El Consejo del Espacio, los músicos que van a escribir la partitura de la Agencia Espacial de España

El proceso que marca el auténtico inicio de la creación de la Agencia Espacial Española se asemeja en buena medida a la fundación de una formación musical de repertorio clásico, lo más parecido a un órgano colegiado interministerial.

El director y los músicos que integran el Consejo del Espacio ya han sido elegidos y la singular orquesta se acaba de constituir con fecha 11 de julio en la sede principal del Ministerio de Ciencia e Innovación de Madrid. La sesión inaugural ha consistido en una puesta en común, en releer los objetivos, fijar el calendario y determinar los criterios básicos para escribir la partitura y el libreto de una composición que todavía no se sabe si será una sinfonía, una ópera o una zarzuela.   

El número de músicos que integran el citado Consejo no alcanza para conformar una orquesta sinfónica, pero supera con creces el de una orquesta de cámara. Está integrado por 18 virtuosos solistas de instrumentos de viento, cuerda y percusión, que en el caso que nos ocupa son ingenieros, militares, científicos y otros, lo que asegura una amplia variedad de instrumentos musicales y, por tanto, la riqueza sonora del conjunto.

En el Consejo del Espacio hay representados nada menos que 11 Ministerios, en algunos casos por partida doble e incluso triple, además de otras dos instituciones ‒Centro Nacional de Inteligencia y Presidencia del Gobierno‒, lo que garantiza la riqueza melódica y los matices de la obra resultante.

Todos los presentes en la primera reunión han acudido cargados de buenas intenciones y saben de la alta responsabilidad que tienen entre manos. Son conscientes del deber de sacar adelante una organización nacional que englobe las responsabilidades diseminadas durante décadas entre demasiados departamentos, que represente a España en los foros internacionales. La práctica totalidad de los músicos asume tales finalidades, pero algunos intentan compaginarlas con la defensa de las responsabilidades que sus respectivos departamentos han sabido acaparar durante años. 

Una misión seria y rigurosa para un hombre serio y riguroso 

Para atajar, conciliar y hacer bajar del burro algunas pocas posturas autonomistas está el hombre que porta la batuta, el director de la orquesta, el que asume el mayor peso respecto a la viabilidad de la partitura final. La persona elegida por la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, para ocupar el cargo de presidente del Consejo del Espacio es Miguel Belló, que fusiona su formación de ingeniero aeronáutico con la de hombre de empresa y quien desde el 5 de julio es el Comisionado para el PERTE Aeroespacial. 

Hombre con acreditada capacidad de liderazgo, grandes dotes pedagógicas y comunicativas, es el responsable de dar forma y contenido a la nueva Agencia. Por conocerle y saber de su trayectoria, sé que va a dirigir el trabajo encomendado con parámetros acordes con la realidad presente y futura del ecosistema espacial nacional. Y teniendo presente que no se trata de crear una NASA ni nada que se le parezca, ni tampoco un CNES, DLR o ASI, las agencias espaciales de Francia, Alemania e Italia, respectivamente.

Belló tiene encomendado acelerar el proceso constitutivo de la nueva organización. El presidente del Gobierno lo dejo muy claro en el discurso que pronunció el 9 de junio en el complejo de seguimiento del espacio profundo que la NASA posee en Robledo de Chavela (Madrid). Pedro Sánchez urgió “acelerar” los trabajos para que la Agencia Espacial Española esté “operativa a principios del año 2023”. Y para el 1 de enero próximo quedan… ¡cinco meses y medio y un tórrido verano por delante!

Miguel Belló no es hombre que se amedrante ante los grandes retos. Con la cabeza muy bien amueblada y buen conocedor del sector espacial nacional e internacional, en los últimos años, y hasta el momento de su designación como Comisionado para el PERTE Aeroespacial, era el presidente ejecutivo del Atlantic International Research Centre (AIR Centre). Es un proyecto impulsado por el que durante siete años y hasta hace poco más de tres meses ha sido ministro de Ciencia, Tecnología y Educación Superior de Portugal, Manuel Heitor, de quien Belló ha sido asesor y hombre de confianza en asuntos ultraterrestres.

El ingeniero, docente y líder que lleva la batuta posee iniciativa y visión. Así lo atestigua el hecho de que fue el primer alto directivo de una empresa privada española que decidió apostar por entrar en el mercado comercial de satélites de observación de la Tierra.  Y puso en órbita con éxito no uno, sino dos plataformas, que hizo realidad a finales de los años 90 ‒Deimos 1‒ y principios de los 2000 ‒Deimos 2‒, en las instalaciones de desarrollo, fabricación, seguimiento y control que su empresa, Elecnor Deimos, levantó en Puertollano (Ciudad Real), su localidad natal. 

Ni Herbert von Karajan ni tampoco Richard Wagner

Entre los instrumentistas que integran la singular agrupación hay importantes solistas de violín, violonchelo, trompeta, clarinete, oboe, flauta, fagot…. Por ejemplo, está la secretaria general de Innovación del Ministerio de Ciencia e Innovación, Teresa Riesgo. Es la vicepresidenta primera del Consejo, es decir, el equivalente al primer violín de toda orquesta sinfónica. Esta acompañada por un científico de prestigio, conocedor en profundidad del funcionamiento de las principales agencias espaciales del mundo, que muchas ha visitado: Álvaro Giménez.

El astrofísico ha sido el máximo responsable desde 2011 a 2017 de la Dirección de Ciencia de la Agencia Espacial Europea (ESA), organización de la que antes fue director de su departamento de ciencia espacial y coordinador de su política científica. También ha sido director general del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) entre 1995 y 1997, profesor titular de Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid e investigador en el Instituto de Astrofísica de Andalucía.

Entre los solistas destacados también está el 2º Jefe del Estado Mayor del Aire, teniente general del Aire Ignacio Bengoechea, vicepresidente segundo; y la comisionada del PERTE de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, Carmen Librero, vicepresidenta tercera. No podía faltar a la reunión constitutiva el director general del INTA, teniente general del Aire Julio Ayuso, que tomó posesión en mayo, pero que en los tres años anteriores había sido el subdirector general de Coordinación y Planes del citado Instituto y conoce en detalle sus capacidades humanas y tecnológicas.

Otro asistente destacado es Juan Carlos Cortes, director de Espacio, Grandes Instalaciones y Programas Duales del recién renombrado Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, que mantiene su acrónimo de CDTI. Su amplio conocimiento del sector industrial nacional, de la ESA y de las principales agencias europeas y mundiales le hacen ser un miembro imprescindible de la orquesta que inicia su andadura.

Es evidente que Miguel Belló no va a dirigir la orquesta que tiene en sus manos con los ojos cerrados, como Herbert von Karajan. Ni tampoco con la energía que imprimía Richard Wagner. Pero su batuta a juego con su mano izquierda van a tener que sincronizar los diferentes estilos musicales que los solistas que le rodean han interpretado hasta el momento. Como hombre de ciencias, es plenamente consciente que su meta es dar vida a marchas forzadas a la orquesta espacial que España necesita, para no quedar atrás en el nuevo escenario que se vislumbra en el horizonte, en el que ser alguien en el dominio ultraterrestre es clave, más que nunca.