SUDÁN: Grupo DAL, comparable a nivel internacional

 Pilar Ramos/JFA

Fotos: Guillermo López

El Grupo DAL es el conglomerado de empresas más grande y diversificado de Sudán. Cuenta con 7.000 trabajadores y tiene una facturación anual de un billón y medio de dólares, “lo que le convierte en uno de los grupos más importantes de la economía sudanesa”, afirma Mustafa Khergoli, portavoz de DAL. El Grupo opera en varios sectores: alimentación, agricultura, ingeniería, farmacéutico y educación. Uno de los más destacados es el agroalimentario. Cada semana acuden 200 mujeres a cursos de cocina y panadería.

Dentro de este sector cuenta con una fábrica de lácteos en la que se trabaja con leche, yogur, queso y mantequilla. La factoría, que fue diseñada en Suecia, se construyó paso a paso bajo las directrices de técnicos suecos. Tiene una capacidad de producción de 5.000 toneladas diarias, aunque sólo utilizan el 20% del total. Una de las máximas de esta fábrica es la limpieza: “tenemos una máquina de desinfección para los trabajadores” dice Salma, una de las responsables de la factoría, “si las condiciones no son las idóneas, no se permite el acceso a la planta, ya que nuestro peor enemigo es la presencia de bacterias. Si hubiera una sola intoxicación, nuestra credibilidad caería de inmediato”.

  

Dentro del sector de alimentación del Grupo DAL hay que destacar la producción de harina, ya que produce el 65% de la que se consume. Por este motivo adquiere importancia la Escuela de Cocina y Panadería del Grupo. Se trata de un centro creado en el año 2000 y cuyo objetivo es favorecer el desarrollo de la comunidad mediante el manejo de técnicas especializadas en cocina y panadería. Khalid Adams, del Departamento de Marketing, afirma que este centro es parte de la actividad social del Grupo DAL, “contribuimos al desarrollo de la industria de la panadería y servimos a los miembros de la comunidad atendiendo sus necesidades especiales, beneficiamos a unas 190.000 personas en todo Sudán con nuestros cursos”. Este centro ofrece un total de 29 cursos. La escuela principal da clases a unas 600 personas cada mes, pero otras 4.000 se benefician de los cursos mensualmente a través de los programas móviles que imparte por todo Sudán. “El principal valor de este Instituto es servir a quienes empiezan en este sector, y por otro lado, servir a la comunidad, ya que ahora la gente usa productos de mejor calidad”, señala Adams.

 

Cada semana acuden 200 mujeres a los cursos de cocina y panadería donde pueden aprender mejor el proceso de los alimentos. Se les enseña a usar sus manos y cómo manipularlos de una forma muy práctica. Son mujeres de todas las edades y de diversa procedencia, estudiantes, profesoras, amas de casa, etc. Vienen de diversas partes de Jartum para aprender en estos cursos básicos de 7 clases a la semana. Hacen dulces, galletas, pizzas, pasta, además de aprender la mejor manera de aprovechar los alimentos.

El sector de alimentación del Grupo DAL trabaja en diferentes áreas de desarrollo y uno de los proyectos más destacados es el denominado “Panadería Verde”. Con este programa se trata de convencer a la gente que trabaja en las panaderías tradicionales, para que deje de utilizar madera o carbón como combustible en el horno de sus panaderías y usen energías más limpias como el gas. “De esta manera” dice Khalid Adams, “les ayudamos a respirar aire más puro y contribuimos a cortar menos árboles, ya que en Sudán hay unos 10.000 panaderos tradicionales, lo que supone salvar un millón de árboles al año. Hacemos un servicio a la comunidad de manera sostenible y generando ingresos”.

OKEYA:

“En casa aprendo, pero aquí aprendo más cosas. Quiero aprender a hacer macarrones con queso. Me gusta mucho, se lo he contado a mis amigas”

GRISMA NAKADA

“Quiero adquirir más experiencia, quiero aprenderlo todo. Estoy muy satisfecha de haber venido”.

HANANA

“Me gustaría establecerme por mi cuenta y abrir un pequeño restaurante. Quiere aprender a hacer pasta. Si comes bien cambia la vida de toda tu familia, aprender a hacer las cosas correctas y hacerlo bien te cambia la vida”.

NOWAL SEMHUDI:

“Estoy aprendiendo a trabajar mejor los alimentos, a hacer pan y pasteles y nuevas recetas. Creo que comer mejor es bueno para mi vida”.

ABIR:

“Vengo para aprender a trabajar mejor. Es bueno para las mujeres. Lo que mejor he aprendido a hacer es la pizza. Una comida mejor nos procura una vida mejor. Voy a recomendar a mi familia y amigos que vengan también”.

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