Medio ambiente y empleo, jugar limpio tiene premio

Ester Martínez-Ros. Universidad Carlos III de Madrid

Observatorio Social de “laCaixa”

Incluir en las estrategias empresariales objetivos para reducir el impacto medioambiental no solo mejora la reputación de las compañías, sino que también contribuye a la creación de empleo de calidad. Este estudio analiza cómo las empresas que introducen la innovación “verde” en su estrategia corporativa generan más empleo que las empresas no innovadoras o que aquellas cuyas innovaciones no tienen una orientación medioambiental. Además, se observa que este efecto positivo sobre el empleo es aún mayor en las industrias consideradas más contaminantes. Estos resultados son especialmente relevantes en un contexto en el que tanto el medio ambiente como la generación de empleo son prioridades públicas.

Puntos clave

1  El estudio concluye que la inversión en innovación verde supone una oportunidad para atacar el problema del desempleo en España.

2  Incluso en momentos de crisis, las empresas que incluyen como estrategia la preocupación por el medio ambiente e innovan siguiendo este principio muestran un nivel medio de empleo no solo mayor sino que además crece.

3  Actualmente, las inversiones en ecoinnovación se dedican principalmente a cumplir con las normas medioambientales, pero no a la transformación directa de las empresas para usar tecnologías limpias mediante cambios importantes en el proceso productivo (por ejemplo, favoreciendo un menor uso de energías y materiales).

4  Sin embargo, el seguimiento voluntario de objetivos ecoinnovadores predice aumentos en el número de trabajadores.

Los datos demuestran que las empresas que invierten en ecoinnovación son las que han generado más empleo durante los últimos años, incluyendo los años más duros de la crisis. Un análisis de regresión con los datos de la encuesta del Panel de Innovación Tecnológica concluye que la presencia de ecoinnovaciones se asocia con incrementos en el nivel de empleo, y que este efecto se multiplica en aquellas empresas situadas en sectores considerados más contaminantes.

Todas estas relaciones no aparecen en aquellas empresas que, simplemente, no innovan. Por otro lado, las empresas relacionadas con industrias limpias disfrutan de una mejor imagen por su menor impacto medioambiental, por lo que las empresas que pertenecen a industrias más contaminantes sienten una mayor necesidad de diferenciarse. La introducción de tecnologías verdes por parte de estas empresas provoca que se perciban como más sostenibles. Por ello, la sociedad responde de manera más positiva y más receptiva cuando las innovaciones verdes las introducen compañías de sectores muy contaminantes, lo que, a su vez, produce un aumento de su ventaja competitiva en el mercado.

Los impactos de la contaminación y del cambio climático se han convertido en motivo de preocupación pública. Dado que, en muchas ocasiones, estos impactos se perciben como resultado de la actividad económica, muchas empresas han tomado la iniciativa de incluir dentro de sus estrategias corporativas la reducción del impacto medioambiental. Este estudio pone de manifiesto que existe una asociación positiva entre la innovación empresarial orientada a la sostenibilidad ambiental y la creación de empleo. Esta asociación, además, es particularmente significativa en los sectores e industrias más contaminantes, tradicionalmente considerados «sucios» desde el punto de vista medioambiental, siempre que la ecoinnovación se realice de manera voluntaria.

Estos resultados sugieren que, aunque la inversión en tecnología limpia resulta costosa, incluir en las estrategias empresariales objetivos de reducción del impacto medioambiental de la actividad productiva no solo es una oportunidad para mejorar la reputación, sino que también contribuye a la creación de empleo de calidad. 

1. El reto del medio ambiente para las empresas

Las consecuencias no deseadas de las actividades humanas sobre el medio ambiente crecen a una velocidad alarmante. Los impactos de la contaminación y del cambio climático están en primera página de la actualidad y se tiende a pensar que son consecuencia de la actividad económica y de un progreso mal entendido. Es por ello por lo que, especialmente en las últimas décadas, se ha incrementado la presión para que las empresas incluyan, dentro de su estrategia, la consecución de beneficios medioambientales, además de económicos. Entre estos beneficios cabe citar la reducción de las emisiones a la atmósfera, la utilización de materiales reciclados o que puedan llegar a serlo, la minimización del uso de energías y materiales contaminantes.

