Se abre un interrogante sobre si vamos hacia el holocausto nuclear

F. Javier Blasco. Coronel retirado

Muchas veces, demasiadas quizás, a pesar de la relativa poca historia y existencia de este tipo de armas, hemos estado en el umbral del desencadenamiento de una guerra o conflicto nuclear. Afortunadamente, los máximos responsables en aquellos momentos difíciles en la dirección de las dos superpotencias -EEUU y la URSS-Rusia- supieron tomar decisiones reposadas o forzadas tras una ingente labor de asesoramiento, diplomática y no pocas cesiones por ambos lados por lo que se pudieron superar tales atolladeros. Me vienen a la memoria, y por destacarlos entre otros de menor gravedad, dos momentos muy relevantes que cronológicamente fueron, el ensayo de la bomba termonuclear por parte de la URSS en 1953 -bautizada como RDS-6S -un artefacto de 400 kilotones con el que respondían oficialmente al primer ensayo de la bomba termonuclear de EEUU, conocida como Ivy Mike, de diez megatones, probada en noviembre de 1952- y la crisis de los misiles rusos en Cuba en octubre de 1962.

Paradójicamente, la Guerra Fría ha sido el caldo de cultivo apropiado tanto para la proliferación de estas armas como para el desarrollo de iniciativas y tratados bilaterales e internacionales con el fin de limitar la investigación, el desarrollo, el uso o amenaza de tal, el número de cabezas u ojivas nucleares, de sus vectores de lanzamiento y la transferencia de todo tipo de tecnologías al respecto a terceros países. De todos ellos siempre conviene recordar por su importancia y calado el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que se abrió a la firma en 1968 y del que la mayoría de Estados soberanos son miembros parte ya que actualmente solo permanecen fuera del mismo cinco países (India, Pakistán, Israel, Sudán del Sur y Corea del Norte) y del que este último país se apartó en 2003.

Un Tratado que, de forma bastante abusiva y excluyente, permite a los cinco miembros permanentes del CSNU (China, Rusia, EEUU, Francia, y Reino Unido) que sigan manteniendo este tipo de armas –ya las poseían antes del nacimiento del tratado- aunque con la mirada puesta en un objetivo final, llegar sine die a la desaparición total de todas las armas nucleares en el mundo. Al mismo tiempo que el Tratado prohíbe taxativamente la transferencia de tecnologías al respecto a terceros países, aunque permite y promociona bajo la supervisión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) el desarrollo, investigación y transferencia de tecnologías sobre la energía atómica limitados a usos y fines pacíficos. 

Durante largos años, las intenciones, iniciativas y acuerdos alcanzados, al menos aparentes y muy cacareados por la URSS-Rusia y EEUU para reducir los respectivos arsenales de estas armas han sido varias y de cierta importancia. Todo ello, aunque con ciertas reticencias por su parte, se ha mantenido por parte de EEUU hasta los últimos momentos de la Administración Obama, quien desde el principio de su primer mandato se mostró como hombre de Paz y un antinuclear convencido como así se le reconoció tras su famosa conferencia sobre estas armas en Praga el 5 de abril de 2010[1] y con la firma con su homónimo Medvedev del conocido como nuevo START que, sobre el papel, supondría la reducción del 30% de sus arsenales nucleares [2].  

La verdad es que a día de hoy, diversas fuentes estiman que entre Estados Unidos y Rusia poseen más del 90% de las armas nucleares del mundo, unas 14.000, de las que aproximadamente unas 800 en cada bando están operativas para ser lanzadas casi de inmediato en cuestión de unas pocas decenas de minutos.

