May ofrece su cabeza para que se apoye su acuerdo de Brexit

Raúl Redondo

Pie de foto: La primera ministra británica, Theresa May, habla en la Cámara de los Comunes, en la votación sobre las opciones alternativas de Brexit en Londres, Gran Bretaña, 27 de marzo de 2019. © Parlamento/JESSICA TAYLOR

La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, ofreció su dimisión ante la Cámara de los Comunes a cambio de que se apoye su acuerdo con la Unión Europea (UE) para la salida de los británicos del bloque comunitario, algo que no convenció a gran parte de los parlamentarios británicos.

El Brexit sigue atascado después de la última iniciativa de May, quien lanzó una última propuesta casi a la desesperada para desbloquear la situación que se vive con la posible salida de Reino Unido de las instituciones europeas. La primera ministra llegó a asegurar al grupo conservador que dimitirá de su cargo si el Parlamento llega en algún momento a ratificar el acuerdo de salida de la Unión que pactó con los dirigentes comunitarios.

“Estoy preparada para renunciar a mi puesto antes de lo que era mi intención, para poder hacer lo que creo que es mejor para el país”, aseguró una May que parece haber perdido todo el apoyo de su formación política. El Partido Conservador parece tener claro que la única salida a la situación actual es la marcha de la primera ministra para la elección de un nuevo líder que retome las negociaciones con la UE de cara a culminar por fin el Brexit. De hecho, la propia primera ministra tiene claro cual es la corriente de opinión en su formación política. “Sé que existe el deseo de una nueva estrategia, bajo un nuevo liderazgo, en la segunda fase de las negociaciones del Brexit. No seré un obstáculo”, aseveró May.

El ofrecimiento de la primera ministra persigue la intención de que se celebre una tercera votación, después de las dos anteriores en la Cámara de los Comunes que significaron un rotundo fracaso para el plan de salida acordado por May con los dirigentes europeos. En ambas votaciones la derrota fue bastante amplia, 432 contra 202 en la primera y 391 a 242 en la segunda. Todavía no hay fecha fija para la tercera votación, pero se están barajando posibles opciones para la misma. Ante esta situación, May sigue dejando clara su postura sobre que hay que cumplir sí o sí con el mandato que dio el pueblo británico en el referéndum celebrado hace dos años en el que la ciudadanía británica se manifestó a favor de la salida de la UE.

Aunque todavía no está claro que se pueda llevar a cabo esta nueva votación, a la que se oponían un amplio sector de los conservadores y el presidente de la Cámara (también conocido como Speaker), John Bercow.

El gran escollo que tiene May está en sus propias filas, ya que no tiene el respaldo mayoritario de su grupo parlamentario, y también en el seno del partido unionista norirlandés, el DUP, que se sigue mostrando contrario a apoyar el pacto alcanzado por May con las instituciones europeas.

Tanto la mayoría de los conservadores como los representantes norirlandeses se oponen a la ‘salvaguarda irlandesa’, requerimiento incluido por la UE que significa la imposición de una frontera física y aduana entre las dos irlandas una vez que Reino Unido haya salido del bloque comunitario.

Desde el bando británico no se quiere ceder un ápice de soberanía y no aceptan la existencia de un control aduanero y fronterizo de mercancías y personas entre la República de Irlanda, Estado independiente y adscrito al bloque comunitario, e Irlanda del Norte, país integrado en el Reino Unido que saldría de la UE si se produjese el Brexit. Los británicos entienden que si se aplicase esta imposición europea quedarían supeditados a la voluntad comunitaria y a una posterior negociación para definir en qué condiciones se da el flujo fronterizo o aduanero entre las dos irlandas, algo inadmisible para los británicos al considerarlo una subordinación y una pérdida de poder de decisión en territorio irlandés.

Ocho opciones de Brexit rechazadas

Tras el último ofrecimiento de Theresa May, llegó el turno para la votación de hasta ocho opciones diferentes de Brexit que eran indicativas, es decir, no vinculantes. Todas ellas fueron rechazadas poniendo de manifiesto el bloqueo que se vive en torno a la salida británica de las instituciones comunitarias.

En este sentido, no recibieron apoyo alguno para progresar de cara a una futura votación todas las opciones que se pusieron sobre la mesa, entre ellas una que ganó enteros pero que nuevamente recibió el ‘no’ de la Cámara de los Comunes, como es la de la celebración de un nuevo referéndum. Esta propuesta fue rechazada por 268 a favor a 295 en contra.

También se descartaron otras posibilidades para acordar algún tipo de Brexit tales como la permanencia en la unión aduanera, la permanencia en la citada unión aduanera sumado al alineamiento en el mercado único, el Brexit desordenado ‘por las bravas’ sin acuerdo con la UE (descartado por una amplia mayoría), o la posibilidad de revocar el artículo 50 del Tratado de la Unión, en el que se detalla la forma y los plazos para la marcha de la UE de un Estado miembro.

Por otra parte, sí se aprobó la enmienda de aplazar la marcha del Reino Unido de la UE hasta el 22 de mayo, si se da luz verde al acuerdo de salida de May con los dirigentes comunitarios, o el 12 de abril, si la salida finalmente es sin acuerdo con la UE, lo cual abriría un episodio de consecuencias imprevisibles al no delimitarse con la UE las condiciones en las que quedarían los británicos tras un ‘portazo’ de ese calibre al bloque comunitario. Todo ello, según los plazos que pactó Theresa May tras sus últimos contactos con la cúpula dirigente comunitaria.