Pío García-Escudero realiza una visita de cuatro días a Argelia

 

 

El presidente del Senado español, Pío García-Escudero, inició el miércoles de esta semana en Argelia una visita de cuatro días para reforzar las relaciones políticas y parlamentarias entre los dos países. García-Escudero fue recibido en el aeropuerto internacional Houari Boumedienne de Argel por su homólogo argelino, Abdelkader Bensaleh. Después se entrevistó con el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika. Una vez acabado el encuentro con Buteflika, García-Escudero puso de manifiesto que había sido "muy fructífero", y explicó que los dos responsables políticos  abordaron la cuestión de la cooperación entre Argelia y España en el terreno económico y cultural y en el ámbito de la seguridad. La entrevista también sirvió para "relanzar" las relaciones entre los Parlamentos de los dos países y en ella se habló de la abdicación del rey Juan Carlos I y la llegada al trono de su hijo, don Felipe de Borbón, según dijo el presidente del Senado. García-Escudero tiene previsto reunirse durante su estancia en Argelia con otros dirigentes del país norteafricano, como el primer ministro, Abdelmalek Sellal; el ministro de Energía y Minas, Yusef Yusfi; y el ministro de Asuntos Exteriores, Ramtan Lamamra. Durante su visita argelina, el presidente del Senado, que es también un importante dirigente del Partido Popular (PP) en el Gobierno, hará una escala en  Orán. En esta gran ciudad occidental de Argelia, García-Escudero procederá a la inauguración de una placa conmemorativa en la conocida 'Cueva de Cervantes', donde supuestamente el escritor Miguel de Cervantes se escondió en uno de sus cuatro intentos frustrados de fuga durante los cinco años que pasó cautivo en Argel, entre 1575 y 1580.

 

España y Argelia son dos países amigos que han estrechado las relaciones económicas y políticas en los últimos años. España es uno de los principales inversores en Argelia y en 2013 se convirtió en el primer socio comercial del país magrebí, que es una potencia productora y exportadora de hidrocarburos y desempeña un papel  estratégico en el Magreb y en la región del Sahel. En la lucha contra el terrorismo yihadista y por la seguridad en el norte der África, Argelia es un Estado clave, y por eso mismo mantiene estrechas relaciones con España, pero también con otros países como Francia y Estados Unidos. Además, el Gobierno de Mariano Rajoy sigue de cerca las reformas políticas y constitucionales que se han iniciado en Argelia tras las elecciones presidenciales de abril, que dieron de nuevo el poder a Buteflika. El pasado 2 de junio el consejero especial del presidente argelino y exprimer ministro, Ahmed Uyahia, comenzó unos contactos con distintas personalidades políticas y de la sociedad civil con vistas a introducir cambios en la Constitución.

 

Por otra parte, Alaa Abdelfatah, un bloguero de 33 años y uno de los símbolos de la revolución popular que en 2012 derrocó al dictador egipcio Hosni Mubarak, fue condenado el miércoles de esta semana a 15 años de prisión junto a otros 24 activistas laicos por organizar una manifestación de protesta ilegal en noviembre de 2013. La dura condena demuestra que la llegada al poder presidencial del exmariscal golpista Abdelfatah el-Sisi no significa un freno a la represión de la oposición. Todo lo contrario: El-Sisi advirtió a los islamistas del ilegalizado movimiento de los Hermanos Musulmanes y a la oposición laica liberal y de izquierda que no tolerará protestas callejeras.  Abdelfatah, que tiene 600.000 seguidores en Twitter, estaba acusado de organizar una protesta sin permiso gubernativo, dañar instalaciones públicas y privadas, cortar la vía pública y agredir a un agente de policía. El condenado, que también fue sentenciado a pagar una multa de 10.000 euros y a cinco años de libertad vigilada tras el cumplimiento de la pena, siempre negó los cargos. Otro icono de la revolución egipcia y líder del opositor e ilegalizado Movimiento 6 de Abril, Ahmed Maher, también fue encarcelado. Desde que El-Sisi organizó el golpe de Estado que acabó con el presidente electo Mohamed Mursi, han muerto más de 2.000 personas en enfrentamientos con las Fuerzas de Seguridad y 20.000 están en prisión.