A esta situación grave de por sí hay que añadir que los dos, de forma más o menos encubierta, están inmersos en una carrera de renovación y modernización de sus respectivos arsenales y medios de lanzamiento. Al mismo tiempo, no cesan los estudios de nuevos artefactos de mayor alcance, grado de precisión y potencia de destrucción. Siempre dentro de los pocos informes verdaderamente fiables que se conocen al respecto, todo apunta a que se siguen explorando nuevas tecnologías y tipos de misiles que logren sus objetivos empleando medios o entornos de trasferencia hasta ahora inusuales o poco explotados.  Además de lo mencionado, todo apunta a que tanto Rusia como EEUU están en el camino y convicción de recuperar la capacidad y número de las conocidas como armas nucleares de pequeña potencia o tácticas (PNUCs) – muy en boga entre los años 60 y 80 del siglo pasado- lo que claramente se contrapone a lo acordado por ambos en varios tratados como el ya mencionado nuevo START [3].

La situación descrita se agrava porque los mencionados programas de modernización de arsenales no se circunscriben solo a ambos países; el resto de los oficialmente considerados nucleares también se encuentran inmersos en su propio ciclo de renovación y mejora de sus artefactos nucleares y medios de lanzamiento, aunque, en algunos casos, sea a costa de una cierta reducción del número total de los mismos.

A todo este maremágnum, hay que añadir a aquellos no firmantes, pero con armas nucleares reconocidas o no como Israel, India y Pakistán quienes cuentan con poderosos arsenales de estas armas y que sus políticas sobre su empleo -bajo amenaza externa, en respuesta a un ataque similar o por iniciativa propia-, no están nada claras. Al no ser miembros parte de los principales tratados que las prohíben o limitan, la Comunidad Internacional (CI) no puede actuar legalmente contra ellos ya que legalmente no se someten a las restricciones y obligaciones del TNP ni del resto de los tratados del ramo.

Llegado a este punto, nos encontramos con otros nuevos escollos que no debemos dejar en el tintero; me refiero, claro está a Corea del Norte e Irán. El primero acaba de anunciar que ya posee dichas capacidades y en repetidas ocasiones, a pesar de cierta repulsa de la CI, ha mostrado al mundo sin tapujos sus pruebas y ensayos con variopinto éxito, pero de forma muy progresiva y cada vez mucho más potentes o efectivos en función del alcance logrado por sus misiles de lanzamiento. Soy de la opinión y convicción de que se ha basado el prestigio regional, el dominio sobre su pueblo y la supervivencia del régimen de los Kim en la posesión de estas armas y todo apunta a que gracias a ellas se les mira con otro grado de consideración y atención en la arena internacional a pesar del malestar oficial de EEUU por ello.

Irán sigue siendo un cierto enigma en este asunto; cada vez somos más los que pensamos que es poseedor de los conocimientos y tecnologías suficientes para, en un muy corto espacio de tiempo, lanzarse a su consecución si es que aún no las posee y  se decide a hacerlo. Ha sabido jugar sus bazas diplomáticas y las debilidades y necesidades norteamericanas en Oriente Medio de forma certera para la consecución del Joint Plan of Action de 2013 conocido vulgarmente como el Acuerdo Nuclear de Irán. Un acuerdo que, en realidad, solo aplaza en unos años el “permiso oficial” para que haga lo que le plazca en este tema y con todos los beneplácitos de la CI.

Los actuales y agitados avisperos en ambas zonas –el entorno a Corea del Norte y Oriente Medio- no son nada propicios para llegar a pensar que nada puede ocurrir en uno o en ambos entornos. Las constantes y creciente amenazas de Corea del Norte y el expansionismo de una renovada y cada vez más potente China en el Mar del mismo nombre nos obligan a inclinarnos a augurar que el resto de países de la zona –Corea del Sur, Japón, Taiwán e incluso Vietnam- se lanzarán (algunos ya lo han iniciado) a una importante carrera de rearme militar. Aunque muchos confían en las iniciales declaraciones y en las realidades actuales de sus propias constituciones o marcos legales sobre la no proliferación nuclear, llegado a un punto de máxima amenaza, no dudarán en actuar como estimen oportuno para contrarrestar ambos focos amenazantes y en defensa de sus altos niveles de vida, sociales y comerciales.

