Opinión

¿Lo peor ha pasado? Miremos el ejemplo de China

photo_camera Shanghai Stock Exchange Building in Pudong Financial District, China

Lo peor parece haber quedado atrás. El número de nuevos infectados ha empezado a disminuir en la mayoría de los países, los hospitales ya no son escenario de caos apocalíptico, los respiradores y las mascarillas están en buen estado, y todo el mundo habla ahora de planes de desconfinamiento y de cuándo se producirá la reapertura de la economía mundial.

En este sentido, China está a la cabeza del desconfinamiento. Lo que está sucediendo allí bien podría ser usado como un modelo para lo que se espera en otros lugares. A pesar de que el país se ha reabierto (aunque los desplazamientos entre provincias está bajo estricto control), la población china sigue mostrando mucha cautela: el tráfico en el transporte público es limitado, con las estaciones de tren en su mayoría vacías, la venta de propiedades y los atascos de tráfico, que son indicadores típicos de actividad, se han estabilizado después de empezar a subir en marzo, los restaurantes están a la mitad de su aforo, los centros comerciales están viendo el recorte del volumen de visitas a la mitad de lo que había antes de la crisis y los restaurantes de comida rápida están más ocupados durante la semana que los fines de semana. Por ejemplo, Yum China, que opera Kentucky Fried Chicken en todo el país, ha puesto en marcha promociones especiales para los sábados y domingos. Sólo el 64% de los encuestados visitaron un restaurante durante el mes de abril.

Esta foto tomada el 29 de abril de 2020 muestra a un empleado trabajando en una fábrica textil en Handan, en la provincia de Hebei, al norte de China

Claramente, la sociedad sigue siendo muy cautelosa ante la posibilidad de una segunda ola de contagios, y no es de extrañar, pues la provincia de Heilongjiang vio un repentino rebrote del virus en abril que provocó temores en todo el país. Actualmente, las fábricas están todas en funcionamiento y produciendo según las directrices del Gobierno central, que dio prioridad a la reapertura de la economía. Sin embargo, las carteras de pedidos no están llenas, ya que los clientes extranjeros permanecen confinados, lo que lleva a que se acumulen grandes stocks de productos en los almacenes. Los propietarios de los centros comerciales renunciaron a los alquileres cuando las ciudades estaban cerradas, pero esto ya ha terminado, aunque el tránsito de personas sigue siendo escaso. El Gobierno renunció a todos los pagos de la Seguridad Social, y las autoridades locales suspendieron el cobro de impuestos mientras proporcionaban subsidios a las empresas que no podían operar durante el cierre, pero esto también ha terminado.

Por lo tanto, creemos que los resultados de las empresas chinas que cotizan en Bolsa para el segundo trimestre podrían ser casi tan malos como los del primer trimestre, a pesar de que China ha reabierto sus puertas.

Esta foto tomada el 29 de abril de 2020 muestra a los trabajadores produciendo cochecitos de bebé en una fábrica en Handan, en la provincia de Hebei, al norte de China
¿Qué medidas fiscales ha puesto en marcha China?

Para volver a ponerse en pie, el gigante asiático necesita que la situación del coronavirus esté decisivamente bajo control a nivel mundial y que las economías extranjeras reabran y se reactiven. Antes de que se cumplan estas dos condiciones, creemos que el Gobierno chino no anunciará ningún estímulo fiscal poderoso ni ningún recorte agresivo de los tipos de interés. Sería desperdiciar munición.

Hasta ahora, las medidas fiscales han sido un esfuerzo aislado que solo suma el 3% del PIB. El llamado ‘dinero helicóptero’ se limitó a ciertas ciudades y se centró estrictamente en el consumo, como la ciudad de Nanjing, que regaló 45 millones de dólares en cupones de restaurantes a sus 8,8 millones de ciudadanos (o menos de 6 dólares por persona). Por lo tanto, es fundamental para China que Europa y los Estados Unidos reabran lo antes posible para impulsar la demanda de productos chinos. Es entonces cuando China probablemente decida actuar con fuerza en los frentes monetario y fiscal, con el impacto positivo que se puede esperar en los mercados de valores.

Mientras tanto, mantenemos la misma opinión que al inicio de 2020: terminaremos el año con índices de acciones chinas más altos. Las Bolsas chinas superaron a todos los mercados desarrollados en 2019 y están repitiendo hazaña nuevamente este año. Creemos que una parte significativa de la considerable cantidad de efectivo que se está imprimiendo a través de la flexibilización cuantitativa de la Fed y el BCE se invertirá en acciones y bonos chinos. El país ofrece una abundante liquidez de mercado, una combinación de política monetaria sólida con tipos de interés reales positivos, una moneda estable respaldada por una balanza por cuenta corriente neutra y grandes reservas de divisas, una ponderación en los índices MSCI que sigue aumentando, una economía que puede soportar las actuales turbulencias gracias a la demanda de su creciente clase media y, sobre todo, una estabilidad política.

¿Qué está sucediendo en el resto de Asia?

