¡Dejadme abrir!
Granada tiembla sobre un suelo de cristal. Las UCIS se colapsan en los hospitales públicos por culpa del COVID19. Los profesionales de la sanidad resisten. El hospital Isabel Zenda se hace imprescindible tras los ataques barriobajeros de la izquierda. El PIB baja un 11 por 100 desde la Guerra incivil. El paro real supera el 20 por 100; solo 4 de cada 10 jóvenes tiene empleo. 1,3 millones de familias no tienen ningún ingreso. Los bancos de alimentos están desabastecidos. Canarias sustituye el turismo por las colas del hambre, la inmigración ilegal nos invade, el narcotráfico crece en el Estrecho y en Galicia, los okupas legitiman su atropello a la propiedad privada, los autónomos quiebran, el campo se hunde y las vacunas milagrosas no acaban de llegar. Y, por si esto no fuera suficiente, un gobierno con poderes imperiales hasta mayo -85 decretos-ley- descabalga de Sanidad al ministro Illa para que “salve Cataluña del constitucionalismo”.
Todos sus gestos y sus palabras desde que desembarcó en Barcelona han sido para reivindicar postulados independentistas, incluyendo una “sanidad nacional” que no se compadece con la unidad y el cambio que acaba de predicar este fin de semana. Tanta paz lleve como (in)tranquilidad nos deja. De un hombre que miente y que no sonríe nunca, no debemos esperar nada. Nada bueno. Salvador Illa ha sido un ministro de cartón piedra, con cara de cemento armado que ha mimetizado a Sánchez, ha cumplido fielmente el guion de Producciones Redondo S.A. y ha huido sin dar explicaciones en el Congreso ni pedir perdón por la peor gestión sanitaria de toda la democracia. Esperemos que pronto hable la Justicia.
Más de 80.000 muertos, ni una palabra de aliento a las familias, y encima, insultando a todos los colectivos: “No me arrepiento de nada”, sostiene. A su sucesora, Carolina Darías, le espetó: “Vas a disfrutar en esta cartera”. Y tanto: 400 muertos diarios y sin ver un ataúd. Sin rezarle a los muertos, sin confortar a los vivos. Darías ha seguido su ejemplo y tras el primer consejo interterritorial ha decidido no cambiar nada hasta el 14-F, el día después de las elecciones catalanas. Para entonces habrán reventado todos los diques sanitarios en Valencia, Baleares, Castilla y León, Extremadura, Rioja, País Vasco y Andalucía.
Sin duda, los colectivos más castigados han sido el hotelero y el de la restauración, que dan apoyo conjuntamente a nuestra principal fuente de divisas: el turismo. Desde hace un año, España es un desierto. Aunque han salido a protestar a las calles y plazas de todas las capitales de provincia, e incluso un grupo peregrinó desde Santiago de Compostela a Madrid, nadie ha tenido más coraje que Albert Raurich, que zarandeó su persiana metálica mientras gritaba desesperadamente: “¡Dejadnos abrir!”, “¡Dejadnos abrir!”. El dueño de Los Palillos, con una medalla Michelín ya no puede más. Y ha roto la campaña electoral para exigir que, como ha dicho la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso en Barcelona: “cerrar el comercio y la restauración es la ruina” mientras acusaba a la mafia separatista de robar al pueblo catalán con 18 impuestos especiales. “Nosotros mantenemos 3; los independentistas y los nacionalistas son los que os están robando desde los años 80”. El aullido de Raurich no fue menor que el del pintor noruego Edvard Munch, que simboliza todo la desesperación y la soledad del ser humano.
