¿Quién es mas de izquierdas, Iglesias o Revilla?
En el campo ideológico y político de la izquierda española se viene discutiendo desde hace un tiempo si el fundador de Podemos, Pablo Iglesias, es o no de izquierdas. Las opiniones varían, como ocurre en todo debate intelectual. Hay quienes le ven como un tribuno populista que ha hecho del oportunismo político su credo; otros piensan que es un buen socialdemócrata, y no siempre situado en el ala izquierda de esta formación histórica, ya que hasta el momento sólo se le conocen palabras y no hechos; terceros lo defienden como un revolucionario congénito, que espera su hora para mandar al capitalismo español, y al mundial si se tercia, al basurero de la historia; también hay, ¡como no!, quien le ve como un listillo que ha roto el enquistamiento laboral del profesor universitario para pegar un salto junto con su mujer en el escalafón social con chalet, coches y jugosas cuentas corrientes. Hay para todos los gustos.
Pero todo esto no le quita el sueño al pequeño caudillo de infantería. Lo que sí le está preocupando es el ver a un pequeño político local, chapado a la antigua, de una de las regiones y provincias más diminutas de España, que venga a darle lecciones. Porque eso es lo que está haciendo Miguel Ángel Revilla con Pablo Iglesias: enseñarle ética, moral, historia y honor.
Iglesias está empezando su carrera política, Revilla está terminando la suya. Pero en definitiva ¿quién es más de izquierdas? ¿El que se llena la boca de frases ambiguas y de equívocos compromisos con la justicia y la igualdad, o el que está dispuesto a sacrificar su puesto de Presidente autonómico si el PSOE local cumple su chantaje implícito de retirarle su apoyo si no da el SI a Sánchez? ¿El folklorista parlamentario que si sale vice dará su apoyo a la extensión de la base militar de Rota en manos del Satán americano, o el pasiego al que le quita el sueño cómo distribuir los pocos euros del Presupuesto para hacer frente a tanta necesidad social? En un debate académico sobre quién está más a la izquierda, ganaría Iglesias, sin duda; pero en las calles, en los mercados de abastos, “en la plaza de mi pueblo” de la conocida canción de trincheras, ahí ganaría Revilla. Porque se pueden reformar y pintar todos los camarotes del buque y dejar que cada pasajero los ponga a su gusto, sí, pero si el barco se hunde el proyecto común se va a pique. Sintiéndolo mucho, su señoría don Iglesias, Revilla le ha dado el sorpasso por la izquierda.
