De las comparaciones incomparables: la causa palestina y la cuestión del Sáhara Occidental

Western Sahara

Durante décadas el Frente Polisario y el activismo afín al movimiento subversivo ha instrumentalizado la causa palestina para sus fines secesionistas. No obstante, son dos asuntos incomparables. Pretender comparar el diferendo del ex Sáhara español con la cuestión palestina es cuando menos insultante. Y lo es tanto con los ciudadanos palestinos, como con los marroquíes, ergo, con los saharauis. Plantear semejanzas en estos dos asuntos es tendencioso, aunque es una de las estrategias habituales que han desplegado contra Marruecos los servicios de Argelia, concretamente su aparato de propaganda. 

Una primera relación o comparación entre la cuestión palestina y la del ex Sáhara español se registró en la revista de la izquierda marroquí Souffle (Número 19 de 1970). Hubo un artículo sobre el Sáhara Occidental en el que, según varias fuentes, habría participado en su redacción el joven El Ouali Mustafa Sayed, de 22 años, siendo un estudiante marroquí que militaba en el Partido Comunista antes de convertirse en uno de los fundadores del Frente Polisario. Este artículo advertía que “el Sáhara Occidental, hecho colonial, se está convirtiendo en un hecho imperialista”, resaltaba la cooperación creciente entre Washington y el régimen franquista en España, con planes estratégicos entre el capitalismo español y los bancos franceses controlados por el gran capital americano que hacían del Sáhara Occidental un factor de la codicia imperialista internacional con un doble objetivo, económico y militar. Según el articulista el imperialismo precisa de una base en la parte occidental del mundo árabe ya que Israel no resulta suficiente para controlar los movimientos revolucionarios y el levantamiento antiimperialista que desde 1965 sacudía la Nación Árabe. El documento referido afirma con rotundidad que “la patria árabe es una e indivisible” y enfatiza con el subtítulo: “El Sáhara Occidental tierra árabe”. Otra de las afirmaciones alude a que Palestina y el Sáhara Occidental “solo pueden esperar la salvación común de millones de maquis que serán todos árabes, desde el Golfo al Atlántico: la misma solución para destruir entre todos a las dos israelíes”. “La Palestine ou Sahara occidental ne peuvent attendre le salut commun que des millions de fidayines que seront tous les arabes, du Golf à l’Atlantique : une même solution pour détruire tous les israels”.   

La comparación alude, evidentemente, a Israel -considerado una punta de lanza del imperialismo en la parte oriental del mundo árabe ocupando los territorios palestinos- y a la presencia colonial española en el Sáhara como punta de lanza del imperialismo en el Magreb. Esa es la primera y la única comparación, desde una perspectiva ideológica, que hiciera el fundador del Polisario en la década de 1970. Tras la captura de Argelia y de Libia del Frente Polisario se crea la bandera del Polisario: una bandera que plagia el diseño y los colores de la bandera palestina. Desde luego, este no fue un error inocente. Es una campaña propagandística lanzada con un fin específico: confundir e instalar un mensaje. La única diferencia ente las banderas de Palestina y del Polisario es la estrella roja y la media luna que añadió el segundo inspirado en los símbolos de la bandera de la República de Argelia.

Campamento de refugiados de Smara en la provincia argelina de Tinduf

Desde entonces sus militantes, medios afines, activistas y simpatizantes intentan instalar un relato a partir de un mito fabricado que resalta las “similitudes” entre las cuestiones del Sáhara y Palestina. Tan sólo que reemplazó a España -“al servicio del Imperialismo”, como refería el citado documento-, por Marruecos, calificando al reino magrebí de expansionista y al servicio del imperialismo, olvidando su propia afirmación que reiteraba que “la patria árabe es una e indivisible” y que el Sáhara Occidental  es parte de esa tierra árabe.

Con el tiempo se fue añadiendo terminología comparativa a la propaganda vertida sobre el tema del Sáhara que tendría sentido si siguiese bajo la Administración española. Así las cosas, hablan de “territorios ocupados” o del “muro de la vergüenza”. ¿Por qué lo hacen? Porque la causa del Polisario es tan marginal que precisa guarecerse a la sombra de una causa popular y ampliamente conocida y respaldada. Ampararse en la causa palestina, que goza de una solidaridad internacional, les resultó conveniente. Fue un movimiento hábil para cazar incautos presentándose como víctimas de la misma situación. ¿El Polisario, Argelia y Libia no dimensionaron que es sumamente innoble instrumentalizar la causa palestina equiparándola con su causa ficticia dirigida y sostenida tanto por el régimen argelino, como auspiciada una temporada por Gadafi? Incluso, representantes palestinos han debido aclarar en diferentes países que no respaldan la causa del Polisario y que la única causa que anima a las autoridades palestinas es Palestina. 

