Saad-Eddine El Othmani, el islamista tranquilo y dialogante

Paco Soto

Pie de foto: El primer ministro de Marruecos y número dos del PJD, Saad-Eddine El Othmani.

La semana pasada, el Rey de Marruecos, aplicando las prerrogativas que le concede la Constitución de 2011, nombró a un nuevo primer ministro, Saad-Eddine El Othmani. Este político de 61 años que ya fue ministro de Asuntos Exteriores de 2012 a 2013, es el número dos del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD). Hace unos años, fue secretario general de esta formación, cargo que en la actualidad desempeña el impetuoso y demagogo, además de inteligente, Abdelilah Benkirane. El secretario general del PJD fue primer ministro en funciones hasta hace pocos días. El monarca lo destituyó, porque no fue capaz de conformar un nuevo ejecutivo tras haber ganado las elecciones generales el pasado 7 de octubre. Mohamed VI quiso de esta forma acabar con cinco meses de crisis institucional y parálisis política.

Benkirane y El Othmani son, al menos en las formas, dos políticos muy diferentes. El primero, que en su juventud militó en un movimiento islamista violento, la Chabiba Islamiya, suele hablar demasiado, es provocador, colérico, y es querido por los sectores populares, a los que manipula con facilidad. Es un populista marroquí. El Othmani, que es psiquiatra de profesión, no se considera islamista, y así lo suele decir a los periodistas extranjeros que lo entrevistan. Es un hombre tranquilo que no se inmuta con facilidad, y no es muy querido por la corriente más radical del PJD. Benkirane y El Othmani no se aprecian demasiado, dicen los observadores políticos que los conocen bien a los dos.

Miembro de una familia culta y berberófona

Saad-Eddine El Othmani nació en el Souss, una región culturalmente berberófona situada en el sur de Marruecos. Una revista africana lo califica esta semana de “hombre de ciencias y de letras”. Efectivamente, el primer ministro y número dos del partido de la lámpara pertenece a una familia culta, acomodada y berberófona que tiene mil años de existencia. El Othmani nació en Inezgane en 1956. Se doctoró en Medicina General en 1986 por la Universidad Hasan II de Casablanca, y en 1994 obtuvo un diploma especializado en psiquiatría. Además, se licenció en Derecho Musulmán y se especializó en Ley Islámica. Desde entonces, el nuevo jefe del Gobierno ha ejercido como psiquiatra y ha publicado varios libros.

Moderado y modernista

El Othmani fue uno de los fundadores del PJD y en 2004 fue nombrado secretario general del partido. Desempeñó este cargo dirigente hasta el año 2008. En esta etapa, él mismo llegó a decir que era partidario de “la dulzura y la sabiduría” en política. Se esforzó por dar una imagen de dirigente moderado, modernista y pragmático, se alejó de los responsables del partido más conservadores, y defendió sus modelos políticos por excelencia: el AKP turco y la CDU democristiana alemana. Tras los atentados terroristas de Casablanca, en mayo de 2003, El Othmani se esforzó por negar la “responsabilidad moral” del PJD en esta matanza, y aseguró que su partido era partidario de la democracia y contario a la violencia. Algunos sectores políticos antiislamistas exigieron en esta etapa la disolución del PJD.

Pie de foto: Saad-Eddine El Othmani y Abdelilah Benkirane e n un acto de partido.

Partidario del consenso

Saad-Eddine El Othmani asegura que es un político partidario del diálogo y del consenso, tanto dentro como fuera del PJD. Por eso mismo, aunque sea rival de Abdelilah Benkirane, de cara a la galería, El Othmani insiste mucho en la unidad interna del partido, y es lo suficientemente diplomático como para ocultar las divergencias. Conoce bien la sociedad marroquí y sabe que algunos sectores piden una clara evolución de las leyes, usos y costumbres. Por eso fue uno de los pocos dirigentes islamistas que se pronunció a favor de un cambio de la legislación sobre el aborto y la utilización de ciertas drogas blandas.

El primer ministro y extitular de Exteriores es una persona reflexiva que piensa las cosas que va a decir, sobre todo cuando habla con periodistas. Hace prueba de “audacia”, señala una revista africana. Es cierto: siendo ministro de Asuntos Exteriores un mes después de su nombramiento, viajó a Argelia y se reunió con el presidente del país, Abdelaziz Bouteflika. En 2013, visitó Kuwait y se reunió con representantes de la oposición al régimen autoritario de este país árabe del Golfo. Al parecer, se sintió humillado cuando fue destituido como jefe de la diplomacia marroquí durante el Gobierno de Benkirane.

Querido en Occidente

Saad-Eddine El Othmani es querido por algunas cancillerías occidentales desde hace bastantes años. Lo consideran un islamista liberal con el que se puede dialogar, negociar y llegar a acuerdos. En el terreno económico, El Othmani es partidario de un cierto liberalismo. En términos políticos, dice que está a favor de la democracia y no defiende el establecimiento de un régimen islamista riguroso. Socialmente, tiene fama de moderado. Frente a Benkirane, El Othmani es más suave en las formas, pero sus adversarios de la oposición más laica consideran que en la práctica es tan conservador como su rival y los dirigentes del Movimiento Unicidad y Reforma (MUR), la matriz ideológica del PJD. Es lo que sostienen los jefes del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM) y de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP). Así las cosas, el primer ministro islamista tendrá que formar muy pronto un gabinete que funcione y se enfrentará a los mismos desafíos que su rival Benkirane.

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