Un grupo de expertos analiza las nuevas políticas para la juventud en Uzbekistán

Carlos Uriarte/The Diplomat

Pie de foto: El secretario de la Embajada de Uzbekistán, Rakhmatullah Nurimbetov, durante la presentación./ Foto: CU

Erradicar el trabajo infantil es uno de los objetivos del gobierno de Uzbekistán coincidiendo con la declaración de 2016 como Año de la Madre y de los Niños Sanos. Tras aprobar en septiembre la nueva Ley sobre política estatal de la juventud, el ejecutivo uzbeko está haciendo grandes esfuerzos para erradicar el trabajo infantil, a pesar de que en la cultura de este país centroasiático es una tradición muy arraigada. No obstante, en el marco de sus compromisos con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), eliminar este tipo de trabajo es una prioridad.

Durante una mesa redonda celebrada en la Embajada de Uzbekistán, un grupo de académicos españoles analizó las políticas de protección a los jóvenes. En el coloquio se subrayó que el propio director general de la OIT, Guy Ryder, las calificó como un buen ejemplo para otros países de Asia Central.

Para algunos de los participantes, esto demuestra que Uzbekistán se encuentra preparado para cooperar con la comunidad internacional también en la lucha contra el terrorismo jihadista, ya que reconoce como prioritarios sus compromisos internacionales por encima de la ley nacional.

Uzbekistán, cuyo presidente y fundador, Islam Karimov, falleció recientemente, es el tercer país más poblado del espacio postsoviético tras Rusia y Ucrania. En los últimos quince años su población ha aumentado en once millones de habitantes y sigue creciendo a un ritmo de 500.000 anuales. De ellos, el 62% tienen menos de 30 años, lo que supone un gran desafío a la hora de gestionar las necesidades de una población tan joven.

Como una muestra más de su potencial, los analistas apuntaron que Uzbekistán ha quedado en el puesto 22º del medallero de los juegos olímpicos de Río de Janeiro y en el 18º de los Juegos Paralímpicos, con todos sus atletas menores de 25 años. Es el mejor resultado entre los estados de la CEI (sólo por detrás de Rusia) y de los países de mayoría musulmana.

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