Hace unos meses leí el artículo firmado por Alejandro Salamanca titulado “Sáhara Occidental, el gran olvidado”, fue publicado el 11 de junio en el diario digital español Atalayar. Del artículo llama la atención la cantidad de afirmaciones erróneas, entre ellas llega a decir que “la situación de los refugiados saharauis es objetivamente mucho peor que la de los palestinos”. Es preciso señalar que los únicos responsables de la desgracia de los “refugiados” saharauis son, por un lado, el régimen militar de Argelia y, por el otro, su Polisario, que controla a la población. En absoluto le cabe responsabilidad a Marruecos, tampoco a España de aquello que ocurre fuera de sus fronteras y, específicamente, al interior del territorio argelino. 

Campamento de refugiados de Boudjdour en Tinduf

Recuérdese que la organización político militar que pretende en falso representar a estos damnificados fue quien que les condujo en esa aventura lamentable y fallida, sin ningún mandato legal o legitimidad expresada mediante voto en las urnas sino basada en la fuerza revolucionaria y totalitaria. 

Y, solo para evidenciar que no caben semejanzas ni comparaciones entre las dos cuestiones, añádase que Israel ha rechazado la vuelta de los refugiados palestinos a pesar de la resolución 194 de la Asamblea General de la ONU adoptada en diciembre 1948 que establece el derecho al retorno. En cambio, Marruecos considera a todos los saharauis parte integral del pueblo marroquí, es decir, ciudadanos de pleno derecho. No en vano hace más de tres décadas han ido retornando saharauis desencantados de la vida “revolucionaria” y de la experiencia totalitaria. Muchos han debido darse a la huida, desde territorio argelino, burlando los férreos controles de sus carceleros. Lo emotivo y conmovedor es ver cómo adquieren todos sus derechos una vez que entran en territorio marroquí. Entre los miles de retornados hay una parte importante de los otrora fundadores del Polisario, incluso algunas cabezas visibles del denominado “Gobierno de la RASD”, a saber:

Omar Hadrami: es uno de los notables fundadores del Polisario. Fue Comisario político y también miembro del Estado Mayor militar del Polisario, asimismo responsable de la seguridad militar del Frente Polisario. En 1989 volvió a Marruecos y desde entonces ha sido designado gobernador en diferentes provincias.

Guejmoula Ben Abbi: fue captada por el Polisario a la edad de 14 años y enviada a Cuba a estudiar. Fue la presidenta de la rama femenina del Polisario, conocida como la “Unión de Mujeres Saharauis”. En 1991 retornó a Marruecos. Ha sido integrante del Consejo Real Consultivo (CORCAS). Se presentó a elecciones y obtuvo un escaño en el Parlamento. Es miembro del bureau PPS (Partido Progreso y Socialismo y expartido comunista marroquí). 

Brahim Hakim: fue miembro fundador del Polisario y destacado miembro de su bureau político, conocido por ser el más activo “ministro de Asuntos Exteriores de la RASD” durante diez años, también fue ministro de Información. En 1992 volvió a Marruecos y fue designado embajador itinerario encargado de la cuestión del Sáhara.  

Mustafa Barazani: en 1976, a los 18 años, ingresó al Frente Polisario. Llegó a ser comisario político del Ejército y, más tarde, comisario de Relaciones Exteriores. Formó parte de su bureau político. En 1991 volvió a Marruecos y fue nombrado embajador.

Bachir Edkhil: miembro fundador del Polisario. Fue su representante en varios países y ante diferentes organizaciones. Volvió a Marruecos en 1992, no ocupa ningún cargo de responsabilidad política. Ha privilegiado su independencia, mantiene una mirada crítica y una trayectoria notable como activista de la sociedad civil marroquí, preside una cooperativa, entre otras iniciativas colectivas, así como emprendimientos personales.  

