Un tercio de los excombatientes de las FARC retoman la lucha armada

Henar Hernández

Pie de foto: Alrededor de un tercio de los exguerrilleros de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han vuelto a tomar las armas desde la firma del acuerdo de paz en 2016. REUTERS/FEDERICO RIOS

Un informe de inteligencia al que ha tenido acceso en exclusiva la agencia Reuters ha revelado que cerca de un tercio de los exguerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) que depusieron las armas tras el acuerdo de paz de 2006, han retomado la lucha armada.

El 24 de noviembre de 2016, el por aquel entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos Calderón, y el que fuera comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, conocido como Timochenko, firmaron en Bogotá el denominado Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, el cual puso fin al conflicto armado nacional que se extendió durante más de medio siglo. El documento fue la conclusión de cuatro años de negociaciones que comenzaron con los diálogos de La Habana, enmarcados en la celebración del Encuentro Explotario, el cual se desarrolló en la capital cubana entre el 23 de febrero y el 26 de agosto de 2012.

Pie de foto: El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos (izq.), saluda a Timoleon Jimenez, conocido como Timochenko, líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, después de firmar un pacto de paz revisado en el Teatro Colón de Bogotá, Colombia, el jueves 24 de noviembre de 2016. AP PHOTO/FERNANDO VERGARA

Como resultado de dicho entendimiento, 6.000 combatientes dejaron las armas y solo alrededor de 300 se opusieron y pasaron a la lucha armada en la clandestinidad. Ahora, la información de Reuters indica que 2.300 personas, entre disidentes y nuevos miembros, se han integrado en las filas de los grupos remanentes de las FARC, declaradas extintas. Esto supone un incremento de más de un 600% en los últimos tres años y, solo desde finales de 2018, un significativo aumento del 30%.

Entre las causas de esta nueva tendencia, el informe apunta a que los grupos disidentes de las FARC-EP, actualmente 31, seducen a los excombatientes o a los nuevos integrantes con sus negocios lucrativos ilícitos, como el narcotráfico, a través de los cultivos de hoja de coca, la materia prima de la cocaína; o la extracción de oro de yacimientos de forma ilegal, que contamina de forma descontrolada los ríos. Es reseñable, además, que la mayoría de los grupos de exguerrilleros se asientan en zonas fronterizas con Venezuela, áreas abarrotadas de migrantes que tratan de salir del país dirigido por Nicolás Maduro por, entre otros motivos, la crisis humanitaria. Según datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR, por sus siglas en inglés), 45.000 personas cruzan cada día la frontera entre Colombia y Venezuela para conseguir ayuda y bienes de primera necesidad, sobre todo, del centro de acopio de la ciudad de Cúcuta, financiado por Estados Unidos. Así, actualmente, 1,3 millones de refugiados venezolanos se encuentran en territorio colombiano. La desesperación de los migrantes por encontrar una vida mejor en el país vecino actúa como el caldo de cultivo perfecto para las redes de captación de los grupos disidentes, que se aprovechan de las vulnerabilidades de los más desfavorecidos para su propio beneficio.

Pie de foto: Miembros de las FARC durante una formación en el campamento Los Robles de las FARC, Colombia, el 25 de enero de 2017. REUTERS/FEDERICO RIOS

Otros motivos del engrosamiento de las filas de la lucha armada que se contemplan en el informe son, por un lado, el estancamiento de los proyectos previstos en el Acuerdo Final enfocados a la reinserción de los exguerrilleros en la vida social y laboral colombiana, como, por ejemplo, el desarrollo de la producción rural en materia de agricultura y ganadería, la creación de nuevas oportunidades en el sector del turismo, el acceso a los bienes públicos, como la sanidad y la educación o el reconocimiento del derecho de propiedad, entre otros. De acuerdo con la Agencia gubernamental para la Reincorporación y Normalización, se han puesto en marcha 186 proyectos productivos individuales y colectivos que benefician a 1.404 excombatientes, con inversiones por valor de más de cuatro millones de dólares.

Por otro lado, la inacción por parte de las autoridades a la hora de investigar y castigar los asesinatos de los excombatientes desmovilizados también se configura como un factor con alto potencial de atracción. En esta línea, cabe destacar que el pasado 22 de abril, fue hallado muerto un miembro desmovilizado de las FARC-EP, Dimar Torres Arévalo, con signos de haber sido asesinado. Un grupo de expertos en desapariciones forzadas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) emitieron un comunicado en el que denunciaban que “este atentado es un desafío para el proceso de paz, ya que no cumple con el Acuerdo Final que exige el respeto a la vida de todos los excombatientes que deponen las armas” y que, por lo tanto, se constituye como “una violación de las garantías acordadas por Colombia”. En total, desde que se firmase el Acuerdo Final, más de 139 excombatientes desmovilizados han sido asesinados.

Pie de foto: Guerrilleros de las FARC marchan en columna durante una revisión en su campamento en la Zona de Estandarización Transitoria en Pondores, departamento de La Guajira, Colombia, el 3 de abril de 2017. AFP/JOAQUIN SARMIENTO

El Ejército de Liberación Nacional también crece

El informe consultado por Reuters explica que el número de miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), fundado en 1964, el mismo año que las FARC-EP, se ha incrementado en un 8% desde finales de 2018, hasta contar en la actualidad con 2.400 guerrilleros entre sus filas. El 45% del total se encontraría refugiado en territorio venezolano, según la documentación de inteligencia. 

La acción comunitaria

Este jueves se ha conocido la noticia de que la Unión Europea destinará 6 millones de euros a las personas en necesidad de ayuda humanitaria tras haberse visto obligadas a abandonar sus hogares por el conflicto armado en el país latinoamericano. En concreto, Bruselas atenderá a los colectivos más vulnerables, como las mujeres, los niños y las poblaciones indígenas y afrocolombianas. Las instituciones comunitarias han aportado más de 241 millones de euros desde 1994 en concepto de ayuda humanitaria para Colombia, lo que le ha configurado como el principal país receptor de fondos europeos de toda Latinoamérica. Del mismo modo, cabe recordar que la Unión Europea puso en marcha en 2016 un Fondo para la Paz, dotado con 120 millones de euros, para apoyar de forma financiera la firma del Acuerdo Final.

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