Una poetisa berberista marroquí es condenada a dos meses de cárcel por incitar al odio racial

Paco Soto

Pie de foto: La poeta y activista berberista marroquí Malika Mezzane.

En Marruecos, como en todos los países del mundo, no es oro todo lo que reluce. La grave crisis política y social que atraviesa la región berberófona del Rif, en el norte de Marruecos, desde hace un año, ha despertado simpatías en España, y no solo en sectores nacionalistas de Cataluña, País Vasco y Galicia, y otros países europeos. Muchos españoles progresistas apoyan los planteamientos favorables a la lengua y la cultura rifeñas y critican el centralismo y la ideología que lo sustenta en Marruecos: el arabismo autoritario e impregnado de islamismo sectario que niega la diversidad de Marruecos como país árabe, bereber, musulmán, judío, mediterráneo y africano. A ningún demócrata le puede gustar que un país con una extraordinaria pluralidad identitaria como Marruecos existan en los aparatos del Estado, partidos, mundo académico, intelectuales y sociedad civil sectores que lo nieguen. Ahora bien, no cabe ignorar que muchos progresistas españoles y europeos desinformados desconocen que en los últimos años Marruecos, en el marco de su complejo y contradictorio proceso de democratización, ha dado grandes pasos en el reconocimiento de su diversidad cultural, lingüística y social, y la Constitución del país magrebí reconoce como lenguas oficiales el árabe y el bereber.

Ignoran también dichos progresistas que se nutren de estereotipos sobre Marruecos que dentro del movimiento amazigh marroquí existen grupos y personalidades abiertamente racistas y reaccionarios que no ocultan su odio a los árabes. En términos ideológicos, estos militantes de la denominada casusa amazigh mantienen posturas sobre los árabes y los musulmanes parecidas a las que defiende la extrema derecha en Europa, y sostienen que los bereberes son “una raza” superior a los árabes. Evidentemente, también niegan el componente árabe dentro de la rica y diversa identidad marroquí. Los racistas berberistas no son mayoría, pero existen, son muy activos y mantienen estrechas relaciones con grupos nacionalistas en España, sobre todo catalanes y canarios. La poetisa y activista de la causa amazigh Malika Mezzane hace parte de esta corriente supremacista que desprecia y detesta todo lo que esté relacionado con la cultura árabe, y avergüenza a muchos berberistas demócratas y cívicos en Marruecos.

Pie de foto: Una manifestación del movimiento amazigh en Marruecos.

Fanatismo ideológico

Pero esta vez, su enfermizo racismo antiárabe le ha jugado una mala pasada. Según informó la agencia Efe, el Tribunal de Primera Instancia de Rabat condenó a Malika Mezzane a dos meses de cárcel por haber incitado a “masacrar” a los árabes que viven en África del Norte. La sentencia fue denunciada por su abogado, Mohamed Almo en declaraciones a Efe y medios locales como el portal ‘h24info’. El letrado explicó que la poeta y activista amazigh, de 57 años, fue detenida el pasado 17 de septiembre por “amenazas y discriminación”, y anunció que planteará un recurso al veredicto para demostrar “la inocencia” de su cliente. Mezzane, que se caracteriza por tener opiniones polémicas y contundentes, colgó en Facebook, en septiembre, un vídeo en el que defiende el derecho de los kurdos iraquíes a disponer de un Estado independiente.

Además, declaró la poeta que como “los árabes de Irak” se oponen al objetivo de los kurdos, los bereberes tendrían que “expulsar a los árabes de África del Norte”. Después, ante las numerosas críticas que recibió, la poeta se vio en la obligación de retirar el vídeo, y justificó sus ideas diciendo que había actuado bajo “el efecto de la cólera”. Mezzane, que se encuentra detenida en la prisión de la ciudad de Salé, cerca de Rabat, defiende desde hace años la causa kurda y las reivindicaciones culturales y sociales del movimiento amazigh en Marruecos y otros países. También es una firme defensora del Estado de Israel. Su fanatismo ideológico y sus ataques continuos a árabes y musulmanes escandalizan a muchos marroquíes y no cuentan con la simpatía de la corriente democrática y cívica en el seno del movimiento amazigh de su país.

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