El vídeo de Raurich se hizo viral y paralizó la campaña electoral que con el viento en contra y el mal tiempo se quedó para hilvanar unos eslóganes sin imaginación: Los golpistas del 1-0 han pedido la amnistía, sabiendo que con el embajador Iceta en Castellana, 3 –el de las 9 naciones- el indulto está asegurado incluso con el informe en contra del TS y de la Fiscalía General del Estado. “Lo volveremos a hacer”, han reafirmado los políticos condenados mientras JxCat amenaza con otro golpe de Estado y proclamará la República si los separatistas alcanzan el 50 por 100 de los sufragios. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, –que viaja de equidistante- ha entrado en campaña sin denunciar el desacato de la Generalitat al Alto Tribunal por permitir que Junqueras, los Jordis y Cía (incluida Forcadell) hagan campaña para romper la Constitución, la Monarquía y nuestra Nación. El cobarde y prófugo Puigdemónt no ha pisado tierra sagrada pero ya ha pactado con ERC volver al Gobierno, es decir, a la teta del Estado. Mismamente, para que su mujer, Marcela Topor, siga cobrando más de 6.000 euros mensuales por 14 pagas de la Diputación de Barcelona que preside la socialista Nuria Marín, acusada de corrupción de caudales públicos en el Ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat donde es alcaldesa por el PSC. La corrupción es el pegamento que une a los separatistas y a al PSC.
Cinco minutos después de que el Tezano-CIS asignada a Illa casi 35 diputados y le publicitara como el partido más votado –hay que tener tragaderas para votar a un incompetente e impostor como Illa, en Madrid o en Barcelona- el candidato del PSC rechazó tajantemente los votos incondicionales de Inés Arrimadas. Sigue negando que no pactará con los separatistas -la misma mentira de Sánchez con Podemos y Bildu- para arañar un puñado de votos a los desencantados de Ciudadanos; pero vistas las últimas encuestas Illa busca lo que Moncloa espera: entrar en el tripartito con ERC y En Común Podems. Como los seguidores de Iglesias-Colau caben en un taxi, se entregará a las 20 horas y un minuto del 14F a Puigdemónt y/o a Aragonés. Y que siga el despilfarro, el victimismo y el gobierno de la Nación a pagar el chantaje permanente de los separatistas. Pablo Iglesias, siempre tan desleal en Moncloa como en el Parlament, -una vez condenada por la APM los ataques de su panfleto web a varios periodistas que no comulgan con sus ruedas de molino- ya ha sugerido que “apoyará una Constitución social para la República catalana en el marco de la España plurinacional”. Quizás sea la venganza del copresidente porque José Luis Escrivá ya ha llevado a Bruselas la ampliación de los tiempos de cotización para obtener la pensión máxima y se ha congelado la reforma laboral. Simples reformas para empezar a recibir los fondos europeos. Los fondos que manejará el Gobierno con el mago Redondo desde La Moncloa van a ser un “corta y pega” de los Planes E de Zapatero en 2008 para amortiguar la crisis creada por la burbuja inmobiliaria. Mucha digitalización y mucha I+D+i que se quedó en aceras más anchas y un endeudamiento público del carajo. Y más paro. Y mayor crisis. Lo más grave será comprobar cómo los escaños constitucionalistas no llegarán a 25 de un total de 135. Descartamos a priori los del PSC. Esta es la factura negra de la ausencia del Estado en Cataluña. Ya solo vertebran el Principado Correos y el Corte Inglés.
¿Han visto a algún partido nacional que exija que la Generalitat devuelva al Estado los 70.000 millones adelantados por el FLA? La amnesia es total en los partidos constitucionalistas. El PP ha desembarcado con la baronesa Ayuso tras su enfrentamiento a Sánchez-Illa y Pedro Casado se ha paseado por las Ramblas para seguir fustigando a VOX y a Ciudadanos. Los “abrazos” de Inés de Arrimatea (Inés del alma mía) han sido sustituidos por un mensaje más simple. “Para que ganemos todos”. Sobran abrazos y faltarán votos. Santiago Abascal tras el apoyo en el Congreso al Ejecutivo, ha acusado el desencanto de sus simpatizantes y ha comprobado con dolor cómo la vicepresidenta Calvo ni siquiera nombrara a su partido por sus siglas en el “Día de Acción de Gracias” tras el abandono repentino de ERC; VOX ha inmunizado al gobierno social-comunista hasta el final de la XIV Legislatura.
