Mohamed VI viaja a EAU y Catar para reforzar lazos y mediar en el conflicto con Riad

Paco Soto

Pie de foto: El Rey Mohamed VI, su hermano el príncipe Moulay Rachid y el jeque de EAU Mohamed Ben Zayed Al- Nahyane.

El Rey de Marruecos, Mohamed VI, realizó esta semana un viaje a dos países del Golfo para reforzar los lazos bilaterales: Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Catar. Según la agencia MAP, el monarca viajó acompañado de su hermano, el príncipe Moulay Rachid, y de una delegación compuesta por personalidades como los consejeros Fouad Ali El Himma, Yasser Znagui y Abdellatif Menouni. Las relaciones políticas, económicas y entre las familias reales de Marruecos y EAU son muy intensas. Rabat y Abu Dabi comparten posturas similares sobre importantes conflictos regionales e internacionales como la integridad nacional de ambos Estados, el conflicto entre palestinos e israelíes y la lucha contra el terrorismo. Tanto es así que en 2014 el Reino de Marruecos, siguiendo las directrices de Mohamed VI, reforzó el apoyo a EAU en materia de lucha antiterrorista y en favor de la estabilidad regional. Rabat y Abu Dabi han firmado más de 60 acuerdos de cooperación en el terreno industrial, comercial, técnico, agrícola, inversor, fiscal, judicial, sanitario, turístico y aéreo. Marruecos necesita de las inversiones y la cooperación económica y tecnológica con un país rico y moderno como EAU y Abu Dabi valora su expansión en el Reino Alauita, porque esto le permite asentar su presencia en el Magreb y Africa.

Apoyo económico e inversor

EAU apoya económicamente a Marruecos a través de organismos inversores y financieros como Aabar Investments PJS, Wessal Capital, Fondos de Abu Dabi para el Desarrollo, la Sociedad Marroquí-Emiratí de Desarrollo, Etisalat, Taqa y Al Maabar International Investments. Según informó la agencia MAP, durante su visita, el Rey de Marruecos asistió a la inauguración del Museo del Louvre de Abu Dabi. Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos explicaron que la visita del monarca alauita es “un paso más en favor del fortalecimiento de un partenariado estratégico” entre Marruecos y este país de la Península Arábiga. A ningún analista internacional se le escapa el hecho de que el viaje de Mohamed VI a EAU y Catar se lleva a cabo en un momento de extrema tensión regional. El principal factor de inestabilidad es el grave enfrentamiento político y diplomático entre Catar y Arabia Saudí, país donde fueron detenidos hace unos días por corrupción once príncipes y cuatros ministros. Un medio digital marroquí planteó si “Mohamed VI podrá reconciliar los hermanos enemigos”.

Pie de foto: Una vista de Doha, capital de Catar.

Meses de bloqueo

Catar sufre desde hace meses un bloqueo decretado por Arabia Saudí y sus aliados regionales.  En este sentido, un experto marroquí en conflictos en Oriente Medio opina que “Mohamed VI podría hacer de mediador entre Catar y Arabia Saudí y los países que lo apoyan en el marco del Consejo de Cooperación del Golfo. Si este primer intento no prosperara, el Rey de Marruecos se esforzaría por convencer a los países enfrentados que es mejor para todos enterrar el hacha de guerra. Sobre todo teniendo en cuenta las tensiones políticas y militares entre Irán y Arabia Saudí, que podrían cambiar el orden de las prioridades y alejar a Catar de la primera línea de fuego.

Además de la vertiente política, la economía desempeña un papel clave en el viaje real. Marruecos necesita de las inversiones y apoyo económico de dos países ricos del Golfo como EAU y Catar. No puede renunciar a esta necesidad. Los dos Estados del Golfo están dispuestos a aportar a Marruecos los fondos necesarios para varios programas de desarrollo regional. En este momento, Arabia Saudí, que ha impulsado un complejo programa de reforma económica, no hace parte de las prioridades de la diplomacia marroquí en la Península Arábiga.

Hace varios meses, Riad y sus aliados en el conflicto (EAU, Yemen, Egipto y Bahréin) acusaron a Doha de fomentar el terrorismo yihadista y apoyar grupos violentos como Al Qaeda, Daesh y el movimiento de los Hermanos Musulmanes. Este bloque de Estados islámicos, en aras de la seguridad nacional, rompió relaciones diplomáticas con Catar e impulso una campaña de aislamiento económico, político, militar –exclusión de la coalición que interviene en Yemen contra unas milicias pro iraníes-, mediático -cierre de Al-Jazira en varios países-, aéreo, terrestre y diplomático. Doha niega las acusaciones de Arabia Saudí y sus aliados y asegura que el objetivo de Riad es colocar bajo su tutela al rico Estado catarí.

Pie de foto: El presidente Donald Trump conversa con el Rey saudí.

Desafío catarí

En plena crisis con Riad y sus aliados, el pasado mes de agosto, Catar desafió a este grupo de países y el bloqueo que llevan a cabo, al restaurar plenamente las relaciones diplomáticas con Irán, el gran enemigo de Arabia Saudí. Teherán y Doha están en el punto de mira de Riad, que condena su “alianza estratégica” para financiar y amparar el terrorismo. El presidente estadounidense, Donald Trump, fiel aliado de Arabia Saudí, pidió a la comunidad internacional el “aislamiento” de Irán, que se convierte otra vez en el “eje del mal” para Washington. Lo que son datos objetivos es que en Catar residen media docena de magnates que financian el terrorismo yihadista y este minúsculo país ha sido el principal apoyo de los Hermanos Musulmanes y otros grupos islamistas radicales.

Tanto es así que cuando empezó la denominada ‘Primavera Árabe’ países occidentales como Estados Unidos y Francia vieron en Catar un aliado que podría controlar a los islamistas que se estaban preparando para llegar al poder en Egipto y Túnez. Además, Catar nunca ha manifestado una política marcadamente hostil a Irán, y los dos países islámicos controlan unas inmensas reservas gasísticas en aguas del Golfo Pérsico. Apoyados por Estados Unidos, Arabia saudí y EAU han convertido a Irán en su enemigo número uno, mientras que Omán y Kuwait adoptan una posición más conciliadora en la crisis.