Vladimir Putin y Xi Jinping llevan las relaciones entre Rusia y China a una nueva era

Alex Erquicia 

Pie de foto: El presidente chino, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladimir Putin, después de entregarle la primera Medalla de la Amistad con la República Popular China, en Beijing, China, el 8 de junio de 2018. SPUTNIK/MIKHAIL KLIMENTYEV/KREMLIN via REUTERS

China y Rusia quieren aunar sus esfuerzos, aún más, para continuar actuando como contrabalanza a la línea política que ha tomado Estados Unidos bajo el mandato de Donald Trump. La estrecha relación entre ambos se ha forjado a lo largo de los 28 encuentros desde 2013, año que Xi Jinping fue nombrado presidente de China. Moscú fue la primera capital extranjera que el presidente chino visitó tras su elección, una clara señal de intereses. 

El presidente Xi realiza una visita de Estado a Rusia del 5 al 7 de junio, invitado por su homólogo ruso, Vladimir Putin, donde hablará en el 23º Foro Económico Internacional de San Petersburgo, que se viene celebrando desde 1997. Será el 29 encuentro entre los dos y el segundo que se produce este año, lo que refleja el ritmo de cooperación que ambos países están llevando a cabo. Al Foro también asistirá el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. 

Ambos mandatarios están determinados a que las relaciones bilaterales entre ambos entren en una nueva era y quieren que su relación estratégica siga desarrollando líneas de acción y pueda llegar a ser una sólida alianza. "China y Rusia han acordado mejorar la cooperación estratégica, defender el multilateralismo y contener con decisión la tendencia del unilateralismo y su daño", recogía Xinhua, la agencia estatal de noticias de China, citando a un portavoz del ministerio de exteriores en Beijing.  Ambos buscan ser los valedores del nuevo orden internacional cada vez con una multipolaridad mayor.

Esa es la actitud como respuesta a EEUU. Con Washington embarcado en una vía política unilateral y proteccionista, Rusia ha elevado este año de manera considerable su perfil político internacional (Venezuela, Siria, Corea del Norte...) y ha querido mostrar músculo en cuanto la relación del Kremlin con Pekín. China, por su parte, está rediseñando su estrategia de alianzas tras la guerra comercial que Trump tiene abierto contra el país y con las negociaciones entre ambos en punto muerto. 

"Las crecientes presiones de la administración Trump sobre Pekín y las continuas sanciones a Rusia han ayudado a unir a las dos partes más estrechamente que en cualquier otro punto desde la década de 1950", escribe Fred Kempe, director ejecutivo del Atlantic Council.

Este año, además, China y Rusia celebran el 70º aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas Ambos países dicen querer mantener conjuntamente la estabilidad estratégica internacional en un momento en que este tambalea. El orden mundial post-unipolar, en continua definición, ha hecho que Xi Jinping y Vladimir Putin hayan llevado las relaciones bilaterales entre los dos países a un estado de conveniencia (una alianza autocrática lo llaman algunos). 

Pie de foto: Vladimir Putin y Xi Jinping se dan la mano durante una ceremonia de firma en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, el viernes 8 de junio de 2018. AP PHOTO/MARK SCHIEFELBEIN

Así, las relaciones ruso-chinas pasan por uno de los mejores momentos en la historia reciente con los dos líderes tejiendo un frente común que pone en tensión a muchos países occidentales. La mejor ilustración de ello es la exitosa conexión en infraestructura transnacional entre los dos países: los dos lados del primer puente vial que conecta a China con Rusia a través del río Heilongjiang fueron unidos el pasado viernes 31. El puente se extiende desde Heihe, una ciudad fronteriza de la provincia nororiental china de Heilongjiang, hasta la vecina ciudad rusa de Blagoveshchensk.  

Ambos países afianzaron su buena sintonía a través de los Brics, el grupo de economías emergentes que vivieron unos años dorados tras la crisis financiera global. Para los realistas la explicación es que el estrechamiento de las relaciones proviene de un deseo consensual de los dos estados para contrarrestar el poder hegemónico de Occidente, especialmente el de EEUU. "Por ahora, lo que los une es la causa común contra el liderazgo global de los Estados Unidos, su interés compartido en la supervivencia política, sus sistemas autocráticos similares y la cercanía personal que ha aumentado entre los líderes quienes han actuado para concentrar más poder en sus propias manos", asegura Kempe. La visita impulsará las relaciones bilaterales hacia una nueva era, declaró el jueves pasado el viceministro chino de Relaciones Exteriores Zhang Hanhui, quién añadió que en las circunstancias actuales, las relaciones entre China y Rusia se han vuelto cada vez más maduras, estables y fuertes.

