AUKUS: la perspectiva de Australia

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Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.

El pasado septiembre, justo después de que los EE. UU. finalizasen su retirada de Afganistán, se hizo público el acuerdo AUKUS, para la transferencia de tecnología de propulsión nuclear naval para submarinos, con el objetivo de que Australia pueda dotarse de submarinos nucleares de ataque (SSN). Simultáneamente Australia renunciaba a continuar con el desarrollo de su programa de submarinos ATTACK, que preveía la construcción de 12 submarinos, diésel-eléctricos, derivados del tipo BARRACUDA francés de propulsión nuclear. AUKUS responde tanto a la necesidad de Australia de incrementar sus capacidades navales, como a la expansión de China en el pacífico sudoeste, percibida por Canberra como un riesgo y que la impulsa a reforzar su alianza de seguridad con los EE. UU.

El acuerdo AUKUS una sorpresa en el momento adecuado

El pasado 15 de septiembre, justo después de que los EE. UU. finalizasen su retirada de Afganistán, los «gurús» de la geopolítica y los expertos en relaciones internacionales de los medios se volcaban con la noticia del acuerdo AUKUS1, siglas que reflejan las iniciales de Australia, United Kingdom y US, para la transferencia de tecnología de propulsión nuclear de submarinos, con el objetivo de que Australia pueda dotarse de submarinos nucleares de ataque (SSN). Simultáneamente Australia renunciaba a continuar con el desarrollo de su programa de submarinos ATTACK, que preveía la construcción de 12 submarinos de propulsión diésel-eléctrica, derivados del tipo BARRACUDA francés de propulsión nuclear. La interpretación del acuerdo AUKUS ha sido de lo más variada, algunos lo han considerado casi como un tratado de defensa y seguridad mutua, mientras que otros, como China, lo han interpretado interesadamente como una ruptura por Australia del Tratado de No proliferación de Armad Nucleares (TNP). Así conviene poner las cosas en su justa perspectiva y analizar tanto lo que en realidad es AUKUS, como las razones que han conducido a Australia a adquirir submarinos de propulsión nuclear, cancelando el programa ATTACK y a las razones de por las que de los Washington está dispuesto a permitir la transferencia de tecnología de propulsión nuclear submarina a Canberra, siendo también de interés considerar alguna de la razones para la presencia del Reino Unido en el acuerdo, por mor de que en el futuro sea, o no, su participación pueda ser relevante. Motivos todos ellos que tienen su origen en la transformación del escenario de seguridad en la región Indo-Pacífica, debido al reto que supone para los EE. UU. y sus aliados, Australia es uno de los principales y más antiguos en la región, la expansión de China alrededor de toda la periferia marítima de Asia y hacia el Pacífico Occidental. Ello conduce a un cambio en la percepción de seguridad de Australia e impulsa al país a tomar dos líneas de acción concurrentes, una incrementar sus capacidades navales y otra reforzar su alianza de seguridad con los EE. UU. Ambas líneas de actuación enmarcan el acuerdo AUKUS y además son coincidentes con la necesidad de Washington de reforzar su presencia en la región y las capacidades navales de sus aliados, para contener la expansión naval china. Además, AUKUS facilita la inclusión en el acuerdo de un tercer aliado americano extrarregional, el Reino Unido, fortaleciendo en alguna medida la postura de ambas naciones.

El acuerdo AUKUS, compromiso, alcance y bases

En primer lugar, es importante aclarar que es el AUKUS, pues cuando se hizo pública su puesta en marcha se dijo de todo, algunos lo definieron como un tratado, como un pacto, incluso como alianza formal de seguridad, nada más distante de su naturaleza. Aunque indudablemente el acuerdo AUKUS sí tiene por objeto profundizar los lazos de seguridad entre sus tres signatarios, el Gobierno australiano lo definió como una «asociación reforzada de seguridad…que permitirá a los socios profundizar significativamente en la cooperación en una serie de capacidades emergentes de seguridad y defensa»2. Siendo el principal ámbito para la cooperación la energía nuclear para propulsión de submarinos, aunque también se incluirían otros, como las capacidades cibernéticas, la inteligencia artificial, las tecnologías cuánticas y otras capacidades submarinas adicionales, que bien pudiera tratarse de medios de detección no acústicos. En esencia de la lectura del texto del acuerdo AUKUS3 se desprende que este sería fundamentalmente un convenio específicamente dirigido al intercambio de información en materia de energía nuclear para propulsión de submarinos. Eso sí, AUKUS se suscribe bajo el marco de un tratado de seguridad y defensa ya existente, el ANZUS4, establecido entre Australia, Nueva Zelanda y los EE. UU. Curiosamente entre Australia y el Reino Unido no existe un pacto de seguridad y defensa formal5, por más que los lazos de todo tipo entre ambas naciones sean extraordinariamente cercanos6.

