CNI o propaganda negra del Polisario

frente polisario

La decisión del presidente Sánchez de dar un vuelco a la política española en relación al Sáhara sigue generando reacciones y controversias no sólo en el conjunto de las fuerzas políticas sino también en medios de prensa e instancias y servicios próximos al Gobierno.

En esta línea de acción se inserta un supuesto informe del CNI (Servicio de Inteligencia español) al que atribuye un conocido diario español un trabajo publicado esta semana. Más que una investigación o análisis de inteligencia digno de ser referencia para los especialistas y observadores luce como un informe de los servicios de propaganda del Polisario. Se trata de una recopilación en hemerotecas de nombres y apellidos de personas u organizaciones que denunciaron o criticaron alguna vez al Polisario por razones diversas, desde la detención y tortura hasta las ejecuciones extrajudiciales pasando por agresiones sexuales. Poca atención se prestó el periódico a la consistencia o no de las denuncias.

En el fondo parece que a través de la filtración el diario en cuestión solo quería mostrar su desacuerdo como hizo el PP con el giro en la política saharaui de España anunciado por el presidente Pedro Sánchez presentándolo como resultado de presiones ejercidas desde Marruecos y no un nuevo enfoque para salir de la neutralidad negativa que han estado observando los distintos gobiernos anteriores. “El objetivo era presionar al Gobierno de España para conseguir un posicionamiento favorable en el contencioso del Sáhara Occidental”, señala el periódico.

En esta estrategia coinciden medios de comunicación, portales financiados por el Polisario y periodistas, pero también círculos conocidos por su manifiesta hostilidad hacia Marruecos. El propósito no es otro que revertir la decisión de Pedro Sánchez e impedir una progresión hacia la deseada solución definitiva del problema del Sáhara Occidental. No menos sorprendente es que aún existan en España, sectores conservadores -dudo que el CNI del siglo XXI forme parte de ellos - a quienes incómoda la nueva posición del presidente Sánchez, pues prefieren que los saharauis sigan enredando a Marruecos y mantenerlo ocupado en el Sáhara Occidental, aunque terminen extinguidos como pieles rojas.

El Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) está también en la diana de esta estrategia de acoso y derribo tras anunciar su apoyo explícito a la nueva posición del Gobierno español. El MSP, contrariamente al Polisario, saludo la disposición del gobierno socialista y le animo a involucrarse más en los esfuerzos y búsqueda de una solución pacifica a este problema, estancado desde hace cincuenta años.

En el mencionado informe atribuido al CNI, aunque fuentes del servicio lo han desmentido, se hace referencia a una supuesta conexión entre el MSP y los servicios de inteligencia marroquíes. La idea es presentar al nuevo movimiento saharaui sin pruebas como una “pantalla de la DGED”, la versión marroquí del CNI. La marca del producto “made in Polisario", no podría ser más diáfana, ni el montaje más surrealista.

El supuesto informe del CNI articula la trama en torno al activista saharaui Fadel Braika que presentó el año pasado una querella contra el líder del Polisario tras su ingreso en el Hospital de Logroño.  La fuente insinúa que Braika habría actuado bajo instrucciones de la DGED marroquí, incluso que su viaje a los campamentos de Tinduf en junio de 2019 para visitar a su madre fue “probablemente” instigado por el servicio secreto marroquí de tal modo que, a su vuelta, una vez detenido y torturado en Tinduf, denunciara a los dirigentes del Polisario. Por supuesto, el informe, ni el periódico alude a la detención arbitraria, junto a Fadel Braika, de otros dos opositores documentada en varios informes de Human Rights Watch y otras organizaciones.

El guion y la línea argumental es digna de una puesta en escena, pero incurre en lo que los expertos en cine llaman “fallo de record”: el nexo entre aquellos hechos y el MSP para poder inferir un supuesto vinculo de este último con los servicios marroquíes. Pues aún faltaba un año para la constitución del nuevo movimiento saharaui la cual, no tendrá lugar sino el 22 de abril de 2020 y su congreso fundacional seis meses después.

De todos modos, nadie descarta, ni puede negar que el MSP, al igual que muchas organizaciones con más experiencia y trayectoria no pueda ser infiltrado por agentes o informadores al servicio de la inteligencia marroquí, pero también del Polisario, del CNI, de Mauritania o de Argelia sin que ello signifique necesariamente que sea una pantalla de nadie excepto, eso sí, de una creciente mayoría de saharauis auténticos que ha decidido poner punto final al drama que viven y sufren los saharauis desde 1975.

El informe contiene lagunas y deficiencias difícilmente endosables a una institución respetable como el CNI. Más bien luce como una chapuza al estilo de las acciones de “propaganda negra” extraídas de los manuales cubanos en los que se suelen inspirar los servicios del Polisario. Para nadie es un secreto que el “deporte favorito” de la policía política del Polisario es la difamación y la calumnia contra cualquiera que ose discrepar o criticar su modelo totalitario y sus prácticas represivas. En el amplio pedestal de la “traición” ya no cabe más gente. Por el desfilaron ya cientos de víctimas saharauis con estigmas de tortura propias de la edad Media pero también decenas de ex altos dirigentes, entre ellos dos de sus cinco principales fundadores y la guinda la conforman Donal Trump Pedro Sánchez y los ex presidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.

Es el viejo mantra al que recurre la dirección del Polisario para encubrir el progresivo deterioro de su credibilidad y de su proyecto político a causa de los innumerables errores y los atroces crímenes perpetrados en el pasado. El tiempo y los hechos han ido demostrando que el Polisario ha terminado virando hacia una suerte de modelo político social irracional en el que se conjugan las lealtades tribales y los métodos más perversos del totalitarismo político e ideológico. Lo cierto es que la actual dirección Polisario ha perdido el norte desde apareció el MSP. Es lo que le empujó a cometer su más grave error de los últimos tiempos: la ruptura unilateral del alto el fuego el 13 de noviembre de 2020, una decisión le hizo abandonar posiciones estratégicas sobre el terreno y provocó el posicionamiento de países influyentes, entre ellos España al interpretar ese gesto como una declaración de guerra a los esfuerzos de paz de la ONU.

El liderazgo del viejo movimiento armado, nacido en el fragor de la guerra fría, no ha podido digerir, por su naturaleza sectaria, que de sus entrañas haya surgido un movimiento opositor que pudo implantarse, en menos de dos años, como alternativa a través de un proyecto político moderado, viable y capaz de sacar a los saharauis del túnel. Otra causa de malestar es el hecho de que la dirección del MSP es originaria del Sáhara Occidental mientras que ellos, son en su mayoría súbditos argelinos, marroquíes o mauritanos. De no haber topado con el coronel Gadafi, sus proyectos, armas y dólares los saharauis se habrían librado de una guerra trágica y los fundadores del Polisario, probablemente, habrían llegado al Sahara Occidental como componentes de la Marcha Verde de 1975.

En síntesis, es comprensible el nerviosismo y la zozobra en el seno dirección del Polisario y su recurso a la guerra sucia contra el MSP, pues es la primera vez en cincuenta años que siente que su legitimidad y su representatividad están seriamente amenazados por un proyecto político más democrático y tolerante y que, además de ser constituido por saharauis auténticos, no arrastra ninguna estela de crímenes de guerra y violaciones de los derechos humanos y es capaz de encaminar el pueblo saharaui a un futuro de paz y de prosperidad.

Hach Ahmed, Primer secretario del Movimiento Saharauis por la Paz (MSP)  

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