Opinión

Abuso de poder

photo_camera Donald Trump

Es totalmente inadmisible que algunos dirigentes políticos en el poder utilicen las instituciones y estructuras del Estado para sus intereses electorales. Hay que diferenciar claramente entre el desempeño legítimo de la gestión pública gracias al mandato de los ciudadanos en unas elecciones libres y democráticas y los actos políticos estrictamente partidistas que deben celebrarse fuera de las sedes institucionales y con financiación exclusivamente personal del candidato y de su partido dentro de su campaña. Podemos pecar de exagerados y puristas a la hora de reclamar un exquisito respeto a este tipo de detalles, pero resultan trascendentes cuando se han ido socavando poco a poco y resulta que al final no se tiene el más mínimo escrúpulo ni respeto a la manipulación de las instituciones en beneficio propio.

El caso es claro: Donald Trump utilizó la Casa Blanca, la sede de la Presidencia de Estados Unidos, para el acto final de la Convención del Partido Republicano con la confirmación de su candidatura para su reelección. Además, el acto fue una indignante provocación y menosprecio a las miles de víctimas por el coronavirus. Unos 1.500 invitados colocados sin guardar la distancia de seguridad y la mayoría sin mascarilla, aplaudiendo y vitoreando al excéntrico candidato respaldado por su familia y presentado por su hija Ivanka con unas competencias y atribuciones oficiales, junto con su marido Jared Kushner, un tanto difusas entre los intereses norteamericanos y los propios y empresariales de la familia. El objetivo de los líderes populistas, menos populistas o simplemente que utilizan los resortes de la democracia para alcanzar el poder y después usan el poder institucional y sus recursos para mantenerse a toda costa, es ofrecer a los votantes la imagen que relaciona la sede de la Presidencia con ellos mismos.

Los especialistas del marketing aseguran que gran parte de los ciudadanos llegan a relacionar a la persona con el lugar que utiliza para sus actos y eso tiene una gran influencia a la hora de ir a votar. En este caso, Trump ha realizado un abuso de poder descarado y grosero con actuaciones soberbias y grandilocuentes como si no tuviera que dar cuentas a nadie y demonizando al adversario político. El caso es muy grave porque se trata de uno de los países más poderosos del mundo que presume de la mejor democracia. Nada ni nadie es perfecto y no siempre se utilizan limpia y democráticamente los recursos del poder. Hay cloacas en todos los países, pero una utilización tan descaradamente partidista de la Casa Blanca, el pretendido descrédito al voto por correo y otros actos de Trump siguen provocando enorme preocupación general.