Quizás la mejor forma de entender AUKUS sea a través del análisis de las necesidades de seguridad y defensa de Australia, que como veremos darían lugar a las dos líneas de acción específicas citadas. Australia es una enorme isla continente de casi 8 millones de km2, poblada por unos 25 millones de habitantes (2020), aislada geográficamente de sus principales socios económicos y políticos y con una enorme dependencia del comercio exterior, situación que implica importantes debilidades estratégicas para Canberra. Su dependencia de las líneas de comunicación marítimas y la incapacidad para movilizar recursos suficientes, particularmente humanos, frente a una potencial amenaza militar a su territorio, fuerzan a Australia a asumir una postura estratégica específica y permanente que asegure sus intereses en el ámbito de la defensa, lo que se refleja en el mantenimiento de una sólida alianza con la potencia marítima dominante, desde el final de la Segunda Guerra Mundial los EE. UU. y en la disposición de unas capacidades de defensa orientadas primariamente hacia la defensa marítima. Todo ello con el objeto de conseguir y asegurar el control de los accesos marítimos a Australia, la libertad de uso de sus líneas marítimas de comunicación y el control de los accesos oceánicos al territorio australiano. Mientras las contraprestaciones australianas a su alianza con Washington serían dos, la principal la disponibilidad de uso de un territorio suficientemente alejado de los potenciales adversarios, una base segura desde la que proyectar fuerzas hacia la región Indo-Pacífica en caso necesario y la secundaria, aunque importante, la contribución naval australiana a la postura estratégica americana en Asia-Pacífico. Una alianza que, en el momento actual, con el crecimiento de las capacidades de la Marina del Ejército Popular de Liberación (MEPL), cobra mayor importancia para los EE. UU. ya que le permite reequilibrar y contener la expansión China hacia el Pacífico sudoeste y el Índico sudeste.

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Así es importante señalar que AUKUS no solo apoya una alianza estratégica para la seguridad de Australia, sino que va a permitir un reforzamiento sustancial de las capacidades de defensa de Australia. La futura disponibilidad de por lo menos ocho submarinos nucleares de ataque, aunque se contempla que su número pueda llegar a 12, proporcionaría a la Royal Australian Navy (RAN) unas capacidades navales más que destacables para la defensa de Australia y sus líneas de comunicación marítimas en el Pacífico y el Índico, o incluso para proyectar fuerza en apoyo de su aliado americano en los mares alrededor del sur y sudeste de Asia. De ahí también el importante interés de los EE. UU. en que Australia obtenga submarinos nucleares, pues con ellos la RAN podría contribuir a descargar a la Marina americana de misiones en una extensa zona.

Además, la obtención de los submarinos es parte de un programa de expansión y modernización naval australiano que comenzó en la primera década del siglo con los contratos para la adquisición de los tres destructores antiaéreos (AWD), clase HOBART, similares a la clase ÁLVARO DE BAZÁN y a los que siguieron los dos LHD de la clase CANBERRA, también continuación de la clase española JUAN CARLOS I. Una expansión naval que continúa con el programa para adquisición de nueve fragatas HUNTER, basadas en la plataforma Tipo 26 británica. Sin embargo y como veremos, el actual programa de fragatas, como el futuro de submarinos de propulsión nuclear están sometidos a enormes riesgos, tanto económicos, como tecnológicos y su materialización muy probablemente se va a dilatar en el tiempo. Ello sin duda puede dar lugar al mayor riesgo de todos, que no es otro que la RAN carezca de las capacidades necesarias llegado el caso y en un contexto de creciente tensión regional.