En Oriente Medio, el tema candente sigue siendo la intervención iraní en el conflicto sirio con el beneplácito tácito de Rusia y Turquía [4] y la penosa aquiescencia norteamericana a pesar de las reticencias de Israel. Irán ha llegado a poner sus pies en fuerza en el territorio y sus tropas de élite despliegan con toda impunidad en la propia frontera entre Siria e Israel. Como recientemente se ha sabido, cada vez se atreve a mayores escaramuzas propias y ya no usa tanto a su brazo armado Hezbollah para llevarlas a cabo. Estamos ante una situación de pre conflicto que le viene muy bien a las autoridades iraníes para distraer y envolver a sus masas, bastante descontentas social y económicamente, en una especie de Guerra Santa contra Israel volviendo a sacar a colación su eterno odio y el enfermizo deseo de ejecutar la desaparición de dicho país de la faz de la tierra.

Israel por su parte, siempre ha demostrado su total predisposición a defender su soberanía nacional y, en repetidas ocasiones, ha puesto sobre el fuego de la hoguera todos sus recursos para lograrlo. No dudo que en caso de necesidad absoluta, y si no cuenta con un claro e incondicional apoyo y respaldo norteamericano, sus “no oficiales” armas nucleares pueden entrar en el tablero de estrategias.

Por otro lado, Arabia Saudita no está nada contenta con la evolución, mejora y permisibilidad internacional sobre Irán. Ambos países están inmersos en una guerra fratricida por el predominio y expansión de la correspondiente rama religiosa –sunnitas y chiitas-, los resultados de su guerra particular entre ambos sobre Sudan no son nada satisfactorios para los saudíes y las sombras de corrupciones y traiciones en la enorme y complicada familia real obligará a quien definitivamente ostente el poder a contar con un potente respaldo militar. A pesar de sus ingentes compras de armamento convencional y altamente cualificado en todos los mercados y en especial a EEUU, puede que lleguen a caer en la tentación de la adquisición de ciertas capacidades nucleares[5] con las que aumenten y asienten su prestigio y aspiraciones regionales. 

EEUU juega en ambos hervideros un papel fundamental ya que ejerce, desarrolla y aplica una serie de acuerdos y tratados de protección y defensa mutua para la seguridad en ellas y la salvaguardia de sus interese recíprocos. De momento, estos planes han funcionado bien y su simple presencia en ambas, determinadas actuaciones y algunos potentes ejercicios militares demostrando sus capacidades han venido aplacando ciertos ánimos belicistas por parte del contrario correspondiente; aunque, al mismo tiempo, han suscitado todo tipo de repulsas y protestas por parte de los que se consideran directamente amenazados y sus correspondientes “protectores”.

Es bien sabido que toda estrategia aunque funcione bien en o durante un determinado momento y situación, puede que pierda su efectividad si cambian algunas de las circunstancias en el ambiente que envuelve, determina o modifica las situaciones de crisis si el potencial enemigo mejora sus capacidades, aprecia determinados signos de debilidad por parte de la capacidad contraria o aquel se ve sometido a tanta presión y acoso que no encuentra otra salida que la famosa de “morir matando”.

Situaciones estas por las que a pesar del, hasta ahora, fácil y desgarrador discurso belicista de Trump y su disposición a llevar la furia y la guerra a uno u otro escenario si fuera preciso, no logren aplacar los ánimos y amenazas del contrario. En definitiva, puede que la estrategia hasta ahora empleada no sea suficiente si los pasos dados por aquel siguen en el sentido de una firme y segura escalada hacia el empoderamiento y máxime, si cuenta con ciertas capacidades nucleares que, aunque no sean comparables cuantitativa y cualitativamente, siempre están allí y son reales.