Lahbib Ayoub: exjefe militar del Polisario, apodado General Giap. Es uno del más destacados jefes históricos del movimiento, fue miembro permanente de la Secretaría General del Polisario, “ministro de los territorios ocupados”, abandonó el polisario y volvió a Marruecos en 2002. En Marruecos se dedica a sus actividades personales e iniciativas individuales.

Hammati Rabban: designado como ministro de Justicia del Polisario desde 1986 a 1988 y desde 1995 a 1999, también ministro de Asuntos Religiosos. El último cargo fue ministro delegado ante el primer ministro. En junio de 2005 regresó a Marruecos.

Ahmedou Ould Souilem: fue representante del Polisario en varios países. Su último cargo como separatista lo ejerció en 2007 cuando Mohammed Abdelaziz, presidente de la RASD y secretario general del Polisario lo designó ministro consejero de la Presidencia. Dos años después, con su pasaporte diplomático argelino viajó a Madrid y, desde allí, volvió a Marruecos. Poco tiempo después fue nombrado embajador de Marruecos en Madrid.

Campamento de refugiados de Bojador, cerca de la ciudad argelina de Tinduf en el territorio en disputa del Sáhara Occidental

Lo anterior solo es un breve registro que desmiente la ignorancia de algunos articulistas. Una mirada al contencioso del Sáhara de manera desapasionada permitiría apreciar que las disidencias del Polisario han ido en aumento al menos desde hace tres décadas y, desde hace años, la tendencia indiscutible es la deserción del movimiento subversivo, ya sea para retornar a Marruecos o para radicarse en otros países. Y, nótese una cuestión que no es menor, la proporción marginal, cuantitativamente hablando, que aboga por el separatismo desde Marruecos no deja Marruecos para incorporarse a las filas del Polisario en Tinduf. Ningún movimiento independentista, que sea un colectivo realmente que lucha contra el colonialismo, ha tenido tan alto número de deserciones en sus filas.

Disidencias que le duelen al Polisario y no ayudan a su causa porque muchos han sido altos cargos y fundadores, no solo militantes de base, sino del más alto nivel jerárquico: más de cinco “ministros”, numerosos “embajadores”, el más importante responsable militar y la mayoría de sus miembros fundadores. Con un aliciente en el descrédito del Polisario: Todos, sin excepción, han reconocido públicamente que el Polisario es rehén de Argelia. Es decir, que el Frente Polisario depende a todos los niveles del régimen militar de Argel y está a su servicio. El Polisario acata órdenes a instrucciones de Argelia y, por lo mismo, se sostiene en una posición absurda e inconducente que prolonga el sufrimiento de decenas de miles de ciudadanos. 

Permítaseme recordar que Israel, con quien se intenta comparar a Marruecos, no acepta la vuelta de los alzados en armas. ¿Qué es lo que ha hecho Rabat? Promovió una política de retornados, sin represalias -con toda la impunidad para los jerarcas y victimarios del Polisario y este es un asunto que muchas veces resienten las víctimas saharauis retornadas-, dio vuelta a la página. Marruecos les brindó la oportunidad y todas las garantías de participar activamente tanto del desarrollo local y regional del Sáhara, como a nivel nacional en todas las instancias políticas e institucionales. Mientras los saharauis que han sido victimas de violaciones de los derechos humanos dentro de Marruecos durante los años de plomo han sido como el resto de los marroquíes victimas de atropellos indemnizados por los daños sufridos y entre estos se puede citar a Aminatú Haidar destacada activista y miembro del Polisario que vive actualmente en El Aaiún. 

Soldados del Frente Polisario están en la entrada del quinto sector de la base de Bir Lahlou, Sáhara Occidental

El Polisario es responsable de haber arrastrado a la población saharaui a una situación de miseria y sufrimiento, generando un drama humano y haciendo de este un rentable negocio. Los campamentos son un escaparate de marketing económico y político, trafica con las ayudas y para obtener más dividendos en su macabro negocio no ha vacilado en inflar las cifras del número de refugiados ante los países y los organismos que les envían ayudas.