Así, muchas empresas han puesto en marcha iniciativas que se podrían calificar de «verdes», porque obtienen un producto y desarrollan un servicio que no perjudica el medio ambiente. A efectos de este artículo, se hablará de empresas ecoinnovadoras para referirse a las que, con independencia del sector al que pertenezcan, estén haciendo esfuerzos innovadores destinados a reducir su impacto en el medio ambiente.

Dentro de estas iniciativas, mientras que unas empresas han incorporado sistemas de gestión medioambiental, otras actúan de forma más estratégica, es decir, en función de los objetivos, introduciendo medidas económicas que favorecen el desarrollo de tecnologías e innovaciones verdes. Las motivaciones pueden ser diversas: desde el escrutinio público hasta presiones de los grupos de interés, pasando por incentivos públicos o regulación de las emisiones. Según el Laboratorio de EcoInnovación (2017), algunas empresas consideradas positivas para el clima (climate positive) están asumiendo su corresponsabilidad en esta cuestión, utilizando únicamente energías renovables en sus operaciones, persiguiendo un balance neutro en las emisiones de carbono derivadas de sus operaciones o comprometiéndose al completo reciclaje de las materias primas utilizadas. Con dichas metas se pretende absorber no solo el impacto medioambiental propio, sino también parte del generado por el resto de la economía. Según el mismo estudio, en términos económicos las empresas que gestionan activamente su contribución al cambio climático muestran, además, retornos de la inversión un 18% mayores que el resto.

Los esfuerzos ecoinnovadores también están presentes en nuestro país, aunque quizá no en la misma medida que en otros de nuestro entorno. Las cinco principales áreas que definen la ecoinnovación, de acuerdo con el Índice Europeo de Ecoinnovación (gráfico 1), son las siguientes:

- Recursos (gastos en personal en I+D, valor de las inversiones medioambientales...).

- Actividades (certificaciones medioambientales conseguidas gracias a la puesta en marcha de ciertas actividades, porcentajes de empresas que han introducido una innovación con resultados medioambientales positivos).

- Productos o servicios finales (número de patentes, publicaciones académicas).

- Eficiencia en el uso de los recursos (productividad en material, agua, energía).

- Resultados socioeconómicos (exportaciones medioambientales, empleo en ecoindustria y economía circular).

Con este índice se pretende medir todos los aspectos que reúne una actividad productiva orientada a la minimización del impacto sobre el medio ambiente. España está en el puesto 14, un poco por debajo de la media europea y a una distancia no despreciable de los líderes (Alemania, Finlandia y Luxemburgo). Si comparamos este dato con el conseguido en 2015, España ha empeorado, dado que en ese año se situó en el puesto 11, por encima de la media de la UE.

Además del efecto directo en el medio ambiente, las medidas ecoinnovadoras pueden tener otros efectos indirectos. En este sentido, es particularmente interesante examinar los efectos de la ecoinnovación en el empleo, un ámbito de especial importancia en nuestro país. Aportar indicios que determinen el posible efecto de la ecoinnovación en el empleo es precisamente el principal objetivo del presente estudio.

2. Empleo y ecoinnovación

Uno de los temas que más presencia tiene en los actuales debates de política económica es la preocupación por cómo la transformación verde de las empresas afecta al crecimiento económico y al empleo. Pese a ello, y paradójicamente, disponemos de pocos estudios al respecto.

Uno de los temas que más presencia tiene en los actuales debates de política económica es la preocupación por cómo la transformación verde de las empresas afecta al crecimiento económico y al empleo.

En este sentido, las administraciones públicas han propiciado, mediante diferentes instrumentos (ayudas públicas o menor presión fiscal, entre otros), la aparición de nuevas empresas e industrias dentro un nuevo marco, denominado «sector medioambiental». En este marco, las empresas de energías renovables son un ejemplo paradigmático. Los nuevos puestos de trabajo creados por estas empresas, sumados a la demanda de empleo en industrias con tecnologías limpias, sugieren que el impacto de la innovación verde en el empleo ha sido positivo.

Sin embargo, tal y como apuntan las innovaciones verdes y en particular las que proporcionan producción limpia, reducir la demanda de energía y materiales de ciertas industrias también afecta al empleo en estos sectores (Pfeiffer y Rennings, 2001). El fenómeno afecta especialmente a los trabajadores de industrias que utilizan tecnologías obsoletas o cuyos materiales son sucios (por ejemplo, el carbón, material utilizado como energía pero que es altamente contaminante). El efecto neto sobre el empleo de estas dos grandes tendencias, una creadora y otra destructora de puestos de trabajo, es incierto, por lo que son necesarios análisis de mayor profundidad.