El incremento de la tensión entre Australia y China: El «collar de perlas» del Pacífico sudoeste y el deterioro de la relación comercial

Es de sobra conocido y comentado, desde hace ya años el establecimiento por China de un rosario de puertos en el Índico que franquean sus principales derrotas marítimas hacia y desde sus fuentes principales de los recursos energéticos y minerales, África y Oriente Medio. China ofreció a las naciones ribereñas inversiones en infraestructura y préstamos que dada su cuantía resultan inasumibles y cuando estas no pueden pagarlos, China se resarce tomando el control de las infraestructuras. Un buen ejemplo es Hambantota, en Sri Lanka, cuyo puerto fue construido en 2010 con préstamos chinos valorados en 1500 millones de dólares estadounidenses, en 2017 después de que el gobierno de Sri Lanka se viese imposibilitado para hacer frente a los pagos, el puerto fue cedido por 99 años a China Merchants Port Holdings, empresa controlada por el Estado chino. Sin embargo, el establecimiento de infraestructuras marítimas de interés para China en el Pacífico sudoeste, sobre la periferia marítima oriental australiana, es algo más reciente. China ha ido tomando posiciones en diferentes islas del pacífico, como Kiribati, Vanuatu, Fiji, o el archipiélago de Salomón y ello siguiendo una línea de actuación similar a la empleada en el Índico. En Vanuatu, China ha financiado la construcción de un muelle en la isla de Santo, la mayor del país, que bien podría utilizarse como puerto de apoyo a la MEPL, aunque tanto China como el gobierno de las islas lo niegan, pero para Vanuatu es imposible hacer frente a la deuda generada por la construcción del muelle7. En las islas Salomón, una empresa china intentó arrendar la isla de Tulagi, en la que durante la Segunda Guerra Mundial existió una importante base naval japonesa, aunque la cesión fue vetada en 2019 por el Gobierno nacional8. China mantiene una importante influencia económica en esas islas, que recientemente han roto relaciones con Taiwán aproximándose a Pekín, lo que resultó el pasado mes de noviembre en importantes disturbios, consecuencia del rechazo popular a la presencia china en el archipiélago9. Mientras en Fiji, a raíz del golpe de Estado de 2006, China consiguió un importante incremento su influencia10. Mientras en la isla de Kanton, en el archipiélago de Kiribati, a unos 3000 km al sudoeste de Hawái, China tendría planes para construir un aeropuerto sobre un aeródromo en desuso de la Segunda Guerra Mundial11.

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En lo que se refiere a las importantísimas relaciones comerciales entre China y Australia, China es el primer cliente comercial de Australia12, estas desde 2018 se han venido tensionando, particularmente a partir de la prohibición australiana para que la empresa HUAWEI china participase en la red 5G del país. Poco antes de ello el Parlamento australiano había aprobado, en junio de 2018, un paquete de leyes dirigidas a impedir interferencias extrajeras en Australia, consecuencia del temor a una posible intervención China en la política australiana13. Además, desde abril de 2020 y a consecuencia del apoyo del Gobierno australiano apoyó a solicitud de investigación sobre la respuesta inicial y transparencia de China en relación con la aparición de la COVID-19, las relaciones entre ambos países se deterioraron significativamente. Petición a la que Pekín respondió aplicando medidas restrictivas a las importaciones australianas, que van desde la imposición de aranceles, a la prohibición de importaciones de determinados productos, tales como bienes agrícolas y sobre todo de carbón australiano, estas últimas en 2019 había alcanzado un valor de 13 700 millones de dólares australianos. Medidas que han perjudicado a productos australianos, como la cebada, el vino, la carne vacuna, el algodón y sobre todo al carbón, pero no a las exportaciones de mineral de hierro, esenciales para la industria china. Sin embargo, la diversión de las exportaciones australianas hacia otros mercados, como la India, ha hecho que las restricciones de Pekín a los productos australianos no hayan conseguido otra cosa que incrementar la percepción negativa de China en Australia14 y al reducir el intercambio comercial entre ambas naciones, limitar la interdependencia económica, lo que en absoluto juega a favor de China.

