad máxima se alcanzará en el primer tramo de 200 kilómetros entre Tánger y Kenitra; desde ahí, es decir, en la zona más poblada, esta velocidad bajará a 180 kilómetros por hora a la espera de completar las obras de construcción de la línea de alta velocidad en este tramo, que aún no han terminado.

Bautizado con el nombre de Al Boraq -que en la tradición islámica se refiere al caballo que montó el profeta Mahoma en su ascensión al cielo- tendrá seis trayectos diarios entre cuatro estaciones: Tánger, Kenitra, Rabat y Casablanca.

Las obras de construcción fueron inauguradas en 2011 por Mohamed VI y el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, pero su inauguración se ha demorado más de tres años debido a dificultades relacionadas con la expropiación de terrenos por donde pasa el TGV y la morfología de la zona, sísmica y propensa a las inundaciones.

Esta línea de alta velocidad costó 22.900 millones de dirhams (unos 2.100 millones de euros, financiados en un 51 % por el Estado francés) mediante un contrato que fue adjudicado directamente y sin licitación pública a la compañía francesa Alstom, que en 2017 se fusionó con Siemens (curiosamente, la compañía alemana aspiraba a llevarse el contrato del TGV).

El proyecto implicó la construcción de una nueva línea independiente de 200 kilómetros entre Tánger y Kenitra, la adquisición de doce trenes y la construcción de dos estaciones desde sus bases (Tánger y Rabat).

"Al Boraq pondrá a Marruecos en la vía de la modernidad, el desarrollo y el progreso tecnológico", indicó la agencia oficial marroquí MAP.

Diferentes observadores económicos subrayaron que la reducción de tiempo entre Tánger y Casablanca tendrá un impacto positivo para la economía del país al atraer inversiones extranjeras y aumentar el flujo de capital entre estas ciudades, que con sus regiones contribuyen en un 60 % al PIB marroquí.

La fecha de puesta de servicio al público del tren será anunciada mañana en una rueda de prensa del presidente de la Organización Nacional del Ferrocarril (ONCF), Rabiee Lakhlii, y se darán más detalles sobre los criterios en los que se basó ONCF para establecer las tarifas.

Según dijo a Efe Lakhlii, los precios se basarán en una horquilla variable dependiendo de la categoría del viaje y la antelación de la compra, teniendo como objetivo que sea capaz de dar servicio a la mayor parte de los usuarios.

Desde su lanzamiento, el proyecto fue duramente criticado por la sociedad civil, que llamaba a destinar este presupuesto a construir hospitales y escuelas, así como mejorar la calidad de los servicios de los trenes convencionales y extender sus líneas a regiones sin vías férreas.

El parlamentario izquierdista Omar Balafrej lamentó en declaraciones al diario "l'Economiste" que por "el coste de 10 metros de la línea de alta velocidad se puede construir una escuela en el mundo rural".

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