Sudán: guerra civil interminable y crisis humanitarias en constante empeoramiento

1. Exportando la crisis al barrio
2. ¿Por qué la crisis se agrava sin soluciones?  

La guerra se libra entre las fuerzas del ejército sudanés dirigidas por el teniente general Abdel Fattah Al-Burhan, apoyadas por formaciones islámicas armadas y el apoyo político del Movimiento Islámico Sudanés; frente a las Fuerzas de Apoyo Rápido, dirigidas por Mohamed Hamdan Dagalo (Hemedti), que cuentan con el apoyo de fuerzas seculares y liberales. 

Las pérdidas humanas y materiales están aumentando,  los civiles están pagando el precio más alto en un conflicto que parece haberse convertido en una guerra genocida en algunas zonas, según informes internacionales de derechos humanos, que documentaron crímenes de limpieza en zonas recuperadas por el ejército sudanés hace meses, incluido el estado de Al-Jazeera.

Masacre del mercado de Tora: un crimen de guerra visto por el mundo que provocó conmoción internacional y volvió a centrar la atención en la tragedia en Sudán. Un ataque aéreo llevado a cabo por el ejército sudanés el 25 de marzo de 2025 tuvo como objetivo un concurrido mercado popular en la zona de Tora en Darfur, lo que provocó cientos de muertos y heridos entre los civiles, que fueron quemados vivos en escenas estremecedoras.

Fuentes locales hablaron del uso de barriles explosivos y materiales incendiarios en los allanamientos que tuvieron como objetivo el mercado.  El New York Times publicó testimonios impactantes de sobrevivientes, y un testigo dijo: "Vi cuerpos quemados y destrozados por todas partes... Son víctimas inocentes que no tuvieron ningún papel en esta guerra". 

Human Rights Watch también publicó imágenes de satélites que muestran la destrucción masiva en un área estimada en 10.000 metros cuadrados, describiendo el ataque como una "flagrante violación del derecho internacional humanitario".

Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos acusó al ejército sudanés de "emplear fuerza indiscriminada contra civiles", mientras que el Comando General del Ejército negó en un comunicado su participación en atacar a civiles, describiendo el incidente como un "ataque preciso contra posiciones armadas pertenecientes a las Fuerzas de Apoyo Rápido".

Exportando la crisis al barrio

En un giro peligroso, las declaraciones de Yasser Al-Atta, comandante adjunto del ejército sudanés y miembro del consejo de liderazgo, provocaron reacciones airadas después de amenazar con atacar los aeropuertos de N'Djamena y Am Jaras en Chad, acusándolos de atacar militarmente a Sudán del Sur. 

En respuesta, el gobierno chadiano emitió una declaración enérgica: "Chad no dudará en defender su soberanía y cualquier agresión será respondida con una enérgica respuesta".  

En un análisis del Centro Africano de Estudios Estratégicos (ACSIS), estas declaraciones reflejan “la desesperación de los dirigentes militares sudaneses, que los empuja a vincular a sus vecinos en busca de un chivo expiatorio”. 

Los observadores creen que los dirigentes del ejército sudanés están intentando desviar la atenciónde la crisis devastadora que sufre el país para continuar la guerra implicando a los países de la región y movilizando a los sudaneses contra enemigos imaginarios. 

¿Por qué la crisis se agrava sin soluciones?  

Según el Fondo Monetario Internacional, la economía sudanesa se contrajo un 18% al comienzo de la guerra y la tasa de inflación aumentó al 340% (informe del Banco Mundial - febrero de 2025).  

El agravamiento de la crisis se debe en gran medida a la falta de visión política porque todas las iniciativas internacionales, incluidos los esfuerzos de la Liga Árabe y la Unión Africana, para encontrar una solución a la crisis han fracasado debido a la negativa de los dirigentes del Ejército a aceptar soluciones pacíficas y los llamamientos al diálogo.

Finalmente, con 15 millones de desplazados y millones en riesgo de hambruna (según el Programa Mundial de Alimentos), Sudán parece atrapado en un ciclo interminable de violencia. 

Ahora surge la pregunta: ¿Puede la presión internacional detener esta guerra, o Sudán se enfrenta a una nueva fase de división y destrucción, en medio de la insistencia de los líderes del ejército en continuar la guerra sin importar su costo devastador para el pueblo sudanés?