Las aberturas chinas a la financiación de proyectos de infraestructura en las pequeñas naciones del Pacífico central y sudoeste, se interpretan en Australia y también en otras naciones, como los EE. UU., como un posible intento por parte de Pekín para establecer infraestructuras de apoyo militar en la vecindad inmediata de Australia, sobre las líneas de comunicación marítima que la conectan con su aliado más importante, los EE. UU. Así, desde Canberra hoy por hoy se interpretaría que China, cuya expansión militar y naval hacia el sur y sudoeste es el principal riesgo para la seguridad de Australia, estaría tratando de establecer bases, o puntos de apoyo militar, en Kiribati, Vanuatu, Fiji, o las Islas Salomón15. Una situación por la que desde la Segunda Guerra Mundial no había tenido que preocuparse, ya que, hasta la irrupción de China en la región, esta se encontraba libre de potenciales riesgos de seguridad que pudieran amenazar los accesos marítimos a Australia. Por otra parte, la guerra comercial entre China y Australia, además de afectar de forma importante a la generación de electricidad en China, donde el otoño de 2021 se han producido largos apagones debido a la caída de la producción de electricidad de las centrales térmicas, ha resultado en una disminución el intercambio económico entre ambas naciones y por lo tanto una reducción del incentivo de Canberra para buscar un acomodo con Pekín, que ya de por sí y por ir contra las necesidades de defensa australianas sería políticamente complicado. Así, las iniciativas de Pekín respecto en el Pacífico sudoeste y las sanciones económicas a Australia, no habrían conseguido otra cosa que incrementar la percepción de Canberra de un deterioro de su situación de seguridad.

El programa SEA 1000, los submarinos ATTACK y el fin de la opción francesa

En el foco del AUKUS está el programa de obtención de submarinos australiano, que ya tiene una larga historia. En abril de 2016, el entonces primer ministro australiano Malcolm Turnbull anunció la elección del tipo BARRACUDA, de la DCNS francesa (ahora Naval Group), como la opción elegida para el programa SEA 1000 para dotar a la RAN de 12 submarinos, dejando fuera a los nonatos Tipo 216 alemán y a los japoneses SORYU. El diseño elegido fue una variante de propulsión diésel-eléctrica del diseño original francés de propulsión nuclear y de los que Francia tiene en marcha un programa de construcción de seis buques. El coste del programa SEA 1000 inicialmente se evaluó en 50 000 millones de dólares australianos y preveía iniciar la construcción de los buques, una vez se finalizase el desarrollo del diseño, en los astilleros ASC de Osborne, Australia del Sur, en 2023, estando prevista la entrega del primer buque a partir de 2032. El proyecto ATTACK nacía con varios riesgos importantes, uno la adaptación de un sistema de propulsión diésel-eléctrica a un diseño de un submarino nuclear de ataque (SSN), y otro la integración de un sistema de combate AN/BYG-1 de la americana Lockheed Martin en una plataforma de diseño francés. Riesgos que una vez se puso en marcha el desarrollo del proyecto se materializaron en retrasos y un incremento importante de los costes, hasta los 80 000 millones de dólares australianos16.

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Así, desde el mismo momento de su elección el tipo Barracuda modificado contó con un importante rechazo en la opinión informada australiana, tanto porque los costes previstos inicialmente del programa no se consideraban realistas, como por la dudosa capacidad de los astilleros ASC de Osborne para acometer el proyecto respetando un programa de entregas definido, que de hecho nunca se hizo público, o bien por las dudas sobre que los ATTACK respondiesen a las necesidades de la defensa australiana. Respetadas figuras como el contralmirante retirado Peter Briggs y otros antiguos submarinistas, pedían un cambio de rumbo al programa de nuevos submarinos, apostando por una evolución del tipo Collins que opera la RAN17. Ya en septiembre de 2018, un comité de supervisión independiente dirigido por Donald Winter, antiguo secretario de la Marina de los EE. UU., había aconsejado buscar alternativas, cuestionando la aceptabilidad del programa. Mientras la firma del contrato se dilató hasta febrero de 2019, precisamente el contrato incluía «puertas de calidad» durante el desarrollo del programa, que permitirían su reconsideración negociada en caso necesario. En enero de 2021, se llevó a cabo la Preliminary Design Review (PDR), cuyos resultados no resultaron satisfactorios para el Gobierno de Canberra. Al mismo tiempo se creó un panel consultivo para el programa en la oficina del primer ministro, presidido por el vicealmirante retirado de la Marina americana Willian Hilarides y al que en febrero se incorporó Murray Easton, director de BAE Systems Submarines y participante en el programa de submarinos ASTUTE británico. Panel que se supone, aunque nunca se ha dicho públicamente, que fue el que recomendó dar el salto a la propulsión nuclear18.