EEUU, como todavía mayor potencia mundial y por el resultado de sus políticas durante años en ambos escenarios, es sin duda el que debe jugar el papel transcendental para que en ninguno de ellos explosione una gran crisis o se llegue a situaciones de no retorno. Hasta ahora, viene sacando una gran tajada con la venta masiva de materiales y medios de defensa a sus “aliados o protegidos” en ambas zonas, pero creo que con solo la auto defensa no será suficiente. Trump no hace más que cerrar grandes acuerdos y compromisos de venta de armamento en sus viajes y encuentros con los líderes de ambos escenarios. Al mismo tiempo, lanza, de vez en cuando, sus amenazas y exabruptos contra los “chicos malos” aún a sabiendas que cualquier amenaza por fuerte que sea, comienza perder valor cuando se repite muchas veces y nunca se lleva a cabo. Su real implicación y compromiso deberá ser mayor a corto y medio plazo. Puede que el recientemente anunciado incremento de sus presupuestos de defensa –evaluados en 60.000 millones de euros para este año- se dirija en este sentido.

Queda por ver y estudiar con detalle que hará Rusia en ambos potenciales conflictos, hasta que punto les permitirá llegar a las partes y hacia donde se decantará en caso de cualquier tipo de conflicto. No creo que Rusia se quede de brazos cruzados si EEUU acorrala en serio o ataca a sus aliados o consentidos. Putin ha demostrado varias veces que no abandona a sus amigos y hará todo lo posible legal, diplomática y militarmente para que estos no salgan trasquilados; basta con ver su influencia y actuación para salvar el cuello de Al Asad en Siria y  recuperara el dominio sobre la mayor parte de sus territorios cuando estos estaban totalmente perdidos. Su papel de contrapunto, con posibilidades reales, sobre los norteamericanos en el campo de las capacidades nucleares será crucial a la hora de estos deban tomar decisiones de gran calado. Por ello, no hay que descartar la posibilidad de que hasta se llegue a la segunda edición de una efectiva Guerra Fría y con todas las conocidas o aún más graves consecuencias.  

China es otra figura muy importante que toma un mayor relieve cada día que pasa. Además de sus éxitos económicos y sociales, sus inversiones, reformas y mejoras militares están alcanzando cotas nunca vistas. Xi Ping, no en balde y tras una política certera e insistente, ha conseguido todo el poder en China igualable al alcanzado por Mao Zedong en su tiempo y ya nadie osa a toserle interna y muy pocos externamente. Sus ansias de expansión por el Mar de China, sus constantes –abiertos y encubiertos- apoyos a Corea del Norte y su gran interés por mantener el statu quo de dicho país como zona de amortiguamiento en sus fronteras comunes no le llevarán a convertirse en un pasivo espectador de lo que ocurra en la zona y mucho menos, si lo que cuece es un intento de masacrar a su vecino y amigo Kim por muchos y aparentes quebraderos de cabeza que este le proporcione.

La India lleva varios años mejorando sus capacidades militares tratando de alcanzar una posición predominante en su región mientras, la situación política, militar, religiosa y social en Pakistán no está como para lanzar muchos cohetes de alegría lo que pone en grave peligro el control efectivo sobre su armamento nuclear. Al mismo tiempo, persiste el eterno problema reivindicativo bilateral sobre la región de Cachemira por lo que un conflicto de dimensiones nucleares tanto de carácter interno o en la zona puede surgir en cualquier momento.

Es cada vez más creciente la teoría de que determinados grupos terroristas de signo yihadista y los países que les soportan, que conocidos como rogue countries [6] o estados canallas siempre están dispuestos a tratar de buscar o traspasar información y apoyo para que dichos grupos consigan armas de destrucción masiva entre las que se pueden encontrar las nucleares.

Por último y no por ello menos importante, llevamos muchos años sin iniciativas bilaterales o internacionales de calado para lograr la desaparición de las armas nucleares y ni siquiera para una importante reducción de las mismas. Tan solo y tras grandes esfuerzos de la Conferencia de las Naciones Unidas para conseguir un documento jurídicamente vinculante sobre dichas armas, el año pasado en la Asamblea General se aprobó y abrió a la firma el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN). Tratado que ha nacido casi muerto por cierto vacío o debilidad en su articulado y la escasa y poco relevante participación de países de importancia en su confección, aprobación y firma  –menos de la mitad de la población mundial, lo que representa algo menos del 20% del PIB total, ninguno de los nucleares y tampoco de la OTAN con la excepción de los Países Bajos, que además lo hizo votando en contra del Tratado-[7].

