El ataque impredecible

Coche alcanzado por los proyectiles lanzados desde drones norteamericanos

“Be strategically predictable, but operationally unpredictable”. Es un principio letal, asumido por la primera democracia del mundo y recogido en el resumen desclasificado, y por tanto público, de la Estrategia de Defensa Nacional de Estados Unidos, aprobada en 2018. El documento no explica con detalle las acciones ni el modus operandi del ejército americano, ni es capaz de visualizar sus efectos y consecuencias. El papel, al contrario de lo que acostumbramos a creer, no lo aguanta todo. Hemos tenido que ver las imágenes tomadas cerca del aeropuerto de Bagdad y los despojos ardiendo del general iraní Qasem Soleimani y del resto de víctimas, para comprender realmente lo qué quería decir. Estados Unidos lleva definiendo con predecible claridad, a Irán como un rogué state, como un régimen desestabilizador del orden regional y global y como un enemigo peligroso para sus intereses vitales y para sus aliados en Oriente Medio desde hace años. El pasado día 3 le ha atacado de manera impredecible y letal.  
La acción militar, ejecutada con drones y con una implacable precisión, puede considerarse como una respuesta a la escalada de tensiones entre ambos países en Irak, o como un sangriento ajuste de cuentas con el general al mando de las Fuerzas Al Quds de la Guardia Revolucionaria iraní, máximo responsable de coordinar la estrategia de las guerrillas chiíes en el Líbano, Siria, Yemen, Gaza y en el propio Irak. Un enemigo por tanto del ejército americano durante años, y de otras fuerzas regionales, combatientes mercenarios y otros grupos terroristas en Oriente Medio. Pero, en cualquier caso, general de un país soberano muerto en una operación selectiva y abierta a los ojos de la opinión pública internacional. 
El mismo documento que resume la Estrategia de Defensa Nacional, reconoce el interés de Estados Unidos por consolidar equilibrios de poder favorables en Oriente Medio, región a la cuál sigue considerando como prioritaria, junto a la región Indo Pacífico, a Europa y al hemisferio occidental. Asimismo, advierte sobre la magnitud de los nuevos desafíos globales en los cinco dominios (tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio), sobre la voluntad competitiva de las potencias revisionistas (Rusia y China) y sobre la amenaza de los estados canallas (Irán y Corea del Norte) y de actores criminales y terroristas. Sin estas consideraciones, previstas y aprobadas por los responsables de la defensa norteamericana, no puede comprenderse un ataque de esta magnitud. Pero aún con ellas presentes no puede comprenderse la magnitud de la acción ordenada directamente por Donald Trump. 
Durante los últimos meses Estados Unidos quiere completar la reducción de su presencia en Oriente Medio. Pero ante las provocaciones de Irán y de algunos de sus aliados que han intentado mediante declaraciones o atentados, tensar la cuerda y dar la sensación de que se producía una retirada incondicional de los americanos, el presidente, aparentemente reacio a responder de manera directa en plena precampaña electoral, ha decidido utilizar la fuerza y saldar las cuentas con la potencia regional que mejor había sabido incrementar su influencia tras largos años de lucha guerrillera. El debilitamiento del régimen iraní en las últimas semanas, asediado con protestas callejeras y que ha hecho uso de la censura y la represión para frenar los efectos de la propaganda y el ímpetu de los opositores, ha jugado fatalmente contra el general Soleimani, considerado como el número dos en Teherán, por detrás de Jamenei. 
Qasem Soleimani es un símbolo de las fuerzas chiíes dentro y fuera de Irán. Ha impulsado a Hezbollah en el Líbano, a Hamás en Gaza; a las temibles guerrillas chiíes iraquíes y a sus prolongaciones en Yemen y en Siria, donde ha jugado un papel crucial para el mantenimiento de Al Asad en el poder. Era considerado como un instigador de la guerra sucia y de distintos atentados terroristas. Motivo esgrimido por la administración norteamericana para atentar contra él. Ha sido además un exponente del ala dura del régimen integrista desde su incorporación a la Guardia Revolucionaría en los primeros años de la revolución, considerado como un héroe en la cruenta guerra de Irán contra el Irak de Sadam Husein en los 80. Un personaje temido por sus enemigos y venerado por los sectores más radicales en su país y fuera de él. 
Estados Unidos ha cruzado con su acción una línea roja, la de la soberanía nacional, que no se diluirá fácilmente en el tiempo. Para los militares podrá ser considerada como una acción de respuesta y para los políticos como una acción de prevención. Pero para el derecho internacional es un hecho muy cuestionable que tendrá consecuencias. Que pueden materializarse en un ataque contra los aliados norteamericanos (Israel, Arabia Saudí) y una posterior escalada bélica; o en una sucesión de atentados y contra atentados selectivos contra líderes en distintos espacios; o en un ataque de grupos armados no estatales, impulsados desde Irán. Estrategias predecibles en operaciones también impredecibles.    
 

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