El caso es que la insatisfacción australiana debidos a los sucesivos retrasos en el avance del diseño de ingeniería del ATTACK y su coste desproporcionado, 80 000 millones de dólares australianos al cambio a día de hoy serían 50 560 millones de euros, llevaron al Gobierno australiano a buscar alternativas al programa ATTACK y ello sin tener que ver con ciertas estrambóticas escusas de la parte australiana que achacaban el abandono del ATTACK a retrasos importantes en el trabajo de Francia, citando cuestiones culturales como la propensión de Francia a tomarse el mes de agosto de vacaciones y no presentarse a tiempo a las reuniones19. Aunque lo más probable es que tanto las dificultades de rediseñar un submarino de propulsión nuclear a propulsión diésel- eléctrica, como sus costes disparados y la nada desdeñable participación de expertos americanos y británicos, con su experiencia en propulsión nuclear submarina, en los órganos de supervisión y consultivos sobre el programa ATTACK, decantase ya en enero pasado al Gobierno australiano hacia la opción nuclear para su futuro submarino. Sin embargo, esta opción si cabe tiene todavía más riesgos que el programa ATTACK, pues dados los largos plazos necesarios para que la RAN pueda contar con un submarino nuclear operativo20, el Gobierno australiano tendrá que aprobar un programa de extensión de vida sus submarinos de la clase COLLINS por valor de entre 3500 y 6000 millones de dólares australianos, para mantenerlos operativos hasta la década de 2040, o más, cuando esos buques habrán superado los 50 años en servicio21. Ello además de las dificultades técnicas para crear desde cero una infraestructura para la construcción de submarinos nucleares, los costes de esta y el de los propios submarinos.

La expansión naval australiana, riesgos y alternativas

El resultado de la elección del ATTACK en 2016 y el subsiguiente cambio de rumbo en septiembre de 2021 ponen a la RAN en una complicada situación en cuanto al mantenimiento de la capacidad submarina necesaria en una época de tensión creciente. Así, seis COLLINS modernizados difícilmente aportarán a la RAN llegado el caso las mismas capacidades que buscaba con los 12 ATTACK y están muy lejos de las proporcionadas por 8/12 SSN. Aunque ese no es el único problema en los principales programas navales australianos, que hoy por hoy no podrán suministrar las capacidades navales que Australia ha juzgado necesarias hasta ya bien entrada la década de 2030. Así el programa de obtención de fragatas SEA 5000 para la adquisición de nueve fragatas HUNTER, derivadas de la Tipo 26 británica, también apunta a unos costes crecientes y a unos plazos de entrega de los buques tremendamente largos22. Una situación que, dada la rápida evolución de la situación internacional, bien pudiera comprometer la disponibilidad de las capacidades necesarias, limitando la posible contribución del país al mantenimiento de los equilibrios en Asia-Pacífico y por tanto su potencial contribución a su alianza con los EE. UU.