La mayoría de los estudios llevados a cabo hasta hoy han analizado la relación directa existente entre tipos de ecoinnovación y su efecto en el empleo. Así, Horbach y Rennings (2013) muestran que hay diferencias en el impacto sobre el empleo si las empresas innovan en el producto (lo que hacen) o en el proceso (cómo lo hacen), verificando que el efecto positivo sobre el empleo lo provocan básicamente las innovaciones en los procesos, en especial las que permiten ahorrar costes en material o energía.

Asimismo, la transformación de las empresas no depende, principalmente, de que se implementen tecnologías al final del proceso productivo (por ejemplo, incorporar un catalizador en los automóviles para reducir emisiones), sino de la generación de tecnología «limpia» para incluirla en el propio proceso (por ejemplo, pasar a usar energías renovables), siendo esto lo que produce incrementos de puestos de trabajo (Rennings y Zwick, 2002, 2004). Sin embargo, Rennings et al. (2004) obtuvieron evidencia de que las ecoinnovaciones en producto también tienen un efecto positivo en la probabilidad de incrementar el empleo. Todos estos estudios parecen converger en la existencia de un impacto positivo de las innovaciones verdes sobre el número de trabajadores en las empresas.

Al introducir un impuesto a las emisiones de CO2, las empresas toman conciencia de su corresponsabilidad con el medio ambiente e incorporan personal cualificado que trabaja en la mejora continua del proceso productivo para reducir dichas emisiones.

Otro grupo de estudios centran su atención en comparar si las empresas actúan por voluntad propia o, por el contrario, se limitan a seguir las normas o leyes en materia medioambiental o las exigencias que impone el propio mercado. Aunque no todos los datos son convergentes, la mayoría de evidencias apuntan a una relación positiva entre ecoinnovación y empleo, con independencia del motivo que guíe la introducción de estas ecoinnovaciones. Así, el estudio de Rennings et al. (2004) muestra un efecto positivo en el empleo cuando las ecoinnovaciones se introducen como respuesta a las empresas competidoras, mientras que Horbach y Rennings (2013) sugieren que los ahorros en material y energía inducen a ahorros en costes, lo que provoca a su vez un aumento en la competitividad de las empresas que se traslada a sendos incrementos de demanda y empleo. Este mismo estudio indica que cuando la empresa adopta medidas medioambientales a consecuencia de requerimientos legales o regulaciones exteriores, el efecto sobre el empleo es inexistente. Sin embargo, Porter y Van der Linde (1995) aportan evidencia de que los instrumentos de regulación constituyen una oportunidad de negocio y facilitan, por tanto, un incremento de empleo para las empresas que los apliquen. Así sucede, por ejemplo, al introducir un impuesto a las emisiones de CO2 que hace que las empresas tomen conciencia de su corresponsabilidad con el medio ambiente e incorporen personal cualificado que trabaje en una mejora continua del proceso productivo para reducir dichas emisiones.

3. Empleo y ecoinnovación en España

La inversión en innovación verde supone, por tanto, una oportunidad para atacar el problema del desempleo en España. Los datos demuestran, de hecho, que las empresas que invierten en ecoinnovación son las que han generado más empleo, de manera consistente, durante los últimos años (gráfico 2).

En este gráfico se presenta una evolución comparativa del nivel medio de empleados atendiendo a si las empresas son no innovadoras, innovadoras no medioambientales y ecoinnovadoras.

Incluso en momentos de crisis, las empresas que incluyen como estrategia la preocupación por el medio ambiente e innovan siguiendo este principio muestran un nivel medio de empleo no solo mayor, sino que, además, crece.

De estos datos se desprende que, incluso en momentos de crisis, las empresas que incluyen como estrategia la preocupación por el medio ambiente e innovan siguiendo este principio muestran un nivel medio de empleo no solo mayor, sino que, además, crece con respecto a las empresas no innovadoras o a las que innovan sin preocupación alguna por el medio ambiente. El resultado general da pie a plantear si este comportamiento se produce en todas las industrias. En este sentido, puede ser útil tener en cuenta la clasificación que ofrece el informe anual del Inventario de Emisiones Tóxicas (Toxic Release Inventory, TRI) de 2012 y el informe de la Agencia de Protección medioambiental de EE. UU. (Environmental Protection Agency, EPA), basada en el nivel de contaminación y productos tóxicos que cada industria lanza al medio ambiente. Esta clasificación agrupa sectores desde un punto de vista medioambiental, diferenciando entre industrias más contaminantes e industrias menos contaminantes, tal y como se muestra en la tabla siguiente.

