Marruecos sigue sin gobierno, cinco meses después de las elecciones generales

Paco Soto

Pie de foto: El primer ministro de Marruecos, Abdelilah Benkirane.

Marruecos sigue sin tener gobierno, cinco meses después de las elecciones generales que dieron la victoria por segunda vez consecutiva al islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) del primer ministro en funciones, Abdelilah Benkirane. El jefe del Gobierno en funciones no ha conseguido formar un gabinete, y, según algunos comentaristas políticos, espera que el Rey Mohamed VI regrese a Marruecos de un viaje por varios países africanos para presentarle la composición del nuevo ejecutivo o su dimisión. Lo último parece improbable, aunque no imposible, porque Benkirane, además de ser un político inteligente, pragmático y con gran capacidad de maniobra, está muy apegado al poder. El cargo de primer ministro no le viene grande, y sabe que tiene un apoyo popular notable, aunque no haya cumplido muchas de sus promesas ni tampoco haya puesto en marcha un plan para llevar a cabo las grandes reformas económicas, sociales y políticas que el país magrebí necesita.

Negociaciones frustradas

El gran problema al que se ha tenido que enfrentar Benkirane para formar un ejecutivo sólido y equilibrado es el partido centrista y liberal Agrupación Nacional Independiente (RNI) del multimillonario Aziz Akhannouch. Dirigido por tecnócratas de ideología variable, el RNI optó tras las legislativas por un gobierno conservador con el PJD, los berberistas del Movimiento Popular (MP) de Mohand Laenser y el partido Unión Constitucional. Akhannouch se negó a gobernar con el nacionalista Partido Istiqlal (PI), liderado por el polémico Hamida Chabat, quien estuvo a punto de provocar un conflicto diplomático con Mauritania después de haber declarado en un mitin que este país magrebí pertenece al Reino de Marruecos.

El RNI sigue en la misma posición. Por su parte, Benkirane nunca vio con malos ojos la entrada del PI en el nuevo gabinete, y defiende que el RNI, el MP y el poscomunista Partido del Progreso y el Socialismo (PPS) de Nabil Ben Abdellah gobiernen otra vez con los islamistas del PJD, como ocurrió en la anterior legislatura. En este contexto, el liberal Partido de la Autenticidad y Modernidad (PAM) de Ilyas El Omari, segunda fuerza en las legislativas, es la única formación capacitada para ejercer una oposición contundente al islamista Benkirane y sus aliados de coalición.

Pie de foto: El líder del RNI, Aziz Akhannouch.

Estabilidad del país

Es negativo para la estabilidad de Marruecos que el PJD no haya encontrado las alianzas necesarias para conformar un ejecutivo. Benkirane no parece estar agobiado por ello. Tampoco Akhannouch; el líder del RNI mantiene muy buenas relaciones con el monarca alauí, y fue ministro de Agricultura en el ejecutivo saliente. Las negociaciones políticas de cara a un nuevo gobierno están encalladas. Según señaló el semanario marroquí ‘Telquel’ hace un tiempo, “es difícil hacer actualmente previsiones políticas en Marruecos. Pensábamos que la formación del gobierno iba a ser el fin de semana, pero resulta que el jefe del gobierno cedió ante los deseos del jefe de la Agrupación Nacional Independiente (RNI), Aziz Akhannouch, de excluir al Istiqlal de las negociaciones. Las cosas son un poco más complicadas”.

Algunos observadores de la vida política marroquí pensaron que la crisis se solucionaría a principio del pasado mes de enero, pero se equivocaron. Benkirane lo tiene muy difícil, aunque sea un político curtido y con larga experiencia que en la época del Rey Hasan II militó activamente en un grupo islamista radical partidario de la violencia, la Chabiba Islamiya. El líder del RNI quiso imponer a Benkirane a dos de sus aliados circunstanciales, la UC y la debilitada Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), pero el primer ministro en funciones se negó a gobernar con ambas fuerzas.

Pie de foto: Simpatizantes del PJD en un mitin del partido.

Jefe del Ejecutivo a su pesar

Así las cosas, la formación que se podría llevar el gato al agua en esta crisis es el opositor PAM. Sus dirigentes lamentan el bloqueo político que sufre Marruecos, y recalcan que “los partidos se insultan y se tiran piedras. Las instituciones del país están bloqueadas debido a que no hay equipos de dirigentes que se preocupen por el interés del país”. Benkirane atraviesa una etapa entre la “sumisión y la crisis”, aseguró esta semana un medio digital marroquí. Dicho medio consideró que “Benkirane es jefe del Gobierno a su pesar; Akhannouch, emisario del majzén (viejo poder político y económico); MP, UC, USFP, lacayos del emisario; el PAM espera en la sombra”.

Y Palacio controla el asunto de cerca. Benkirane dijo hace unos días ante los jóvenes de su partido, en Bouznika, cerca de Rabat, que es “optimista” sobre el futuro de las negociaciones con otros partidos. Nadie se lo cree. Probablemente ni siquiera el propio dirigente islamista. Aseguró que espera las respuestas de Aziz Akhannouch y Mohand Laenser a sus últimas propuestas. Muchos analistas y periodistas no saben si creerle. Akhannouch hace parte de la comitiva que acompaña al Rey en su periplo africano. Hay nerviosismo en la cúpula del PJD y preocupación en los sectores más politizados de la sociedad.

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