En principio, tal como se ha visto, el Gobierno australiano pretende extender la vida de los seis submarinos clase COLLINS en servicio y por el momento tampoco está nada clara la opción a seguir para dotar a Australia de los submarinos nucleares, e incluso si será posible construirlos en Australia, como desearía el Gobierno de Canberra. De ahí que AUKUS establezca un periodo de 18 meses para consultas23, durante el cual se deberán definir las líneas de actuación para el programa de obtención de SSN y el papel de cada uno de los socios. Quizás sea ahí donde se justifique la inclusión del Reino Unido en AUKUS, en la posibilidad de sea ese país el que pudiera efectuar la transferencia de tecnología necesaria a Australia para la construcción de sus SSN, que en ese caso bien pudieran ser un derivado de la clase ASTUTE británica. Sin embargo bien pudiera ocurrir que la construcción de submarinos nucleares en Australia no resulte practicable y aceptable, sus costes seguramente serían superiores a los 80 000 millones de dólares australianos del ATACK y el primer buque no entraría en servicio hasta al menos la década de 204024, lo que bien pudiera hacer atractiva la opción de la adquisición de los submarinos en el exterior, en ese caso la única alternativa aparente serían buques de la clase VIRGINIA de la Marina americana, ya que la capacidad de la industria británica posiblemente estaría saturada por el programa para la obtención de los SSBN de la clase DREADNOUGHT25 que eventualmente empezarían a entrar en servicio en la década de 2030.

Mientras el programa SEA 5000, cuya opción como hemos visto se resolvió en junio de 2018 a favor de un derivado de la Tipo 26 británica y que tiene por objeto la construcción por BAE-Australia de nueve fragatas antisubmarinas clase HUNTER para la RAN, en los mencionados astilleros ASC de Osborne. Una opción que no viene huérfana de riesgos y por tanto de posibles sobrecostes. Las HUNTER básicamente son un buque híbrido de unas 9000 toneladas de desplazamiento, entre una plataforma Tipo-26, en la que se sustituyen todos los elementos del sistema de combate de origen británico, por un Combat Management System (CMS) de Saab, un sistema de combate AEGIS, que además deberá integrar elementos autóctonos como el radar CEAFAR 2 y armas de origen americano, como el lanzador VLS Mk-41, los misiles SM-2 y ESSM. Aunque también integrarán el torpedo MU-90 del consorcio EUROTORP y posiblemente el misil NSM, o el JSM, de la noruega Kongsberg. En lo que se refiere a los costes en 2018 el programa para las nueve fragatas se evaluó en 35 000 dólares australianos, lo que traducido a euros vendría a resultar en unos costes por buque de 2500 millones de euros

Por mucho que se incluyan los costes del ciclo de vida, es una barbaridad de dinero y sobre todo que Australia no empezará a contar con esos buques hasta bien entrada la década de 2030. Una situación que pone a Canberra ante el riesgo, tal como ya ocurre con los submarinos, de verse privada de capacidades necesarias ante un empeoramiento de su situación de seguridad. De ahí que voces autorizadas en el ámbito de la defensa australiano abogan ya por continuar la clase HOBART con tres buques adicionales26.

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Las perspectivas de Australia y la materialización del objetivo del AUKUS

Es evidente que la percepción de Australia sobre su situación de seguridad ha empeorado en los últimos años, algo que tiene que ver tanto con el empeoramiento de sus relaciones políticas y comerciales con China. Sin embargo, eso no sería transcendental si no se estuviese produciendo una expansión de los intereses chinos a lo largo de todo el ámbito de la región Indo-Pacífica. Una expansión política que viene acompañada y sustentada por la MEPL, cuyas capacidades y número de buques ha crecido exponencialmente en la última década. Visto desde la perspectiva de Australia, China estaría tratando de crear un nuevo «collar de perlas» en el Pacífico sudoeste, un conjunto de infraestructuras portuarias similar al “collar de perlas” del Índico, que bien pudieran ser utilizadas como apoyo a la MEPL para sus operaciones alrededor de Australia. Una situación que fuerza a Canberra a reaccionar con dos líneas de acción que clarísimamente sustenta AUKUS: la primera mediante el reforzamiento de su alianza con la potencia marítima dominante del momento, los EE. UU.; la segunda dirigida a la expansión de sus capacidades navales, algo que trata de hacer desde la primera década del siglo y que de ser capaz de obtener los 8/12 submarinos nucleares que planea adquirir a través de AUKUS, las incrementaría significativamente y ello sin necesidad de aumentar sustancialmente el recurso de personal dedicado a la defensa. Sin embargo, las decisiones que ha tomado el Gobierno australiano en materia de programas navales, desde la elección de la fragata Tipo 26 para el programa SEA 5000, las HUNTER, como el diseño modificado del BARRACUDA para el programa SEA 1000, submarinos ATTACK, han retrasado enormemente la adquisición de las capacidades navales de las que el país decidió dotarse en su momento, supuestamente porque las necesitaba. Igualmente, la decisión de obtener los 8/12 SSN traslada hacia la derecha todavía mucho más la disponibilidad de una capacidad submarina significativa para la RAN. Ello sin olvidar que los posibles costes serían tan elevados, sobre todo si los buques se construyen en Australia, que podrían hacer inaceptable la propia opción de los submarinos nucleares. Finalmente, cabe señalar que la falta de capacidades navales, en caso necesario, limitarían la contribución australiana a su alianza con los EE. UU., aportando exclusivamente como capacidades navales modernas aquellas que en su momento obtuvo de su cooperación con la industria naval española, convirtiéndola en un receptor de seguridad y por tanto en un socio escasamente relevante.