Dejando China aparte, vemos dos imágenes muy diferentes cuando miramos al norte y al sur de Asia.

El norte de Asia consiste en Corea del Sur y Taiwán. Desde la perspectiva de una pandemia, estas dos regiones se comportaron notablemente bien en el control de la propagación del virus. A menudo se les cita como modelos a seguir. Taiwán (23 millones de personas) sólo ha tenido seis víctimas mortales, aunque nunca ha habido ningún confinamiento, sólo medidas drásticas que requieren un alto sentido de la disciplina individual. Para que conste, Hong Kong, donde tenemos nuestra sede, se encuentra en una situación muy similar, con 7 millones de personas, sólo cuatro muertes, sin confinamiento, pero con fronteras cerradas y estrictas medidas de distanciamiento social implementadas en base a un notable sentido de la autodisciplina. Desde el punto de vista empresarial, Taiwán y Corea parece que están razonablemente bien: su todopoderoso sector tecnológico impulsado por TSMC, Samsung Electronics y SK Hynix, no muestra muchos signos de desaceleración. Estas tres compañías han anunciado sus números del primer trimestre y sus perspectivas para todo el año, lo que sorprendió a los analistas de manera muy positiva. Siendo estas tres compañías fuerzas dominantes en los sectores de chips y memorias, son un barómetro clave para toda la industria tecnológica. No nos sorprende que, junto con China, estos mercados hayan estado superando a los mercados emergentes en lo que va de año.

Las personas con máscaras faciales caminan por una zona comercial subterránea en Seúl el 6 de mayo de 2020

En el sur de Asia, la imagen es muy diferente. India está en una situación preocupante. El déficit fiscal del Gobierno ya era del 3,7% del PIB el año pasado, y del 7% del PIB cuando se consolidaron los déficits de todos los estados. El grupo de expertos del Gobierno está presionando para que se ponga en marcha un paquete de estímulo equivalente al 5% del PIB, pero el Ejecutivo parece hacer oídos sordos. Hasta ahora, el único paquete de ayuda proporcionado por el Gobierno fue de 23.000 millones de dólares, o el 1% del PIB, que vemos como una gota en un océano. La opinión generalizada entre los economistas es que el Gobierno de Modi está muy atrasado cuando se trata de tomar acciones y medidas decisivas. El Banco de la Reserva de la India parece casi paralizado y lleva dos años así, desde que la crisis de las empresas financieras no bancarias (o NBFC, por sus siglas en inglés) comenzó con la quiebra de IL&FS. El brote de coronavirus sólo ha exacerbado esta observación.

Los operadores de divisas observan los monitores en la sala de comercio de divisas de la sede del KEB Hana Bank en Seúl, Corea del Sur, el miércoles 6 de mayo de 2020

En Asia sudoriental, queremos destacar las diferencias que observamos entre dos países que, salvando las distancias, pueden parecer similares: Tailandia e Indonesia.

Tailandia ya está sufriendo considerablemente por el coronavirus, ya que el turismo, que representa casi el 11,5% de su PIB, casi se ha evaporado, eso sin contar que el turismo tiene ramificaciones en muchos sectores de la economía. Recientemente se anunciaron tres paquetes de estímulo fiscal equivalentes al 13% del PIB, que se suman al déficit fiscal del 2,6% que el Gobierno ya había presupuestado antes de estas medidas de estímulo. No es una sorpresa que el baht tailandés se haya depreciado un 7,1% con respecto al dólar estadounidense en lo que va de año. Pero lo que más nos preocupa de Tailandia es el impacto a largo plazo del coronavirus en la industria aeronáutica, y más concretamente la actual desaparición de aerolíneas de bajo coste que la pandemia ha desencadenado y de la que se ha beneficiado en gran medida la industria turística tailandesa. Sin las aerolíneas de bajo coste que traen multitudes de turistas, los centros turísticos del pueden ser muy diferentes en el futuro.

La gente come entre tabiques de plástico, establecidos en un esfuerzo por contener cualquier propagación del coronavirus, en el restaurante Penguin Eat Shabu Hotpot, en Bangkok, el 5 de mayo de 2020

En Indonesia, aproximadamente la mitad del país se encuentra en aislamiento. Sin embargo, la versión indonesia del confinamiento no es drástica: la gente puede vivir una vida normal en sus localidades a pesar de que estas están bajo un estricto control de acceso para los forasteros. El Banco de Indonesia ha logrado tranquilizar a los inversores extranjeros, que tienen una importancia crítica, ya que controlan el 32% de la deuda soberana del país. El Banco Central se ha embarcado en un ejercicio de relajación cuantitativa equivalente al 3% de su PIB, ha recortado su coeficiente de reserva obligatoria para los bancos y, lo que es más importante, ha firmado un acuerdo de intercambio de 60.000 millones de dólares con la Reserva Federal de Estados Unidos. Esto fue suficiente para que la rupia se apreciara un 10% en abril, después de haberse depreciado un 17% en el primer trimestre del año. Estas son medidas decisivas que nos dan confianza en la trayectoria a largo plazo de la economía indonesia.