Opinión

Diplomacia económica en un mundo caótico

photo_camera Trump y Xi Jinping diplomacia económica

La agenda internacional revela la complejidad del tiempo en que vivimos, con continuas inestabilidades políticas, avances tecnológicos y presiones económicas. La diplomacia ha de estar en constante evolución. Tras décadas construyendo una imagen de gigante, en unas pocas semanas, el coronavirus, un enemigo inesperado, ha revelado la fragilidad de China. Nunca ha habido una necesidad más palpable de que los países innoven y fortalezcan sus capacidades diplomáticas para hacer frente a las complejidades y al ritmo de cambio que estamos presenciando. Igualmente, nunca antes el poder blando había tenido tanto potencial para resolver los desafíos que enfrenta la humanidad.

Conflictos políticos o económicos, religiosos o culturales, climáticos, étnicos, lingüísticos. Realidades complejas que tienen efectos directos en el proceso de internacionalización empresarial e institucional. Es preciso elaborar estrategias creativas y tener en cuenta las nuevas situaciones para evitar desconfianzas, incertidumbres, e incluso violencia.

Seguridad y derechos individuales son componentes clave de la internacionalización en un mundo global y en conflicto. Y el objetivo es reducir riesgos al elaborar una estrategia de expansión internacional.

Es imprescindible dotarse de una diplomacia económica efectiva. La diplomacia debe tener más peso, combinando bilateralismo y multilateralismo, adoptando un enfoque basado en el desarrollo humano, y centrándose en la juventud.

Europa sigue descuidando la importancia de la política del codesarrollo. De hecho, los países europeos se encuentran en una posición cautelosa con respecto a la inmigración, pero la afluencia de inmigrantes africanos o asiáticos continuará mientras el sueño de Europa no sea remplazado por el sueño africano o el sueño asiático. Para ello, debe crearse un entorno propicio para el emprendimiento en todos los países. El comercio no debe ser un arma, sino un mecanismo que ayude a los bienes de cambio de los países, que aumente el bienestar y ayude a escapar de la pobreza.

La internacionalización de las empresas también debe ser una prioridad en la política exterior. Elaborar una estrategia exterior institucional que aborde temas de conflicto e incertidumbre, que adopte nuevos enfoques a las nuevas complejidades operacionales. Las relaciones políticas con otros países objetivos de la expansión internacional son imprescindibles para alcanzar la promoción económica del país y sus empresas y conseguir favorables acuerdos comerciales y financieros.

El acuerdo político protege las inversiones, evita las guerras comerciales y la nacionalización de empresas. La nueva diplomacia tendrá que enterrar los fantasmas del pasado, las grandezas, los prejuicios y las prepotencias. Contar con las empresas y destinar más recursos a la formación de los jóvenes. La ayuda al desarrollo tradicional no ofrece soluciones sostenibles. El codesarrollo parece cada vez más que un acierto.