Por tanto, sin proclamar extremos tan drásticos como los que aseguran haber llegado sesudos observadores y analistas sobre el tema,  partidarios de la teoría del Reloj del Juicio Final, o Reloj del Apocalipsis[8], si es cierto que la situación ha evolucionado mucho y a peor. Se la ha dejado llegar a grandes cotas y puede empeorar mucho si no se le pone freno. Existen razones de mucho peso para estar lo suficientemente preocupados por la creciente posibilidad de llegar a un punto de gran tensión tras una o varias escaladas regionales. Hay que tener presente, que hoy en día ya no solo depende de que EEUU muestre su voluntad y capacidades (teoría de la Disuasión) para que los potenciales conflictos de este tipo se enquisten, queden aparcados o desaparezcan.

Ahora son muchos más los jugadores sobre el tapete en esta difícil y complicada partida de póker a cara de perro; casi todos ellos cuentan ya con capacidades nucleares suficientes (buenas cartas) para, como mínimo, hacer dudar al Tío Sam de que con un solo plumazo o insinuación por su parte baste para aplacar los recalentados ánimos y retirarse de apostar. 

Durante la Guerra Fría y a pesar de la posibilidad de cierta convicción en la aplicación de la teoría de la Destrucción Mutua Asegurada, ninguno de los dos gigantes se atrevió a pulsar el botón rojo. Hemos llegado a una situación en la que además de ser algunos más los que cuentan con dichas capacidades, los intereses de algunos de ellos giran en torno a su propia supervivencia y de forma muy personal; lo que podría distorsionar la posibilidad del necesario raciocinio a la hora de analizar las consecuencias de sus actos y, además, no está nada claro el papel que jugarán sus respectivos, claros y bien dotados “protectores” en el umbral de un potente conflicto de este tipo.                              

[1] https://www.larazon.es/historico/obama-corea-del-norte-violo-las-reglas-al-lanzar-un-misil-de-largo-alcance-SLLA_RAZON_115034

[2] https://elpais.com/internacional/2010/04/08/actualidad/1270677605_850215.html

[3] http://www.emol.com/noticias/Internacional/2018/02/02/893742/EEUU-quiere-adquirir-armas-nucleares-de-baja-potencia-para-contrarrestar-a-Rusia.html

[4] Turquía con Erdogan a la cabeza tiene una clara intención de recuperar su perdido esplendor del Imperio Otomano, jugar un importante papel en el liderazgo regional y ganarse el respeto de la CI. Para este nuevo imperio deseado precisa de un potente respaldo militar. Sus últimos movimientos y aspiraciones en el área de la energía nuclear y los constantes guiños y acuerdos con Rusia e Irán podrían apuntar hacia derroteros nucleares de mayor calado.  

[5] Durante muchos años se ha hablado y escrito, sin que nadie lo haya desmentido oficialmente, sobre la posibilidad de que Arabia Saudita financiara en su día gran parte del programa nuclear de Pakistán bajo el compromiso de la cesión de algunas capacidades nucleares de estos para contrarrestar las amenazas o necesidades de aquellos, si llegara el caso.

[6] Termino creado por EEUU durante la presidencia de Reagan para definir aquellos países nada democráticos –aunque algunos se definan o denominen como que sí lo son- en los que no se respetan los derechos humanos, se apoya a grupos terroristas y se desprecia o no respeta el orden internacional. El listado incluye a varios de los ya mencionados en este trabajo y a determinados países paria como Burma o Zimbabue, varía con el tiempo e incluso, ha sido modificado por Trump en su discurso ante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2017 cuando incluyó a Venezuela. Dicho término no se debe confundir con el de estado fallido.

https://www.usatoday.com/story/news/world/2017/09/19/trumps-list-rogue-nations-updates-axis-evil-u-n-address/681168001

[7] http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2017/DIEEEO97-2017_Prohibicion_Armas_Nucleares_CristianMartin.pdf

[8] https://www.larazon.es/internacional/dos-minutos-para-el-dia-del-juicio-final-JH17671329

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