Somalia aprueba un nuevo marco político para finales de 2016

Lucila Piedra Harris

Pie de foto: el presidente de Somalia, Hassan Sheik Mohamud

El Gobierno Federal de Somalia aprobó el pasado 28 de enero un acuerdo de marco político que establecería este año un nuevo Parlamento Federal bicameral, incluyente y representativo, así como la celebración de elecciones a finales de año. Por el momento no hay fecha para los comicios, no obstante, el Ejecutivo finaliza su mandato en septiembre.

El acuerdo contempla la creación de una Cámara Alta del Parlamento, con 54 escaños distribuidos entre los estados del país, mientras que los 275 escaños de la Cámara Baja serán repartidos en base a la fórmula '4,5', un reparto de poder entre los cuatro mayores clanes (Dir, Isaq, Hawiye y Darod) y sus aliados menores. Asimismo, recoge que el 30% de los escaños estarán reservados para las mujeres.

La pertenencia a los clanes está muy presente en la forma de Estado de Somalia que se caracteriza por la existencia de un presidente con amplios poderes ejecutivos y un primer ministro que dirige el Gobierno y un Parlamento, muy influido a su vez por los clanes y las regiones. Una vez conformado el Parlamento, éste será el encargado de elegir al presidente que suceda a Sheij Mohamud, quien ocupa el cargo desde la creación del Gobierno en 2012.

Sheikh Sharif Ahmed, el último presidente del Gobierno de transición somalí, perdió las elecciones a pesar de que muchos lo consideraban favorito. Probablemente el hecho de que Transparencia Internacional lo calificase como el gobierno más corrupto del mundo y que Naciones Unidas lo acusase de haberse apropiado de forma ilícita del el 70% de los fondos recibidos de la comunidad internacional en el 2009 y 2010, determinaron el resultado.

Somalia fue considerado en 2012, como el Estado más fallido del mundo. La caída del dictador Siad Barré en 1991, que dejó al país sin un Gobierno efectivo, el inicio de la guerra civil, el gobierno de transición más corrupto del planeta, las milicias islamistas, el estado de guerra constante, las hambrunas, las sequias y la pobreza llevaron a que el país estuviese al borde del abismo.

Sin embargo, en 2012, se puso en marcha un cambio radical del panorama político gracias a dos acontecimientos que tuvieron lugar a finales de 2011: la retirada de Al-Shabaab de Mogadiscio y la firma del Acuerdo de Kampala, que acabó con el estancamiento político que había paralizado un ya deficiente Gobierno Federal de Transición, creando una hoja de ruta para acabar con el periodo de transición. Este documento fijó agosto de 2012 como fecha límite para el fin de la transición y destacó que la seguridad, la Constitución, la reconciliación y la buena gobernanza eran aspectos clave para el progreso.

Los comicios celebrados ese mismo año marcaron un antes y un después en Somalia, pues fue la primera vez desde los años sesenta, que tanto los diputados como el presidente fueron elegidos por somalíes y en territorio somalí. Una Asamblea Constituyente y una asamblea de ancianos (“elders”) lograron sacar adelante un texto constitucional interino y elegir un nuevo parlamento, de menor dimensión que el anterior, que a su vez eligió al Presidente de la Cámara, Profesor Mohamed Osman Jawari, al Presidente de la Nación, Hassan Sheikh Mohamoud, y al Primer Ministro, Abdi Farah Shirdon, para, posteriormente, confirmar el nombramiento del nuevo gabinete de gobierno. Además, el nuevo presidente somalí fue un soplo de aire fresco, ya que es considerado una figura de unidad, con apoyos en la sociedad civil, entre los hombres de negocios incluso entre los diferentes clanes somalíes. De hecho, el proceso electoral fue percibido por la mayoría de organismos regionales e internacionales como un paso significativo hacia una democracia real, a pesar de que no hubo sufragio universal.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas abordó la situación en Somalia y escuchó el informe del nuevo representante especial de la ONU para ese país, Michael Keating, que reemplaza a al actual representante, Nicholas Key.  Keating indicó que la situación de seguridad en el país sigue siendo un gran desafío y que el problema requiere que se aborde con un enfoque amplio.

“Los esfuerzos militares y de lucha contra el terrorismo necesitan ser acompañados por fuerte vigilancia policial y por una firme aplicación del Estado de derecho. La prioridad debe ser fortalecer las capacidades federales y regionales en Somalia como base para un plan de transición de largo plazo para AMISOM (la Misión de la Unión Africana en Somalia)”, dijo el representante de la ONU. El progreso de Somalia en 2016 dependerá del manejo de amenazas como las impuestas por Al-Shabaab, sostuvo Keating, y rindió tributo a las tropas de AMISOM, que sufrió numerosas bajas en ataques terroristas cometidos este mes.

El Ejército de Somalia ayudado por las fuerzas de la AMISOM combaten al grupo terrorista Al-Shabaab, que es ahora el principal problema de Somalia en lo que a seguridad se refiere. En lo que va de año, ya han perpetrado varios actos terroristas. Decenas de personas murieron en un ataque a la base militar de Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM). Y en otro ataque de un grupo de milicianos de Al Shabaab contra el hotel y restaurante Beach View de Mogadisicio, murieron al menos 20 personas y una veintena resultaron heridos.

El grupo radical islámico Al Shabaab, originario de Somalia y vinculado a Al Qaeda, es una de las organizaciones islamistas más activas. Tiene como objetivo derrocar al gobierno y ha intentado controlar todo el territorio del país, pero ahora solo es fuerte en zonas rurales. En los territorios controlados por Al Shabaab en Somalia se ha impuesto la ley islámica o la Sharia en su interpretación más radical, y se han producido ejecuciones públicas, amputaciones y lapidaciones.

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