Alejandro MacKinlay, Capitán de Navío (reserva)

Referencias:

1 Joint Leaders Statement on AUKUS, 15/09/2021, disponible en https://www.whitehouse.gov/briefingroom/statements-releases/2021/09/15/joint-leaders-statement-on-aukus/ , consultado 13/12

2 Comunicado de Prensa de la Oficina del primer ministro de Australia, Canberra, 16/09/2021, disponible en https://www.pm.gov.au/media/australia-pursue-nuclear-powered-submarines-through-new-trilateralenhanced-security, acceso 16/09/2021

3 Ver, texto sin firmas y facilitado por el USNI, disponible en https://news.usni.org/2021/11/22/australiasigns-nuclear-propulsion-sharing-agreement-with-u-k-u-s

4 El pacto ANZUS, es un tratado de seguridad entre Australia, Nueva Zelanda y los Estados Unidos que se firmó en San Francisco, en septiembre de 1951, con objeto de proporcionar ayuda mutua en caso de agresión. En 1986, EE. UU. suspendió sus obligaciones hacia Nueva Zelanda, a raíz de la prohibición neozelandesa de entrada de buques nucleares en sus puertos, incluidos los de la Marina americana.

5 Ver, Ben Judah, Britain and Australia aren’t actually treaty allies – they should be, The Interpreter-Lowly Institute, 21/10/2021, disponible en https://www.lowyinstitute.org/the-interpreter/britain-and-australia-arent-actually-treaty-allies-they-should-be, acceso 26/12/2021.

6 En enero de 2013 Australia y el Reino Unido firmaron en Perth un Acuerdo de Cooperación en Materia de Defensa que, aunque nombrado como «tratado» no es un tratado formal de defensa mutua, disponible en https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/225444/8603.pdf, acceso 26/12/2021

7 PRYKE, Jonathan. “The risks of China’s ambitions in the South Pacific”, BROOKINGS Global China, 20/07/2020, disponible en https://www.brookings.edu/articles/the-risks-of-chinas-ambitions-in-the-southpacific/, acceso 30/11/2021

8 “Solomons' government vetoes Chinese attempt to lease an island”, The Guardian, 25/10/2019, disponible en https://www.theguardian.com/world/2019/oct/25/solomons-government-vetoes-chinese-attempt-tolease-an-island, acceso 13/12/2021

9 “Explainer: -What is behind unrest in the Solomon Islands?”, Reuters, 29/11/2021, disponible en 
https://www.reuters.com/world/china/what-is-behind-unrest-solomon-islands-2021-11-29/, acceso 
13/12/2021

10 DOBELL, Graeme. “ASPI’s decades: South Pacific breaches and beaches”, The Strategist-ASPI, 
22/11/2021, disponible en https://www.aspistrategist.org.au/aspis-decades-south-pacific-breaches-andbeaches/, acceso 10/12/2021

11 BARRETT, Jonathan. “China plans to revive strategic Pacific airstrip, Kiribati lawmaker says”, Reuters, 05/05/2021, disponible en https://www.reuters.com/article/us-china-kiribati-exclusive-idUSKBN2CM0IZ, acceso 30/12/2021