Esta tabla permite profundizar en la descripción de lo que está pasando en la actividad económica española, distinguiendo los sectores considerados menos contaminantes frente a los más contaminantes. Además de producir un alto nivel de contaminación y productos tóxicos, los sectores más contaminantes se caracterizan por tener un menor tamaño, ya sea medido por ventas o por empleo. Suelen ser sectores cuyas empresas, salvo excepciones, dedican menos esfuerzo a la I+D y, por tanto, son menos intensivas en alta tecnología; asimismo, participan mucho menos en programas de apoyo público (local, nacional o supranacional). Las empresas vinculadas a las industrias más agresivas con el medio ambiente tienen un mayor impacto, por lo que están sujetas a un mayor escrutinio público y a mayores y más estrictas regulaciones medioambientales que el resto de las empresas.

La sociedad responde de manera más positiva y más receptiva cuando las innovaciones verdes las introducen compañías de sectores muy contaminantes, lo que, a su vez, produce un aumento de su ventaja competitiva en el mercado.

Para obtener indicios del efecto de la ecoinnovación en el empleo, se ha seguido una definición de ecoinnovación similar a la propuesta por la Unión Europea. Una empresa se define como ecoinnovadora en función de los objetivos que tiene en materia de innovación. Entre estos objetivos destacan cuatro relacionados explícitamente con el medio ambiente: 1) utilización de menos materiales por unidad producida; 2) utilización de menos energía por unidad producida; 3) menor impacto medioambiental; 4) cumplimiento de los requisitos normativos medioambientales, de salud y seguridad. Los cuatro objetivos están medidos en la encuesta Panel de Innovación Tecnológica (PITEC) con un grado de importancia de 1 (no importante) a 4 (muy importante), y se pueden analizar en relación con el sector de actividad y el tamaño de las empresas.

Se muestran aquí (gráfico 3) los objetivos de las empresas relacionados con motivaciones externas como el cumplimiento de las normas medioambientales o conseguir un menor impacto medioambiental. Dicho comportamiento aparece tanto en empresas grandes como en pequeñas y medianas, aunque de manera más acusada en las primeras. Vemos que la principal motivación externa es concentrarse en cumplir con las presiones regulatorias, antes que actuar sobre el propio proceso productivo, aun cuando esto último implicaría una actividad todavía más verde y más limpia, al utilizar menos energía y materiales. En definitiva, las inversiones en ecoinnovación se dedican principalmente a cumplir con las normas medioambientales, pero no a la transformación directa de las empresas para usar tecnologías limpias mediante cambios importantes en el proceso productivo (por ejemplo, favoreciendo un menor uso de energías y materiales contaminantes).

Por otro lado, el análisis de los datos (gráfico 4) muestra que las empresas que pertenecen a los sectores más contaminantes están más preocupadas por el medio ambiente que las pertenencientes a las industrias más limpias, lo cual no deja de ser lógico. En las industrias más contaminantes, el impacto medioambiental y el cumplimiento de las regulaciones son los objetivos más importantes, pero sin dejar atrás la introducción de medidas que hagan su proceso productivo más limpio (ahorro en energía y uso de menos materiales). A pesar de lo anterior, se evidencia que el objetivo principal de todas las industrias es cumplir con la normativa. 

Podemos deducir de estos datos que las empresas que pertenecen a industrias más contaminantes sienten una mayor necesidad de diferenciarse que las empresas de industrias consideradas menos contaminantes. La introducción de tecnologías verdes por parte de estas empresas provoca que se perciban como más sostenibles. En contraste, las empresas relacionadas con industrias limpias disfrutan de una mejor imagen por su menor impacto medioambiental. Por ello, la sociedad responde de manera más positiva y más receptiva cuando las innovaciones verdes las introducen compañías de sectores muy contaminantes, lo que, a su vez, produce un aumento de su ventaja competitiva en el mercado.

Una manera más completa de abordar estas cuestiones es incluir en un mismo análisis todas las variables consideradas (presencia de ecoinnovaciones, impacto ambiental de la empresa, seguimiento de objetivos ecoinnovadores voluntario o forzado por las regulaciones vigentes) y observar cuáles de ellas predicen realmente el incremento de empleo en las empresas innovadoras.