La visita se produce exactamente un año después de la visita de Putin a China, durante la que recibió la primera Medalla de la Amistad con la República Popular China. En ese momento Xi dijo de Putin que "es mi mejor amigo, el más íntimo", según recogió Reuters. La última vez que se reunieron fue con la visita de Putin a Pekín para atender el II Foro de las Nuevas Rutas de la Seda a finales del mes de abril. 

Los dos líderes pretenden seguir profundizando su coordinación en el escenario mundial en un momento de múltiples incertidumbres. "Sin embargo, China no tiene interés en una alianza formal con Rusia, ni en la formación de un bloque anti-EEUU o anti-occidental de cualquier tipo. Más bien, Beijing espera que China y Rusia puedan mantener su relación de manera que proporcione un ambiente seguro para que los dos grandes vecinos logren sus objetivos de desarrollo y se apoyen mutuamente", escribió Fu Ying en la revista Foreign Affairs hace tres años. Pese a que mucho ha cambiado en el tablero internacional los dos países son fieles a esa idea.  

Pie de foto: El puente Nizhneleninskoe a Tongjiang (provincia de Heilongjiang) de 2.209 metros de largo se convertirá en el primer puente ferroviario entre los dos países.

Se espera de la reunión entre ambos mandatarios la firma de varios acuerdos económicos y comerciales, en distintos campos,  y una profundización de la cooperación bilateral. Según Xinhua, la reunión dejará la firma de documentos de cooperación en áreas emergentes como agricultura, finanzas, ciencia y tecnología y comercio electrónico.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció a mediados de mayo que se reunirá con sus homólogos de Rusia, Vladímir Putin, y de China, Xi Jinping, durante la cumbre del G20 que se celebrará el 28 y 29 de junio en Osaka, en el oeste de Japón. Existen rumores que entre los múltiples temas a tratar existe una posibilidad de cerrar un acuerdo a tres bandas, EEUU-Rusia-China, sobre sus respectivos arsenales nucleares. 

Las relaciones bilaterales entre ambos se remontan a 1949 cuando Mao Zedong viajó a Moscú en lo que fue su primer viaje al extranjero, tan solo tres meses después de que anunciara la fundación de la República Popular China y en un momento en que el comunismo reinaba en la Unión Soviética. "El país naciente aún no estaba formado, y Mao pensó que era importante asegurarse de que Nueva China se situara en el lado correcto de la historia: el lado comunista. Para ello, Mao necesitaba la bendición de Stalin y la ayuda soviética", escribió Sergey Radchenko en la revista Foreign Policy

 "Mao quería un tratado de alianza que daría a China "cara" en el escenario internacional, pero también brindaría garantías de seguridad contra Estados Unidos, ayuda económica para reconstruir y modernizar la economía china en ruinas y asistencia militar para 'liberar' a Taiwán", según Radchenko. A pesar de su condición de países comunistas, durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX se produjo una evidente ruptura chino-soviética debida, en gran parte, por un enfrentamiento en la concepción ideológica de ambos países que se acabó trasladando al terreno de la geopolítica. 

Desde la desintegración de la Unión Soviética, las relaciones entre China y Rusia han tenido una transición suave hasta lograr una estabilidad y madurez sobre las que se rigen hoy en día. El nivel de confianza es altísimo pero muchos se preguntan si el equilibro de poder está desnivelado dado que China es el mayor socio comercial de Rusia. 

En la actualidad Rusia ha elevado su perfil internacional al posicionarse claramente en algunos conflictos. La emergente China, por su parte, está centrada en hacer avanzar la Nueva Ruta de la Seda a través del que pretende conseguir el estatus de gran potencia. Los dos ven a Estados Unidos como una potencia en retroceso y confían en poder exprimir esa condición para su beneficio. 

Los rápidos cambios geopolíticos, económicos, tecnológicos o sociales ahora tienen un frente que busca ser el contrapeso del poder y del orden internacional liberal que tanto se ha puesto en duda en los últimos años. La tensión entre las dos mayores economías mundiales hace que la cooperación estratégica global que buscan afianzar China y Rusia esté definiéndose. Sus impactos serán duraderos. 

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