12 En 2019, los intercambios entre Australia y China tuvieron un valor de unos 160 000 millones de dólares estadounidenses, prácticamente el 38 % del comercio exterior australiano, datos según WITS World Bank, disponible en https://wits.worldbank.org/CountrySnapshot/en/AUS, acceso 30/12/2021

13 “Australia passes foreign interference laws amid China tension”, BBC NEWS, 28/06/2018, disponible en https://www.bbc.com/news/world-australia-44624270, acceso 15/12/2021

14 El 93 % de los australianos ven negativamente las actividades militares de China en la región, datos según Lowly Institute Poll 2021, disponible en https://poll.lowyinstitute.org/charts/views-of-china, acceso 30/12/2021

15 DOBELL, Graeme. “ASPI’s decades: South Pacific breaches and beaches”, ASPI, 22/11/2021, 
disponible en https://www.aspistrategist.org.au/aspis-decades-south-pacific-breaches-and-beaches/, 
acceso 14/12/2021

16 HELLYER, Marcus. “Has the cost of Australia’s futuresubmarines gone up? Part 2”, ASPI, 28/04/2020, disponible en https://www.aspistrategist.org.au/has-the-cost-of-australias-future-submarines-gone-uppart-2/, acceso 17/12/2021

17 GREENE, Andrew. “$50 billion Future Submarine program clinched as retired admirals claim 'excessive' spending”, ABC, 12/12/2018, disponible en https://www.abc.net.au/news/2018-12-13/future-submarineagreement-resolved/10613186, acceso 17/12/2021

18 NEEDHAM, Kirsty. “Australian documents showed French submarine project was at risk for years”, Reuters, 22/09/2021, disponible en https://www.reuters.com/world/asia-pacific/australian-documentsshowed-french-submarine-project-was-risk-years-2021-09-21/, acceso 07/12/2021

19 FRIEDMAN, George. “Why Australia Spurned France”, Geopolitical Futures, 20/09/2021,disponible en https://geopoliticalfutures.com/why-australia-spurned-france/, acceso 01/12/2021. George Friedman es fundador de STRATFOR y Geopolitical Futures y una destacada figura del «complejo de pensamiento geopolítico-militar» anglosajón, no suele perder oportunidad para zaherir a aquellas naciones e instituciones que actúan fuera de esa órbita de pensamiento.

20 Algunos comentaristas apuntan a la entrada en servicio de los SSN australianos para una fecha 
alrededor de 2050, quizás sea excesivamente pesimista, sobre todo si el país decide adquirir submarinos construidos en los EE. UU. MOLE, Denis. “Nuclear submarines could lead to nuclear power for Australia”, ASPI, 15/04/2021, disponible en https://www.aspistrategist.org.au/nuclear-submarines-could-lead-tonuclear-power-for-australia/ acceso 07/12/2021

21 HURST, Daniel y SHEPHERD, Tory. “Nuclear submarines’ uncertain delivery date means ageing Collins class could be in use until 2050”, The Guardian, 15/10/2021, disponible en 
https://www.theguardian.com/world/2021/oct/15/nuclear-submarines-uncertain-delivery-date-meansageing-collins-class-could-be-in-use-until-2050, acceso 20/12/2021

22 Está prevista la entrega al Ministerio de Defensa del primer buque de la Clase Hunter para 2031, 
seguidamente llevará a cabo pruebas de evaluación durante los dos siguientes años y no será hasta finales de 2033 cuando estaría en principio listo para su empleo operativo. HELLYER, Marcus. “Delivering a stronger Navy, faster”, ASPI, 11/2021, p. 8 disponible en https://www.aspi.org.au/report/deliveringstronger-navy-faster, acceso 11/12/2021

23 Ibid. 1.

24 PERRETT, Bradley. “How the RAN can get eight nuclear submarines by 2038”, The Strategist-ASPI, 01/12/2021, disponible en https://www.aspistrategist.org.au/how-the-ran-can-get-eight-nuclearsubmarines-by-2038/, acceso 10/12/2021

25 “Nuclear submarines for Australia – what are the options?”, Navy Lookout, 11/11/2021, disponible en https://www.navylookout.com/nuclear-submarines-for-australia-what-are-the-options/, acceso 28/12/2021.

26 Ibid. 21

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