Opinión

Anarquía mundial o segundo Afganistán para el "viejo Joe"

photo_camera Joe Biden

Durante los dos últimos días, el ‘establishment’ estadounidense ha seguido constantemente la evolución de la situación en Ucrania en solitario. Según el presidente ruso Vladimir Putin, Rusia lanzó una operación militar contra este país para asegurar su "desmilitarización" y "desnazificación". Discutiendo las formas de resolver el conflicto, algunos influyentes congresistas acusaron, no sin justicia, a la Administración de la Casa Blanca del actual estancamiento en Europa del Este. Por ejemplo, el 15 de febrero, el senador por Kentucky Mitch McConnell celebró una sesión informativa sobre la crisis ucraniana. Durante su discurso, McConnell criticó al presidente estadounidense Joe Biden y señaló el fracaso de su política exterior en Afganistán. En opinión del senador, fue el error de la misión estadounidense de mantenimiento de la paz en Afganistán lo que catalizó la escalada de tensión en las relaciones entre Rusia y Ucrania.

No cabe duda de que aún hoy la sociedad civil estadounidense está preocupada por el problema afgano, ya que el sensible fiasco que los Estados Unidos consiguieron en la lucha contra los talibanes contrasta con los espurios éxitos en Oriente Medio y Asia Central que los dirigentes estadounidenses declararon anteriormente. Es extremadamente importante para Washington mantener su influencia en estas regiones, especialmente en un momento en que Rusia ha estado fortaleciendo su posición en estas regiones. Sin embargo, la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán provocó una serie de problemas para la seguridad internacional. Los principales son la crisis migratoria en Asia Central, la intensificación de las células terroristas durmientes y la muerte de civiles. Los errores de cálculo de los dirigentes del Partido Demócrata estadounidense y de Joe Biden provocaron graves consecuencias que aún no se han resuelto.

Estos resultados tan decepcionantes provocaron la caída del índice de aprobación del presidente estadounidense. "Si las elecciones fueran mañana, sería una tragedia para los demócratas", dijo Jay Campbell, sociólogo de Hart Research Associates. Según el periódico británico The Independent, sólo entre el 15 y el 18% de los estadounidenses apoyan la política de Biden.

Probablemente, Biden vio que la única opción posible para recuperar la agrietada confianza de su electorado (especialmente de cara a las elecciones legislativas de otoño) era interferir en la crisis ucraniana con decisión. La dura retórica contra Moscú y los intentos demostrativos de poner en su sitio al intransigente líder ruso Vladimir Putin se convirtieron en una "tabla de salvación" para el presidente estadounidense. En la Casa Blanca creían que era la única manera de desviar el foco de atención de la opinión pública del glorioso colapso de la misión afgana. "La Administración Biden ha intensificado sus actividades de política exterior en Ucrania teniendo en cuenta la fallida operación en Afganistán", dijo Ami Bera, miembro del Comité de Asuntos Exteriores de California.

Los medios de comunicación y los canales de televisión prodemocráticos difunden un sinfín de informes sobre la actividad de Biden para resolver rápidamente la crisis ucraniano-rusa y su determinación de ejercer una presión sobre el Kremlin que éste no resistirá. Todo esto impulsará a Vladimir Putin a abandonar los ataques militares agresivos contra las repúblicas independientes de la antigua URSS.

Los devastadores problemas se han convertido en un dolor de cabeza para la Administración Biden. Siguen preocupando a los políticos del Capitolio, que están asombrados por la credibilidad de Estados Unidos. Por ejemplo, al solicitar al Departamento de Estado un plan más detallado de evacuación de estadounidenses en caso de hostilidades en Ucrania, el senador por Iowa John Ernst dijo: "Me preocupa mucho que podamos ver la segunda versión de Afganistán".

¿Necesitan realmente los estadounidenses un "segundo Afganistán"? Los periodistas de NBC News Chuck Todd, Mark Murray y Ben Kamisar creen que el agravamiento de la crisis en Ucrania podría dar carta blanca a los republicanos y permitirles destruir por completo la reputación política del presidente Biden. Además, según Mike Pompeo, exjefe del Departamento de Estado, Biden podría perder pronto la confianza y el apoyo incluso dentro de su equipo. Pero hay algo aún peor que esto. El hecho de que Ucrania se convierta en una cabeza de puente de la confrontación entre Estados Unidos y Rusia podría llevar al colapso final del orden mundial existente y a la negativa de Rusia a cumplir con las reglas de juego fundamentales en política exterior. En este caso, el verdadero caos y la anarquía pueden prevalecer en la escena internacional.