El sábado sufrían ataques de la CUP en Gerona y tuvieron que ser protegidos por la Policía autonómica. Cayetana Álvarez de Toledo y Toni Cantó han condenado estos atentados de la CUP. El resto, silencio. Prueba inequívoca de que en Cataluña no hay libertad para realizar unas elecciones libres porque “los separatistas son antes nacionalistas que demócratas”. De hecho, los nacionalistas no pueden ser demócratas porque, al igual que a los comunistas, les ciega el odio, el miedo y el terror. Nazismo puro. Trumpismo de la América profunda.
De hecho, valga un detalle para reflejar el ambiente que se respira en las cuatro provincias catalanas: no se puede pasar de una población a otra si no es por motivos de trabajo o extraordinarios en estos tiempos de Covid. Pero, mire usted por donde, se pueden romper todos los confinamientos para asistir a los mítines políticos. Esta aberración ha sido permitida por la Junta Electoral a petición del Gobierno de la Generalitat. Claro que, como bien ha argumentado con voz serena y “equidistante” el doctor Sánchez: “Con Illa llegará el fin de la época oscura del desgobierno”. Para época oscura la de la pandemia. Nos mintió usted, señor presidente, cuando dijo en junio que se había roto la curva, se había acabado con la pandemia y que había llegado el momento de disfrutar y de salir a la calle. Antes nos habían mentido con las mascarillas, con los equipamientos –estamos preparados para todo-, con los expertos; nos mintió con la compra de equipos, ocultó el coste de las compras y los contratos con empresas afines al PSOE y al PSC y asedió Madrid para castigar al PP cuando ahora, con el triple de contagios no permite que varias comunidades socialistas y populares dispongan de herramientas para doblegar el virus chino. Vamos del 8-M al 14-F con un mandato cesarista que le impide dar cuentas al Parlamento de la Nación. Sólo le falta doblegar al CGPJ porque al igual que en el Día de la Mujer “les va la vida en ello”.
Hasta mayo, que expire su mandato absoluto, todos somos rehenes de su poder. Hemos pasado de ciudadanos a súbditos sin que usted y su gobierno hayan movido un dedo para regenerar las instituciones y hayan creado un rayo de esperanza a tanta pobreza acumulada. Todo lo contrario: Tras el 14-F usted seguirá con su geometría variable para gobernar hasta 2030 apoyándose en separatistas y filoterroristas porque este gobierno del Covid –sin sensibilidad para los muertos y sus familias- solo tiene un propósito: mantenerse en el poder a cualquier precio. Únicamente le queda sacar adelante como pide el becario Errejón decretar la jornada de 4 días… para distribuir el trabajo. ¿Aplicará esa medida al Ejecutivo y lo ampliará hasta 40 ministerios?
Llevamos un año robado, un año oscuro. El año más oscuro y negro de nuestras vidas. Un año de luto. Por eso aplaudimos y hacemos nuestro el grito de Albert Raurich “¡Dejadnos abrir!”. ¡Dejadnos vivir! Volvamos a la democracia. Son tiempos difíciles y necesitamos despejar las incertidumbres, los miedos y el hambre que se avecina con el arma más poderosa: la verdad. Es una cuestión de ética, austeridad, inteligencia, honradez, humanidad y valor. “Cuando miras largo tiempo un abismo, -escribió F. Nietzsche- el abismo acaba mirando dentro de ti”. El peso de la primera mitad del pasado siglo nos enseñó que la obsesión por el conformismo conduce directamente al comunismo (1917) y al fascismo (1933). Somos ciudadanos libres e iguales. Y europeos. ¿Cuántos muertos más puede un pueblo soportar en estado de alarma, acribillado a silencios y a mentiras? Seguiremos en la resistencia.
Antonio REGALADO dirige BAHÍA DE ÍTACA en: aregaladorodriguez.blogspot.com