Un islamista marroquí pide a Benkirane que detenga al presidente Al-Sisi y lo entregue a la justicia internacional

Por Rachid Elalamy
Foto: El presidente de Egipto, Abdelfatah al-Sisi.
 
El anuncio de la visita del presidente de Egipto, Abdelfatah al-Sisi, a Marruecos, no  gustó a todos en el país magrebí. Se oyen reacciones hostiles ante la llegada de un exmilitar golpista que derrocó hace más de un año al presidente electo, Mohamed Mursi, e implantó un régimen autoritario con apariencia parlamentaria. El viaje oficial del hombre fuerte de Egipto a Marruecos coloca al primer ministro del país, el islamista Abdelilah Benkirane, en una situación delicada, porque en las filas de su partido, el PJD, se oyen voces críticas. Los islamistas marroquíes no están encantados con este viaje. Algunos, como Benkirane, lo ocultan; otros no. Es el caso de M’Hamed El Hilali, miembro de la dirección del Movimiento Unicidad y Reforma (MUR), la matriz ideológica del PJD de Benkirane. Este dirigente islamista marroquí no ha olvidado que el 3 de julio de 2013, Al-Sisi sacó los tanques a la calle para mandar a Mursi y a muchos dirigentes de los Hermanos Musulmanes a la cárcel y disolver este movimiento. El golpe de Estado provocó muertos y heridos. Por ello, M’Hamed El Hilali cree que el Gobierno marroquí tiene que detener al presidente-mariscal egipcio cuando llegue a Marruecos y entregarlo después al Tribunal Penal Internacional (TPI) por “crímenes” de  guerra contra el pueblo egipcio. Amina Maâ El Ainin, diputada saharaui y líder juvenil del PJD, hizo saber que “el golpista no es bienvenido a Marruecos”. En privado, otros jefes del PJD se pronuncian de forma parecida. 
 
Boicot al mandatario egipcio
Militantes, simpatizantes y votantes del PJD utilizan estos días  Facebook y otras redes sociales para expresar su descontento y rechazo al viaje oficial de Al-Sisi, que tendrá lugar el 21 de septiembre, y algunos le han pedido abiertamente a Benkirane que organice un boicot al mandatario egipcio. Esto último es bastante improbable. Las grandes directrices de la política exterior marroquí las marca el rey en Marruecos, y el ministro del ramo, Salahedine Mezuar, tiene un margen de maniobra reducido. Lo mismo cabe decir del primer ministro. Más allá de sus convicciones personales, Benkirane y otros ministros tendrán que recibir al presidente Al-Sisi cuando llegue a Marruecos. Es posible que el primer ministro lo considere una humillación, pero  no tendrá más remedio que actuar en función del cargo. Nadie en Marruecos baraja la posibilidad de que se enfrente al rey Mohamed VI por esta cuestión. Benkirane no asistió a la investidura de al-Sisi, pero esta vez todo indica que tendrá que apechugar, aunque no le guste.
 

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