Uno de los dos Parlamentos libios nombra a un islamista para formar un “gobierno de salvación nacional”

Por Mohamed Sahli

Foto: El portavoz oficial del Congreso Nacional libio (CGN), Omar Hmaidan, en una rueda de prensa en Trípoli.

El  Congreso Nacional General saliente (CNG, Parlamento paralelo al oficial) de Libia  encargó esta semana  al islamista Omar Al Hasi formar un “gobierno de salvación nacional”, lo que significa un desafío a la Cámara instalada en Tobruk, ciudad situada a 1.600 kilómetros de Trípoli, en el extremo este del país árabe. Un total de 94 antiguos diputados, de los 200 que configuran el Parlamento saliente, votó a favor de Al Hasi. El político islamista recibió ese mandato en una reunión celebrada en Trípoli por el CNG, que no reconoce al nuevo Parlamento, denominado Congreso de los Diputados y surgido de las elecciones del pasado 25 de junio. Este nombramiento añade  más leña al fuego en un país desestabilizado y  donde la violencia terrorista y anti-islamista podría acabar en guerra civil. Trípoli y Bengasi se han convertido en dos focos de combates armados entre milicias rivales. Al Hasi es doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Bengasi y ya había presentado con anterioridad su candidatura a presidir el Gobierno. Al Hasi  negó la legitimidad del Parlamento surgido de las legislativas, dominado por sectores más o menos  liberales y en algunos  casos  federalistas. El presidente interino de Libia, Abudall al-Thani, calificó de “reuniones y decisiones ilegales” las medidas que tome el CNG.

Decisión “ilegal”
“La reunión es ilegal, sus decisiones son ilegales y el único cuerpo legislativo legal es el Parlamento”, elegido por los libios el pasado  25 de junio, declaró Al-Thani en una rueda de prensa conjunta con el presidente de la Cámara de Tobruk, Aguila Salah Issa. Al-Thani dio esta rueda de prensa fuera de Trípoli, porque la seguridad de la capital del país no está garantizada por el Estado  La designación de un nuevo primer ministro por parte del Parlamento saliente se produjo tres días después de que la nueva Asamblea Legislativa calificara de terroristas a las milicias de Misrata que intentan hacerse con el control del aeropuerto internacional de Trípoli. Estas milicias, que el pasado 13 de julio lanzaron la conocida como operación ‘Al Fayer’ (Amanecer) junto a otros grupos armados del centro y el este del país, cuentan con el  apoyo político del Parlamento saliente, y en especial de su presidente, Nuri Abu Sahmin. Los choques armados entre milicias salafistas y anti-islamistas por el control del aeropuerto de  Trípoli se iniciaron el 13 de julio y ya han causado  más de 200 muertos y  la huida de miles de personas. Bengasi, la segunda ciudad libia, a 1.000 kilómetros al este de Trípoli, fue escenario de duros combates entre fuerzas paramilitares del general sublevado y contrario al salafismo combatiente y al islamismo político  Khalifa Hafter y fuerzas yihadistas de Ansar Al Sharia. Esta terrible situación de violencia y caos ha obligado a numerosos países a evacuar a sus ciudadanos y a su personal diplomático acreditado en Libia. El lunes de este semana, los países vecinos de Libia pidieron durante una sesión celebrada en El Cairo el cese inmediato de todas las operaciones armadas en territorio libio para respaldar el proceso político y fortalecer el diálogo con las fuerzas que rechazan la violencia.

Caos político
La existencia de dos Parlamentos rivales es una muestra del caos político, social y económico que vive Libia desde que fue derrocada la dictadura de Muamar Gadafi en 2011. La intervención de fuerzas militares occidentales contra Gadafi aceleró su caída y posterior ejecución, pero no contribuyó a pacificar el país y a facilitar un proceso de transición controlada a la democracia. Todo lo contrario: las divergencias políticas, sociales, tribales y territoriales y la existencia de milicias armadas que escapan al control del Estado, así como la incertidumbre, han ido a peor en los últimos meses. Los islamistas acusan a las autoridades oficiales de ser cómplices de los recientes ataques aéreos que llevaron a cabo los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Egipto contra sus milicias armadas en Libia. El CGN afirma que el Gobierno y el Parlamento han perdido “toda legitimidad”. Además, Ansar Al Sharia hizo un llamamiento a otras milicias de ideología similar, como Fajr Libya, para que se unan contra el poder legal. Y mientras Egipto, Arabia Saudí  y los EAU se implican cada vez más en la crisis libia,  Catar da su apoyo a algunas milicias salafistas. El presidente de Egipto, Abdelfatah al-Sisi, negó el pasado domingo la existencia de “aviones y tropas egipcios en Libia”, pero los observadores políticos afirman lo contrario. Respecto al conflicto de Libia, Marruecos es el único país africano candidato a hacer parte de una fuerza multinacional encargada de la estabilidad y seguridad en territorio libio. Esta fuerza agrupará a unidades militares de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Italia y Jordania.
 

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