Marruecos mejora ligeramente en percepción de corrupción y gana nueve plazas

Paco Soto

Pie de foto: La corrupción, uno de los grandes males de Marruecos.

La corrupción es un grave problema para el desarrollo económico de un país, el buen funcionamiento de las instituciones y el bienestar social de la población. Ocurre en todas partes, en el mundo desarrollado y en los países emergentes, en desarrollo y subdesarrollados. La corrupción no es el único factor de atraso de un país, pero sí un elemento básico. En Europa, ¿por qué Dinamarca es un país más próspero, eficaz y justo que España? No es una cuestión biológica o meramente cultural. Entran en juego varios elementos, y uno de ellos es la corrupción. No es que los daneses sean menos corruptos por naturaleza que los españoles, sino que las instituciones son más eficaces en su combate contra esta lacra; y la sociedad, más exigente con los representantes públicos y privados y autocrítica.

¿A qué se debe que Italia, tercera economía de la Zona Euro y miembro del G-7 tenga tantos problemas en su funcionamiento político, institucional y socioeconómico? Una de las claves del problema es la tremenda corrupción, que, en este parámetro, asemeja a Italia, gran potencia económica que en este momento tiene menos renta per cápita que España, a países en desarrollo como Túnez. ¿La corrupción tiene algo que ver con las dificultades para el despegue económico del llamado Tercer Mundo?

Relación directa

Los expertos consideran que sí. Salvando las distancias, ocurre un fenómeno con ciertos paralelismos con el Tercer Mundo en los antiguos países socialistas de Europa Central y Oriental. Sobre todo en los más conflictivos como la Federación Rusa y sus exsatélites soviéticos como Ucrania, Bielorrusia, etc., y en Estados pobres como Bulgaria y Rumanía. Rumanía, que en los últimos años ha hecho un esfuerzo admirable contra la corrupción institucional, política y económica y ha reformado la Justicia, ha mejorado la situación interna.  Mientras que Bulgaria sigue empantanada, porque no ha hecho muchos de sus deberes. En el caso del Magreb, según la ONG de origen alemán Transparency International (TI), Marruecos ha mejorado ligeramente en percepción de corrupción y gana nueve plazas en 2017 respecto a 2016.

El Reino de Marruecos, sobre 180 países analizados, pasa del puesto 91 en 2016 al 80 el año pasado. Una situación parecida a la de Estados como Turquía, India o Ghana. TI valora positivamente los datos de Marruecos, y apunta que empieza a moverse en materia de corrupción, pero considera que no es suficiente. “La lacra de la corrupción sigue destrozando Marruecos”, lamenta un diario digital local. TI confirma esta rotunda afirmación.

Pie de foto: Manifestación contra la corrupción en Rabat.

Exponer la vida

El medio constata que en países muy corruptos –como Marruecos-, “los periodistas y activistas” que denuncian la corrupción “se juegan la vida a diario”. El informe de la ONG TI pone sobre la mesa un dato inquietante: dos tercios de los 180 países estudiados tienen una nota de lucha anticorrupción inferior a 50. La media es 43 puntos. En 2017, Nueva Zelanda y Dinamarca registraron unos resultados excelentes: 89 y 88 puntos, respectivamente. Cerró la lista Somalia (9 puntos). Sudán del Sur tuvo un resultado pésimo: 12 puntos; y Siria, país destrozado por el régimen criminal de Damasco, la guerra, el terrorismo y la violencia, en general, 14 puntos. Transparency International destaca que “la región con mejores resultados es Europa Occidental, con un media de 66 puntos. En cambio, las zonas peor puntuadas del planeta son África Subsahariana (32 puntos de media), Europa del Este y Asia Central: 34.

Mejora insuficiente

Túnez, país en pleno proceso de democratización, es el Estado mejor clasificado en la región de África del Norte: ocupa el puesto 74 y su puntuación anticorrupción es 42. La situación de Argelia es peor: se sitúa en el puesto número 112 y su puntuación es 33. La situación de Libia es dramática: puesto 178 y 14 puntos. Yemen: 175 y 16 puntos. Son países políticamente inestables y víctimas de la violencia; y casi sin Estado en el caso libio. En el continente africano en su conjunto, Costa de Marfil y Senegal han mejorado notablemente, indica el informe de la ONG.

En Marruecos, el primer ministro islamista del Gobierno de coalición, Saad Eddine El Othmani, celebró “la mejora” de su país, pero la calificó de “insuficiente”. No obstante, consideró que “si seguimos mejorando cada año, dentro de algunos años podremos dar un salto adelante considerable”. “La lucha contra la corrupción es un problema de toda la sociedad, la responsabilidad es de todos, aunque el Gobierno es el que tiene mayor responsabilidad” en este asunto, recalcó el jefe del Gobierno y secretario general del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD). 

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