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Opinión

¿Cuándo volverán a su país los refugiados sirios?

Refugiados Siria

La guerra civil siria, que comenzó en 2011 y cuyo fin aún no se vislumbra, está siendo uno de los conflictos más largos y sangrientos de la década. El desarrollo de las operaciones militares, en las que el Gobierno de Al-Asad parece haber obtenido una importante ventaja, ha hecho que muchos periodistas hayan comenzado a especular sobre el posible regreso de los refugiados sirios a su país. Según ACNUR, desde 2017 se han producido alrededor de unos 50.000 retornos anuales de refugiados a Siria. No obstante, la situación no es tan sencilla, y muchos sirios se resisten a volver. En 2019, el Gobierno alemán ha ofrecido 1.200 euros a cada solicitante de asilo que decida regresar a su país de origen. No obstante, el número de desplazados sirios en Alemania que ha decidido aceptar la oferta y volver a su país no supera de momento las 500 personas. 

Es preciso tener en cuenta que un hipotético final del conflicto no implicaría que se dieran las condiciones necesarias para que el retorno de los refugiados se pueda producir con seguridad y dignidad. Siria está prácticamente destruida por la guerra, con unos elevados porcentajes de pobreza, una economía devastada y un porcentaje considerable de desplazados internos, tanto en las zonas controladas por el régimen ―el 30% de los habitantes actuales de Damasco― como en los territorios dominados por los distintos grupos rebeldes ―más del 50% de la población de Idlib. Más allá de las condiciones materiales, muchos refugiados temen las represalias del Ejecutivo de Al-Asad: los nombres de muchos de ellos están en listas negras y se han dado casos de sirios que han desaparecido tras regresar a sus casas. 

Uno de los principales factores que empuja a los refugiados a intentar volver a sus países son las políticas de los Estados de acogida. Un entorno hostil donde los gobiernos dificultan la integración de los refugiados y mediante información falsa les incitan a regresar a sus casas, como es caso de Líbano, produce un mayor número de retornados. Estos regresos suelen producirse sin garantías suficientes: en muchas ocasiones los retornados son incapaces de volver a sus hogares y se convierten en desplazados internos. Por el contrario, los refugiados que han conseguido cierto grado de integración estructural en su país de acogida ―acceso a empleo y educación― y sociocultural ―dominar el idioma local, tener contacto con nativos― suelen quedarse o, si regresan, conservan un estrecho vínculo con su país de acogida.

Turquía es el país que acoge a más desplazados sirios, con alrededor de unos tres millones y medio de refugiados, aproximadamente dos tercios del total. Esto se debe al hecho de tener frontera física con Siria y al acuerdo que Erdogan firmó con la Unión Europea en marzo de 2016. El discurso del Ejecutivo y los medios turcos respecto a los sirios durante los últimos años ha sido ambivalente: si bien se ha hecho énfasis en el deber moral de proteger a los que huyen de la guerra, en los últimos años han aumentado las voces denunciando el supuesto coste que los sirios suponen para la economía turca y sus teóricas dificultades para integrarse.  El diario turco Hurriyet anunció en verano de 2019 que, desde el inicio de su campaña militar en el norte de Siria, unas 250.000 personas habían cruzado la frontera para volver a sus hogares. 

Refugiados Siria
Refugiados sirios

Sin embargo, ¿han sido estos regresos puramente voluntarios? Si bien no tenemos datos específicos, varios estudios aportan luz: El ‘barómetro sirio’ publicado por el profesor Murat Edrogan hace dos años refleja que la mayoría (61,1%) de sirios en Turquía solo considerarían volver en caso de que la guerra terminase con un cambio de régimen, mientras que el 16,3% afirma que no quieren volver jamás. Por otra parte, una encuesta del ‘think-tank’ Samuel Hall a cerca de 4.000 sirios que regresaron a su país refleja sus principales motivaciones para el retorno. El 63,3% de ellos mencionaron la falta de empleo y oportunidades en el país de acogida, y el 43,7% el haberse quedado sin dinero. Al mismo tiempo, el 72,7% de ellos manifestaba que la nostalgia y la morriña fueron un factor determinante en su decisión de volver. 

Por último, los testimonios recogidos por la investigadora Zeynep Şahin Mencütek reflejan la diversidad de experiencias, opiniones y expectativas entre los sirios en Turquía: algunos viajaron brevemente a Siria para intentar vender sus propiedades y después volvieron asustados a Turquía, otros se niegan a regresar a su país hasta que se vayan las “fuerzas extranjeras”, otros afirman no querer volver por miedo a que sus hijos sean forzados a integrarse en el Ejército, otros desean volver pronto por no tener nada en Turquía…

En cualquier caso, el retorno de los refugiados sirios no va a ser inminente. Los que en la actualidad emprenden el camino de vuelta lo hacen sobre todo empujados por las malas condiciones en sus países de acogida. Aunque el Gobierno sirio consiga recuperar el control del territorio, un porcentaje muy significativo de sirios se negarán a volver por su oposición al régimen y por el miedo a ser represaliados. Muchos otros no podrán regresar aunque quieran, pues sus hogares están destruidos y sus antiguos puestos de trabajo han dejado de existir. Según la legislación internacional, ningún refugiado debe ser forzado a regresar a su país. Cada historia es excepcional. El retorno debe producirse de forma voluntaria y en condiciones dignas, independientemente de que los enfrentamientos armados hayan podido terminar.