Tras realizar este tipo de análisis (análisis de regresión) con los datos de la encuesta PITEC, se concluye que la presencia de ecoinnovaciones se asocia con incrementos en el nivel de empleo, y que este efecto aparente sobre el empleo se multiplica en las empresas situadas en sectores considerados más contaminantes (Kunapatarawong y Martínez-Ros, 2016). Por otra parte, el seguimiento voluntario de objetivos ecoinnovadores (reduciendo consumos de energía y materiales) predice aumentos en el número de trabajadores, mientras que cuando estos objetivos se plantean únicamente para cumplir la legislación establecida no aparecen beneficios para el empleo. Por último, todas estas relaciones entre variables no se dan en las empresas que, simplemente, no innovan.

4. Conclusiones

El impacto de las actividades humanas tanto a escala local como global ha convertido la preocupación por el medio ambiente y su conservación en una prioridad pública. Es por ello por lo que un estudio que vincule la estrategia empresarial respetuosa con el medio ambiente y los resultados en la economía es de interés para la sociedad en su conjunto.

Las empresas incorporan esta preocupación por el entorno mediante innovaciones. La introducción de la innovación medioambiental responde tanto a factores externos (legislación) como internos (motivaciones económicas). Los resultados de nuestro estudio presentan una asociación positiva entre crecimiento del empleo y las empresas con motivaciones ecoinnovadoras, lo que sugiere que las empresas que introducen la innovación medioambiental en su estrategia corporativa generan más empleo que las empresas no innovadoras o que aquellas con una menor orientación medioambiental. Además, el efecto positivo en el empleo es mayor en industrias consideradas más contaminantes.

Estos resultados aportan elementos que se han de considerar en la toma de decisiones empresariales y de política pública. Así, el compromiso y la inversión en innovación, y en ecoinnovación en particular, parecen generar réditos no solo en el medio ambiente y en la imagen pública de las empresas, sino también en su capacidad para generar empleo. Este hecho aconseja que las administraciones planteen marcos regulativos que potencien, por múltiples razones (entre las que se suma la de favorecer el empleo), la ecoinnovación.

En cualquier caso, este estudio es, simplemente, una primera aproximación, limitada y parcial, a la cuestión. Es necesario plantear estudios más amplios y rigurosos que permitan extraer conclusiones sólidas que fundamenten una toma de decisiones informada y eficiente, tanto en el ámbito político como social.

5. Referencias

Dangelico, R.M., y D. Pujari (2010): «Mainstreaming green product innovation: why and how companies integrate environmental sustainability», Journal of Business Ethics, 95.

Eco-Innovation Observatory: EU Eco-Innovation Index 2016. Technical Note.

Environmental Protection Agency (EPA) (2012): Toxics Release Inventory (TRI) Program.

European Commission: Eco-innovation scoreboard 2017.

Horbach, J., y K. Rennings (2013): «Environmental innovation and employment dynamics in different technology fields. An analysis based on the German Community Innovation Survey 2009», Journal of Cleaner Production, 57.

Kunapatarawong, R., y E. Martínez-Ros (2016): «Towards green growth: how does green innovation affect employment?» Research Policy, 45(6).

Laboratorio de Ecoinnovación (2017): Empresas climate positive: ¿Qué son y cómo contribuyen a la lucha contra el cambio climático?

Panel de Innovación Tecnológica (PITEC): Informes.

Pfeiffer, F., y K. Rennings (2001): «Employment impacts of cleaner production. Evidence from a German study using case studies and surveys», Business Strategy and the Environment, 10.

Porter, M.E., y C. van der Linde (1995): «Green and competitive: ending the stalemate», Harvard Business Review, 73.

Rennings, K. (2000): «Redefining innovation. Eco-innovation research and the contribution from ecological economics», Ecological Economics, 32.

Rennings, K., A. Ziegler y T. Zwick (2004): «The effect of environmental innovations on employment changes: an econometric analysis», Business Strategy and the Environment, 13.

Rennings, K., y T. Zwick (2002): «Employment impact of cleaner production on the firm level: empirical evidence from a survey in five European countries», International Journal of Innovation Management, 6.

Toxics Release Inventory (TRI) Program (2012): «What type of industries are included in TRI?».

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