Ayudas que son desviadas constantemente por los responsables del Polisario y del régimen argelino para venderlas en el mercado negro. Es por ello por lo que han rechazado sistemáticamente que la ONU cense e identifique la población porque ello le permitiría conocer el número exacto de refugiados. De los saharauis que han vivido en Tinduf hay muchos que afirman que la población real de saharauis en los campamentos no pasa de unas 40.000 personas, pero el Polisario pretende que hay más de 200.000, al tiempo que insistía en que el cuerpo electoral -para determinar el futuro del Sáhara- fuera tan solo de 85.000 votantes incluyendo a toda la población del territorio que representa la mayoría. Y alterna su llamamiento solicitando el envío de ayudas para socorrer a la población que vive en la miseria extrema, con esfuerzos para armarse y exhibir su costoso potencial guerrero en constantes desfiles y maniobras militares con una soldadesca bien alimentada, bien vestida y bien equipada, a diferencia de la población que vive en la miseria total. No solo exhibe militares portando fusiles y ametralladoras, sino que hace desfilar modernos tanques y carros blindados bien armados y misiles de última generación. Con menos inversión militar podría poner fin a la situación de miseria de los saharauis que mantiene en los campamentos, en lugar de asignar culpas a Marruecos y a España, según las circunstancias y a partir de un comportamiento primario e infantil que le impide asumir su responsabilidad en todo el desastre de más de cuatro décadas, una maniobra cínica de manipulación a la opinión internacional. ¿Qué garantías tienen los donantes internacionales de que sus generosas ayudas no son desviadas para la compra de sofisticado armamento?

Desde hace años las Naciones Unidas, la Unión Europea, Estados Unidos y otros países deberían obligar a Argelia y al Polisario a dejar de usar a los refugiados -y a su miseria, de la cual son causantes- en su conflicto con Marruecos. Es preciso separar lo político-militar de lo humanitario y romper así con los vasos comunicantes. El tema de los refugiados -que no son tal porque no tienen ningún documento que lo corrobore- es un tema humanitario que debe de ser separado completamente de la controversia política entre las partes inmersas en el conflicto. Para ello es menester, en primer lugar, que a Argelia -en su calidad de país de anfitrión- se le aplique las normas del derecho internacional humanitario, especialmente el convenio de Ginebra de 1951 sobre los refugiados. En segundo lugar, debe hacer cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre el censo y la identificación de los refugiados de Tinduf. No es concebible que durante casi medio siglo se hayan enviado ayudas a los refugiados, a través del Polisario, una organización político militar implicada en actos terroristas, sin que nadie sepa realmente cuántas personas tienen bajo su control y si todos son oriundos del Sáhara Occidental disputado y cuántos son del Sáhara argelino. 

Miembros del Ejército de Liberación Popular Saharaui desfilan con las banderas del Frente Polisario durante una ceremonia para conmemorar los 40 años de la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en el territorio en disputa del Sáhara Occidental

De otra parte, en conformidad con el derecho de los refugiados, se debe garantizar que la población controlada por el Polisario pueda expresarse libremente y decidir su futuro. Que aquel que quiera volver a su hogar en el Sáhara pueda hacerlo con ayuda de organismos humanitarios para asegurar su retorno, que quien prefiera reubicarse en otro país pueda trasladarse y que quien opte por permanecer en Argelia lo haga. El país anfitrión debe facilitar las condiciones para que los saharauis puedan vivir como ciudadanos de pleno derecho, con acceso al trabajo, a la vivienda, a una vida digna en vez de exponerlos, de manera intencionada, en el escaparate de la miseria humana con calculados fines políticos. 

Sin desconocer o minimizar los problemas evidentes que existen a nivel general en los países árabes, en relación con la libertad de prensa y de expresión, tampoco hay que conceder que la propaganda separatista imponga sus falsedades como verdades reveladas. Los saharauis tienen libertad de expresión en el Sáhara Occidental. De hecho, activistas pro-Polisario como Aminatu Haidar, junto a otras y otros de la jerarquía del Polisario, viven en el Sáhara y dicen lo que quieren, incluso cuando muchas veces en su activismo secesionista se falte a la verdad. A ver si en Tinduf alguna vez los saharauis podrán manifestar sus críticas sin ser reprimidos y encarcelados por traición. Está por ver si la ONU se animará a preguntarles a los saharauis de Tinduf si quieren volver al Sáhara Occidental o prefieren permanecer en territorio argelino. 

Finalmente, Argelia como país anfitrión debe cumplir con los convenios internacionales relativos al Derecho Humanitario. Al separar el problema humanitario del problema político se liberaría a miles de personas de continuar como rehenes, padeciendo un conflicto que ha durado décadas sin solución alguna y del cuál se desconoce cuántas más va a durar habida cuenta de la terquedad del Polisario y la ambición desmedida del régimen militar de Argel. 

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