Mohamed VI viaja a Túnez para frenar la influencia argelina en el pequeño país magrebí

Por Paco Soto

Foto: El rey de Marruecos, Mohamed VI, y el presidente de Túnez, Moncef Marzuki.

El rey de Marruecos, Mohamed VI, inició el viernes 30 de mayo un viaje oficial de tres días  a Túnez tras haber sido invitado por el presidente del pequeño país magrebí, Moncef Marzuki.  Según un comunicado del Ministerio de la Casa Real, de Protocolo y Cancillería, el monarca marroquí  y el presidente tunecino presidirán la ceremonia de firma de varios acuerdos bilaterales de interés para el sector público y privado. Durante su visita, Mohamed VI pronunciará un discurso ante los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente (Parlamento) de Túnez. Marruecos y Túnez tienen buenas relaciones bilaterales tanto desde el punto de vista político como económico y religioso. En el ámbito económico, los dos países magrebíes mantienen un modesto intercambio comercial del orden de los 230 millones de euros. Es un nivel muy por debajo del que Marruecos mantiene con sus dos principales socios de la Unión Europea (UE), España y Francia. El viaje oficial de Mohamed VI es el primero que lleva a cabo el soberano alauí después de la denominada revolución de los jazmines tunecina que derrocó al dictador Zine El Abidine Ben Ali, en enero de 2011. En cambio, el presidente Marzuki viajó a Marruecos en febrero de 2012. La visita del rey Mohamed VI se lleva a cabo tres semanas después de que el primer ministro tunecino, Mehdi Jomaâ, viajara a Argel. Durante este viaje, las autoridades argelinas se mostraron dispuestas a ayudar económicamente al país que inició la Primavera Árabe. Como muestra de esa generosidad, Argel concedió a Túnez un préstamo de 100 millones de dólares a través del Banco de Argelia y un donativo de 50 millones de dólares.

Preocupación marroquí

La ayuda argelina a Túnez no pasó inadvertida en Rabat. Argelia y Marruecos son los dos grandes países del Magreb en lo político y económico y sus intereses en África suelen ser generalmente opuestos. Ambos países se pelean entre ellos por el control de los mercados y por tener zonas de influencia. Además, el conflicto del Sáhara occidental que opone a Marruecos con el Frente Polisario es una fuente de discordia entre los dos grandes Estados del Magreb debido al apoyo que da Argel a los independentistas saharauis. Este conflicto ha impedido que prosperara la Unión del Magreb Árabe (UMA) creada en 1989 por Argelia, Marruecos, Túnez, Libia y Mauritania. Si Malí en el Sahel es un terreno de enfrentamiento por el control del país entre Argelia y Marruecos, en el Magreb a Túnez le podría pasar lo mismo. Es al menos lo que sostienen en privado algunos responsables políticos marroquíes. Marruecos apoya al nuevo régimen tunecino y le gustaría desempeñar un mayor protagonismo político y económico en el pequeño país magrebí. Pero una cosa son los deseos y otra bien distinta las posibilidades, porque mientras Argelia dispone de muchos recursos económicos procedentes de la producción y exportación de hidrocarburos, Marruecos carece de esa riqueza estratégica. El Estado marroquí, hoy por hoy, no tiene tanta capacidad diplomática y económica como Argelia, lo que le impide ser más activo en diversos escenarios africanos y del mundo árabe. Además, por culpa del conflicto saharaui, Marruecos abandonó la Unión Africana (UA) hace años y esto le debilitó en África. El apoyo de un país tan relevante como África del Sur al Frente Polisario tampoco beneficia a los intereses de Rabat. El presidente Marzuki es un firme defensor de la unidad del Magreb y se ha pronunciado a favor de que Marruecos regrese a la UA, pero nadie cree seriamente que tenga suficiente fuerza e  influencia para distanciarse de Argelia o al menos para mantener un equilibrio e incluso una prudente equidistancia entre las dos potencias magrebíes. El actual Gobierno tunecino necesita el apoyo financiero de sus socios argelino y marroquí, porque Túnez vive una delicada situación económica que podría comprometer la transición democrática. Marzuki no lo tiene fácil, porque dos de sus rivales políticos, el líder islamista de Ennahda, Rachid Ghanuchi, y el presidente del partido Nidaa Tunes, Beji Caïd Essebsi, están más vinculados a Argelia que a Marruecos. Es más, ambos dirigentes visitaron al presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, el 10 y el 11 de septiembre de 2013.

 Petrodólares del Golfo

Así, las cosas, Túnez necesita de Argelia y de Marruecos, pero también de los petrodólares de las ricas monarquías del Golfo Pérsico. Algo parecido ocurre con Marruecos, donde el rey Mohamed VI ha tejido lazos políticos y económicos muy fuertes con países como Arabia Saudí, Catar, Omán, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein. Se dan las circunstancias de que el primer ministro tunecino visitó estos países árabes del Golfo después de haber sido nombrado para el cargo, en enero de 2014. Túnez no mantiene buenas relaciones con algunos países del Golfo como Arabia Saudí, porque los dirigentes de Ryad dieron asilo político a Ben Ali y no vieron con buenos ojos la revolución de los jazmines, y Catar, que tiene una estrecha relación con Ennahda. Marruecos lo sabe y su diplomacia intenta acercar posiciones, sobre todo con Ryad. Según fuentes diplomáticas, Marruecos también tiene en cuenta la nueva alianza estratégica que Argelia y Egipto sellarán próximamente, porque teme que este acuerdo le debilite de cara a otros países de África del norte como Túnez. Argel y El Cairo, que tienen dos Ejército poderosos, quieren estrechar la relación en la lucha antiterrorista y contra otras actividades delictivas, porque ven con mucha preocupación lo que ocurre en Libia. “¿Esta unión habría asustado al soberano marroquí?”, se pregunta un experto.

Detención de yihadistas

Por otra parte, según informa la agencia EFE, seis personas fueron detenidas en el enclave español de Meilla en un operación de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía en la que fue desarticulada una red internacional de captación y envío de yihadistas para su integración en organizaciones terroristas asentadas en Malí y Libia. Entre los detenidos, según el Ministerio del Interior, se encuentra el primer yihadista español retornado del conflicto de Malí tras su paso por los campamentos de entrenamiento que tiene el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO) en dicho territorio. La operación, denominada “Javer” y que continúa abierta, se está llevando a cabo por agentes de la Comisaría General de Información del Cuerpo Nacional de Policía y del Servicio de Información de la Guardia Civil bajo la dirección del Juzgado Central de Instrucción número 4 y de la Fiscalía de la Audiencia Nacional.

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