Un activista iraní pro derechos humanos, en huelga de hambre por la detención de su esposa

Paco Soto

Pie de foto: El activista en huelga de hambre, Arash Sadeghi, y su esposa, Golrokh Ebrahimi Iraee.

Arash Sadeghi, un activista iraní pro derechos humanos, lleva más de 60 días en huelga de hambre. Protesta por la detención de su esposa, Golrokh Ebrahimi Iraee, que también está implicada en la defensa de los derechos humanos en Irán. Las redes sociales se han hecho eco de la huelga de hambre del activista, y más de 400.000 tweets sobre esta cuestión han sido difundidos En Irán, las redes sociales están constantemente saboteadas por el poder dictatorial. Arash Sadeghi inició la huelga de hambre el pasado 24 de octubre para protestar por la detención de su esposa, Golrokh Ebrahimi Iraee, condenada a seis años de encarcelamiento por ser la autora de una novela que, aunque no llegó a publicarse en Irán, condena la lapidación y la protagonista de la historia quema un ejemplar de El Corán. La pareja ha sido detenida por la Policía iraní varias veces por su compromiso con la defensa de los derechos humanos, que en su país son vulnerados diariamente.

La salud de Arash Sadeghi no es buena, y el activista se encuentra en este momento en “estado grave” y sufre “arritmia cardíaca, problemas respiratorias e insuficiencia renal”, según informó el diario madrileño ‘El País’. Sadeghi fue detenido por primera vez el 9 de julio de 2009 durante las manifestaciones de protesta por los resultados en las elecciones presidenciales. El militante pro derechos humanos era miembro activo de la campaña electoral del vencido candidato opositor a la presidencia del país, Mir-Hossein Musaví. Este político lleva seis años en arresto domiciliario por ser uno de los líderes del opositor movimiento verde iraní.

Pie de foto: Un grupo de ayatolás iraníes.

Dos condenas

En esa época, el activista era estudiante de Filosofía en la Universidad Alame Tabatabai en Teherán. Tras su detención fue expulsado del centro universitario. A finales del mes de agosto de 2015, el joven activista fue condenado a 15 años de prisión por “difundir propaganda contra el sistema, reunirse y atentar contra la seguridad nacional e insultar al líder”. La Justicia iraní hizo saber a Sadeghi que también tendría que enfrentarse a otra pena de cárcel de cuatro años por una sentencia sobre otro caso que tenía pendiente. En junio del año pasado, fue trasladado a la cárcel de Evin en Teherán. Tenía que empezar a cumplir su condena de 19 años en total. Fue en una de las detenciones del activista, en septiembre de 2014, que los servicios secretos iraníes descubrieron la novela que había escrito su esposa.

Quema de un ejemplar de El Corán

Golrokh Ebrahimi Iraee fue procesada y condenada a seis años de cárcel el pasado 24 de octubre. Los jueces iraníes consideraron intolerable que en la novela, la autora del relato describe la indignación de una joven al ver la película ‘La lapidación de Soraya M.’ Es la historia real de una joven lapidada por adulterio, que acaba quemando un ejemplar de El Corán. La protesta del marido de esta joven activista ha sido difundida ampliamente a través de Twitter, Facebook e Instagram. En estos momentos, ocho presos políticos iraníes llevan a cabo una huelga de hambre como Sadeghi desde hace más de 60 días. Hace unos días, fue puesto en libertad el preso político Morteza Moradpour en la ciudad de Tabriz, al noroeste del país. Según informó Fardin Moradpour, hermano del citado recluso, “las autoridades habían prometido liberarlo con la condición de que rompiera su huelga de hambre”.

Derechos humanos pisoteados

Irán es un país importante desde el punto de vista económico y geopolítico que tras muchos años opuesto a Estados Unidos y Occidente, se ha convertido en la última etapa en un aliado del mundo capitalista avanzado de cara a los conflictos en Oriente Medio. Los hidrocarburos y el peso político y militar del país interesan a Occidente. La vulneración de los derechos humanos en Irán ha dejado de ser un problema para Estados Unidos y sus aliados occidentales. En el interior de la cúpula del poder, hay luchas muy intensas entre sectores integristas y vinculados a la corriente más reaccionaria del clero chií y grupos más moderados. En la práctica, aunque la sociedad civil iraní es cada vez más activa y crítica con el poder, sobre todo la clase media y alta urbana, las luchas internas han tenido efectos muy reducidos en materia de respeto a los derechos humanos. La represión es muy dura, la falta de libertades reales, una triste realidad, la pena de muerte se aplica con enorme facilidad y la oposición es sometida a un acoso y derribo constante.

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