¿Qué busca Pedro Sánchez con su giro en política exterior?

Nicolás Maduro

Los primeros pasos de la nueva ministra de Asuntos Exteriores revelan cambios profundos en las relaciones internacionales que aún quedan pendientes de conocer en todas sus consecuencias. Arancha González Laya está dando un volantazo en algunos asuntos que podrían provocar cambios profundos en la posición de España. Estos inquietantes movimientos de momento se dirigen a las relaciones con Estados Unidos, Venezuela y el acomodo de la nueva Unión Europea sin el Reino Unido. 


Estados Unidos

Todos los caminos parecen conducir a un enfriamiento de las relaciones al nivel del que provoco el ex presidente Rodríguez Zapatero con sus infantiles desplantes a la primera potencia mundial. Las consecuencias entonces no se midieron, pero fueron reales y los españoles las pagaron. 
Margarita Robles y González Laya han transmitido al embajador Duke Buchan que la subida de los aranceles a los productos españoles podría tener consecuencias en la cooperación militar de los dos países. La propia ministra de Exteriores ha hablado ya con Mike Pompeo telefónicamente para insistir en esa nueva posición española, que obvia la posición común de la Unión Europea, el foro que debe defender las relaciones comerciales de todos sus miembros con EEUU. La amenaza que Madrid lanza sobre Washington tiene como instrumento los acuerdos militares entre las dos naciones, que tampoco son bilaterales porque en ellos entra en juego la pertenencia de ambos a la Alianza Atlántica. ¿Va Pedro Sánchez a sancionar a Estados Unidos obligándole a reducir su presencia en Rota?. El gobierno del diálogo pretende contestar con bravatas a las decisiones erróneas de un país aliado y socio en tantas cosas. 

Paralelamente, el Rey Felipe VI pronunció hace pocos días un alegato defendiendo ampliar las relaciones con EEUU. Aunque en esa cita Sánchez excusó su presencia. 

Venezuela

El incidente de la visita en el aeropuerto de Barajas del ministro José Luis Ábalos a la vicepresidenta de Nicolás Maduro encierra claves ocultas que el gobierno español no quiere aclarar, y que elude de forma inamistosa cuando es cuestionado por ellas. Pedro Sánchez sigue oficialmente reconociendo a Juan Guaidó como presidente encargado, pero ni le recibe como han hecho el resto de mandatarios del mundo democrático ni deja de mantener contactos fluidos con el equipo del usurpador venezolano. La posición política de España desde que se ha deteriorado la situación en el país sudamericano ha sido clara en apoyo de las libertadas y contra la represión y las torturas, aspectos sobre los que pesan las acusaciones de la UE en relación a Delcy y el motivo por el que no puede pisar suelo europeo. ¿Ha cambiado esa línea de relación con Caracas?. 

Unión Europea

El eslogan “volvemos al corazón de Europa” se acuñó en un gobierno socialista y se ha recuperado en otro del mismo signo político. Pero los hechos van en otras dirección. La salida del Reino Unido deja un vacío que varios países quieren cubrir, pese a las evidentes diferencias en tamaño y PIB que los británicos puedan tener con el resto de aspirantes. España, Italia y Polonia serían los galgos en esa carrera, pero el ejecutivo español parece renunciar a alinearse con el eje francoalemán que de facto dirige la UE en el Consejo y la Comisión. Sánchez prefiere alianzas puntuales de muy distinto signo que “volver al corazón de Europa”. En este contexto, París y Berlín están mirando hacia Varsovia como nuevo socio preferente de la locomotora europea. De esta forma, el jefe de gobierno nos aleja del eje que toma las decisiones. ¿Qué objetivos persigue el presidente con este nuevo alineamiento? La cercanía a Macron y Merkel parece haber reportado siempre jugosos beneficios para la diplomacia española, que ahora va a buscar otras alianzas estratégicas. 

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